Greenpeace derrite 100 esculturas de hielo para alertar de calentamiento global del Himalaya
La organización ecologista Greenpeace quiso alertar hoy del deshielo que sufre la cordillera del Himalaya derritiendo 100 esculturas de hielo, para recordar la cuenta atrás de 100 días para la Cumbre del Clima que se celebrará en Copenhague (Dinamarca).
En un acto celebrado en el Templo de la Tierra de Pekín, Greenpeace explicó que las estatuas, con forma de niño, estaban elaboradas con aguas procedentes del nacimiento de los ríos chinos Yangtsé y Amarillo y del río indio Ganges, en pleno Himalaya.
Las 100 esculturas han llegado protegidas en camiones frigoríficos y posteriormente han sido expuestas bajo un sol de justicia, por lo que en pocos minutos han empezado a derretirse.
"La prosperidad futura de China e India está literalmente derritiéndose", aseguró Yang Ailun, directora de la campaña sobre el Clima de Greenpeace China.
A 100 días de la Conferencia del Clima, que se celebrará en diciembre en la capital danesa, la organización ecologista quiso mostrar así su preocupación por el impacto medioambiental que dos potencias emergentes como China e India pueden causar.
"Estamos hoy aquí para poner de relieve la catástrofe a la que se enfrenta nuestro planeta: la desaparición de los glaciares del Himalaya amenaza el suministro de agua dulce a una quinta parte de la humanidad", añadió Yang.
Según datos del Panel para el Cambio Climático de Naciones Unidas, los glaciares del Himalaya proveen anualmente 8,6 millones de metros cúbicos de agua dulce a Asia.
Sin embargo, según la ONU, si el planeta se sigue calentando al ritmo actual, el 80 por ciento de estos glaciares desaparecerán en los próximos treinta años.
Greenpeace escogió a propósito el Templo de la Tierra de Pekín como escenario para esta acción, pues se trata del lugar donde los emperadores chinos acostumbraban a rezar por el bien de la Tierra y las cosechas.
La cita de Copenhague es clave, según Greenpeace, porque se espera que los países acuerden una estrategia mundial para reducir los efectos del cambio climático, lo que supondría la continuación del Protocolo de Kioto, acordado en 1997.
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