Golf: El US Open, una lucha que no tiene banderas

Hoy se inicia el segundo major del año, en un campo tan tradicional que en sus hoyos aún se usan mimbres en vez de banderas. Pocos nombres aparecen como favoritos.




Merion. Una sola palabra que en Estados Unidos representa demasiado. Es el nombre del campo que desde hoy recibirá a la 113ª edición del US Open de golf, pero es también sinónimo de historia, de pasado; bien pocos pensaban que volviera a ser presente. La historia del golf se respira en el campo cercano a Filadelfia, sede de 18 torneos de la USGA, más que ningún otro campo.

Legendario como Augusta o tan conocido como el TPC de Sawgrass, le cayó encima una característica que lo había dado por muerto: es muy corto, pequeño para los nuevos estándares del golf mundial, que habla de golpes de más de 300 yardas y palos supermodernos. La última vez que estos pastos habían recibido el abierto estadounidense fue en 1981, cuando ya se adelantaba que sería su despedida.

Tal vez en su deseo de hacer el major cada vez más complicado, la asociación estadounidense se fijó en su césped para este 2013. Así, no habrá banderas en los greens, sino que los tradicionales mimbres característicos del campo, una tradición que nadie sabe cuándo parte.

Ese será un atractivo para la televisión, aunque sólo los que caminen la cancha verán la placa del hoyo 11, donde Bobby Jones completó su Grand Slam, al ganar el US Amateur 1930, el cuarto "grande" de la época. O el hito en el fairway del 18, que recuerda cuando Ben Hogan, en 1950, usó el hierro uno para embocar la pelota y ganar un desempate. Lo heroico es que recién se recuperaba de un grave accidente automovilístico.

Pura historia

El club fue inaugurado en 1912. Un año antes, su mentor, Hugh Wilson, quien nunca había diseñado un campo, fue a Escocia a buscar ideas. Poco convencido de lo visto, alargó su estadía y desechó los pasajes que tenía comprados para regresar a Estados Unidos. Debía volver en un barco llamado Titanic.

Merion tiene hoy 6.996 yardas. Será el primer major en nueve años que se dispute en un recorrido de menos de siete mil yardas. Además, su paño no ocupa más de 45 hectáreas, lo que deja poco espacio para las instalaciones de los auspiciadores, la televisión y las innumerables carpas de todo torneo de golf.

Vinieron entonces los apretones. Sólo se venderán 25 mil boletos para cada día, muy por debajo de los 40 mil que se ofrecen para la mayoría de los majors, y algunas instalaciones estarán en el vecino Haverford College, que en 1981 ya había servido de estacionamiento. Más aún, consiguieron que treintena de casas alrededor cedieran parte de sus patios para instalar carpas.

El campo en Ardmore tiene cinco hoyos de par cuatro de menos de 400 yardas. Ya se adelanta que habrá más birdies que en cualquier US Open y si las condiciones son propicias (dicen que lloverá), se podrían pulverizar los récords del mejor marcador en la historia.

Eso, a priori, porque Merion es tan corta como complicada. Tiene dos par cinco, ambos en la ida, y cuatro pares tres. Pero que no se engañe, los roughs, largos y gruesos, también "jugarán".

¿Quién puede salir victorioso de esta cancha? ¿Tiger Woods? Su cara después de cada práctica no ha sido de las mejores. El "Tigre" ha ganado cuatro veces este año y es el primero del escalafón mundial, pero nunca ha jugado aquí, una ventaja que sí tienen Phil Mickelson, Jim Furyk, Steve Stricker, Webb Simpson (defensor del título) y Rickie Fowler, entre otros.

Jack Nicklaus, quien fue el mejor aficionado en el Mundial de 1960 jugado en este campo, dijo una vez: "Merion es la mejor prueba de golf en el mundo".

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