Fallece vicepresidente de Cuba Juan Almeida
El vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba Juan Almeida Bosque, considerado "número tres" del régimen cubano, falleció anoche en La Habana a los 82 años debido a un paro cardiorespiratorio, informan hoy los medios oficiales cubanos.
"Con profundo dolor, la Dirección del Partido y del Estado comunica a nuestro pueblo" el fallecimiento de Almeida, señaló el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista en un comunicado reproducido por los medios oficiales cubanos.
Almeida fue uno de los primeros en sumarse al golpe de estado de 1952 protagonizado por Fidel Castro hoy también enfermo a sus 83 años y apartado oficialmente del poder desde febrero del año pasado, y "siempre estuvo en la primera línea de combate junto al Jefe de la Revolución", recuerda la nota oficial.
El Partido ha declarado la jornada del domingo 13 de luto oficial entre las 08.00 y las 20.00 hora local (08:00 y las 14 horas de Chile), e invita al pueblo cubano a rendir homenaje a Almeida en el Memorial José Martí de la capital y en otros lugares de los distintos puntos de la isla.
Los restos de Almeida, que no serán expuestos según su última voluntad, serán enterrados con honores militares en el Mausoleo del III Frente Oriental Mario Muñoz Monroy en fecha aún no precisa.
COMANDANTE DE LA REVOLUCION
Nacido en La Habana el 17 de febrero de 1927, Almeida acumulaba todos los honores de los históricos de la revolución castrista: comandante de la Revolución, vicepresidente del Consejo de Estado y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC, único en la isla).
Con su cargo de "comandante de la revolución", encarnaba la épica revolucionaria, ya que ese cargo solo lo ostentan unos pocos elegidos: el propio Fidel Castro apartado del poder oficialmente desde febrero de 2009, el ministro de Informática y Telecomunicaciones, Ramiro Valdés, y Guillermo García Frías.
De perfil discreto, poco amigo de aparecer en los medios, a Almeida se le veía sobre todo en la que ha sido su última función pública más visible, recibiendo a los nuevos embajadores acreditados en La Habana, siempre vestido con su uniforme verde oliva.
Su ausencia en la última recepción de embajadores y su sustitución por el vice presidente primero Manuel Machado dio que hablar en La Habana, y probablemente se debió a su ya delicada salud.
Los medios oficiales recuerdan hoy su origen como un obrero albañil, segundo de una familia de doce hermanos, que se sumó a la lucha revolucionaria ya desde 1952, y en los 57 años transcurridos desde entonces "estuvo siempre en la primera línea de combate junto al Jefe de la Revolución".
Además de su faceta política, Almeida fue autor de más de 300 canciones, entre las más conocidas "La Lupe", en homenaje a una mujer mexicana a la que conoció en el exilio, "Dame un traguito" o "Qué le pasa a esa mujer", que han sido interpretadas por las figuras más relevantes de la canción cubana (Omara Portuondo, Burke, Juan Formell, Chucho Valdés o la Charanga Habanera).
En 1990 su nombre fue citado entre los posibles implicados en un golpe de estado, pero el entonces vice presidente Carlos Rafael Rodríguez desmintió tanto su detención como su implicación en la trama, y de hecho nunca fue represaliado ni perdió sus honores.
Sin embargo, su hijo, llamado Juan Juan Almeida, se enemistó con el régimen en los últimos tiempos, protagonizó una fallida huida ilegal de la isla el pasado mayo para reunirse con su familia en Estados Unidos y finalmente fue detenido, aunque pudo contar en un libro su odisea.
En "Memorias de un guerrillero cubano desconocido", Juan Juan Almeida da algunas claves para entender el régimen cubano y la personalidad de su padre hoy fallecido.
Así, y pese a que el comandante Almeida fue un famoso compositor a su hijo le impidió tocar el piano porque los revolucionarios consideraban que "los varones que tocaban ese instrumento terminaban pajaritos" (homosexuales).
El comandante Almeida fue siempre considerado un fiel entre los fieles por el propio Castro: en el libro "Cien horas con Fidel", este último lo incluyó "entre la lista de hombres incapaces de traicionar la revolución", y dijo que fue uno de los que "vivieron tiempos decisivos sin flaquear jamás".
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