Ganadoras del Nobel de la Paz reciben galardón en ceremonia celebrada en Oslo
La presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf, su compatriota Leymah Gbowee y la yemení Tawakkul Karman fueron ovacionadas tras entrega de diplomas y medallas.
Tres mujeres que combaten la injusticia, la dictadura y la violencia sexual en Liberia y Yemen recibieron hoy el Premio Nobel de la Paz 2011 en Noruega
La presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf, su compatriota Leymah Gbowee y la yemení Tawakkul Karman recibieron sus diplomas y medallas en medio de una ovación en el municipio de Oslo.
El presidente del comité Nobel, Thorbjoern Jagland, dijo que las tres representan la lucha "por los derechos humanos en general y de las mujeres por la igualdad y la paz en particular".
Tras recibir su premio la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, homenajeó a todas las mujeres del mundo, "en especial a las que han visto qué desastres produce la violencia despiadada".
Johnson Sirleaf recordó también a todas las mujeres que han ganado el premio con anterioridad y a aquellas "que con su lucha privada y silenciosa ayudaron a formar nuestro mundo".
"No tengan miedo de condenar la injusticia, aunque estén en minoría. No tengan miedo de buscar la paz, aunque hablen con una voz débil. No tengan miedo de exigir la paz", apuntó.
El Nobel de la Paz debe servir como plataforma a todas sus "hermanas", sin importar nacionalidad, religión o raza, dijo Johnson Sirleaf, que mostró su "esperanza" y "optimismo" por el futuro, si bien recordó que hay "enormes retos" y que "en muchas partes del mundo hay crímenes contra las mujeres de los que no se habla".
En su discurso, el primero de las ganadoras, envió también la "simpatía" y el "respeto" del pueblo de Liberia a Noruega por la "tragedia" vivida hace cinco meses, cuando el ultraderechista Anders Behring Breivik mató a 77 personas en un doble atentado.
En tanto, Jagland citó la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU en 2000, que por primera vez convirtió en cuestión de seguridad internacional la violencia contra las mujeres en conflictos bélicos y resaltó la necesidad de que participen igual que los hombres en los procesos de paz.
Pero hizo hincapié en que hay un "largo camino" hasta que los objetivos de esta y otras resoluciones posteriores sean alcanzados.
Como ejemplo recordó que ninguna mujer ha sido designada todavía para liderar unas negociaciones de paz conducidas por la ONU.
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