Gran tensión en Bahréin en la víspera del aniversario de movimiento de protesta

Bahréin, el país más pequeño de la región del Golfo Pérsico, fue escenario de fuertes manifestaciones salpicas de violencia en la víspera del aniversario de una revuelta contra la monarquía, iniciada el 14 de febrero deñ año pasado." Abajo Hamad" y "El pueblo  quiere la caída del régimen" fueron algunas de las consignas que los manifestantes, quienes piden un cambio de régimen, gritaron en las protestas.

Según informaciones de la agencia AFP, miles de personas participaron el domingo por la noche en una manifestación  en una localidad chiita cercana a la capital del país, Manama, en la que el jefe del  partido opositor chiita Wefaq, el jeque Alí Salman, denunció "la dictadura" de  los Al Jalifa, la dinastía sunita en el poder, y pidió "un régimen democrático". Salman añadió que la reanudación del diálogo con el régimen, roto en  julio, deberá hacerse de igual a igual. "No habrá ningún diálogo entre esclavos  y señores", dijo ante una  gran cantidad de partidarios.

Este lunes por la tarde, las fuerzas de seguridad del país, lanzarón gases  lacrimógenos para dispersar a miles de personas que intentaban marchar hacia la  Plaza de la Perla en Manama, lugar emblemático de la revuelta iniciada el 14 de  febrero del pasado año, según indicaron diversos testigos.

En las marchas organizadas desde el domingo por la noche, algunos  manifestantes gritaron eslóganes en favor de una monarquía constitucional y de  la resistencia "pacífica" a la represión policial. Otros, en cambio, llamaron a  derrocar al rey Hamad Ben Isa Al Jalifa, gritando "Abajo Hamad" y "El pueblo  quiere la caída del régimen", según videos colgados en internet por la  oposición.

Por su parte, el rey Hamad, en una entrevista al diario alemán Der  Spiegel, lamentó "la ausencia de una oposición unida" que sirviera de interlocutor con el gobierno, según informó la agencia oficial Bna.

Según una comisión de investigación independiente, la represión del  movimiento de protesta dirigido por chiitas dejó un saldo de 35 muertos, de los cuales 30 eran civiles y cinco de ellos miembros de las fuerzas  de seguridad.

Bahréin impuso una ley marcial en marzo con el propósito de acallar las protestas. El estatuto de emergencia fue levantado en junio, pero los enfrentamientos siguen ocurriendo casi diariamente.

Paralelamente, Amnistía Internacional pidió a las autoridades de Bahrein evitar recurrir a la fuerza excesiva en las manifestaciones. Además el organismo solicitó al gobierno del país "liberar a todos los prisioneros condenados o a los arrestados solo por promover manifestaciones pacíficas y a llamar a responder por sus actos a todos los responsables de las graves violaciones de los derechos humanos cometidos en el transcurso del último año" declaró Hassiba Hadj Sahraoui, vicedirectora del Programa Medio Oriente y Africa del Norte de Amnistía Internacional.