Ilan Goldfjan, presidente del Banco Central de Brasil: "No es bueno para nadie que haya más proteccionismo"
La autoridad estima que las economías latinoamericanas están bien preparadas para absorber los shocks externos.
Medidas proteccionistas como las propuestas por Donald Trump son perjudiciales para la economía global. Esa es la visión de Ilan Goldfjan, presidente del Banco Central de Brasil, quien advierte que América Latina necesita que el mundo se mantenga abierto para elevar su crecimiento.
La autoridad, quien estuvo esta semana en Santiago para participar en un seminario de EuroAmerica y en la conferencia anual del organismo emisor chileno, cree que la región está preparada para enfrentar los shocks externos.
¿Cómo evalúa lo que sucedió esta semana en los mercados?
Es siempre posible que tengamos volatilidad en los mercados, porque el mundo está cambiando, tenemos shocks externos, pero las economías de América Latina tienen sus tipos de cambio flotantes, lo que significa que tienen un amortiguador natural. Tienen políticas responsables y con eso consiguen que los shocks internacionales sean absorbidos.
¿Le preocupa el discurso proteccionista de Donald Trump?
No voy a comentar campañas ni la política de otros países, pero lo que puedo decir es que para las economías de América Latina, especialmente las exportadoras, es importante que el mundo se mantenga abierto para que puedan continuar creciendo con bastante competitividad. No es bueno para nadie, no solamente para las economías emergentes, sino tampoco para las economías avanzadas, que haya más proteccionismo en el mundo. No es saludable que nos aislemos unos de los otros.
El real fue la tercera moneda emergente que más se depreció en estos tres días con una caída de 6,85%. ¿Esto significa que el país corre más riesgo?
No por los fundamentos. Tenemos una economía que se está reformando. Está claro que la reacción de los mercados al principio tiene que ver más con flujos de capitales, pero son movimientos de corto plazo.
Además de los flujos del tipo flotante, Brasil tiene una cantidad grande de reservas internacionales. Son como US$ 380 mil millones, es decir, entre 20% y 25% del PIB. Ante esas fluctuaciones, tenemos bastantes instrumentos para absorber los shocks.
Usted ha dicho que el objetivo es lograr que la inflación baje desde 7,8% a 4,5% en 2017. ¿Qué factores deben darse para alcanzar dicha meta?
El punto más directo es una credibilidad del banco central. Una política monetaria que esté enfocada en llegar a la meta es muy importante. Por eso estamos viendo las expectativas de inflación para los próximos años ya convergiendo a la meta de 4,5%.
También tenemos una situación en la economía donde hay una capacidad ociosa que no genera un potencial de inflación. Entonces, expectativas ancladas, una política monetaria adecuada y una capacidad ociosa nos lleva a una desinflación.
En este escenario, ¿Qué rol podría jugar la política de la Fed?
Hemos dicho que estamos en un período benigno mundial, en el sentido que hay muchos flujos de capital, que nuestros activos se estaban valorizando, que había una ventana de oportunidad para hacer las reformas. Esta ventana está abierta, pero se puede cerrar en cualquier momento, ya sea por shocks que vimos esta semana o en meses anteriores o por la Fed, pero creo que es importante para Brasil, y la verdad para América Latina y otros emergentes, que usemos esta ventana para ajustar las economías, poner las cuentas públicas en orden y que trabajemos para que tengamos más productividad para crecer más.
¿Ve algún riesgo de que la Fed tenga que acelerar el ajuste?
No lo sabemos. Hoy tenemos una incertidumbre un poco mayor sobre los próximos pasos en la economía americana. Creo que la incertidumbre va a ir disminuyendo a medida que pase el tiempo.
Usted ha declarado que Brasil está viviendo la peor recesión de su historia. ¿Cómo se ve el panorama para la actividad?
La situación fue severa y hay señales de que ya se está estabilizando. Fue una recesión muy fuerte, diría de las más fuertes que hemos tenido, pero ya estamos en un momento de estabilización y hay esperanzas de que, después de la estabilización, venga una recuperación gradual.
El gobierno brasileño está impulsando una reforma a las pensiones como parte del ajuste fiscal. ¿Cómo ve este proceso?
Las reformas de pensiones en todo el mundo son reformas que siempre exigen mucha negociación. En el caso de Brasil, tenemos que tratar las pensiones, porque si tienes un techo de crecimiento del gasto público las pensiones no pueden ocuparlo todo. La edad promedio de retiro es entre 50 y 55 años, lo que es muy baja comparada con la del resto del mundo.
¿Confía en que esta reforma será aprobada?
Sí. Creo que estamos en un momento que exige responsabilidad fiscal. Para volver a crecer, necesitamos que el futuro parezca mejor que el presente y para eso las reformas son importantes.
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