Ingrid Betancourt: "Sueño con volver a Colombia, pero aún soy un objetivo de las Farc"

Hace exactamente un año, Ingrid Betancourt fue liberada junto a otros 14 secuestrados tras pasar seis años en manos de las Farc. En las semanas siguientes, la ex candidata presidencial mantuvo una activa agenda internacional, pero poco después decidió alejarse de la vida pública. Al cumplirse el primer aniversario de su liberación, Betancourt aceptó hablar con La Tercera sobre el rescate y su nueva vida.

Usted ha estado "fuera de circulación" tras un período muy intenso en el ojo público. ¿Por qué?
Yo anuncié que tendría un año de reconstrucción personal y eso es lo que he estado haciendo. Un año de reflexión, con pocas presentaciones públicas más allá de expresar, en ocasiones significativas, mi constante apoyo a los secuestrados y mi invocación a los gobiernos latinoamericanos para que trabajen por su liberación.

Qué recuerdos tiene de aquel 2 de julio. ¿Sospechaban que se preparaba un rescate?
No, nada. Yo me levanté ese día, como siempre, con la cadena al cuello. El mundo era algo ajeno, otro planeta. Como hacía frecuentemente, escuché los mensajes radiales de los familiares esperando oír a mi madre relatarme sus asuntos y mantener ese diálogo conmigo, que no podía obviamente responderle con palabras. Cuando nos llevaron al helicóptero supuestamente como parte de una misión humanitaria, tampoco sospechamos nada anormal.
 
¿Fue al subir al helicóptero que entendió lo que sucedía?
No, incluso los comandantes guerrilleros se abrazaron con los que estaban en el helicóptero con familiaridad. Subimos, nos sentamos, y de pronto en cuestión de segundos los comandantes guerrilleros estaban en el suelo, reducidos por quienes nos habían venido a buscar en el helicóptero. Y allí el jefe del operativo se quita la gorra y grita: ¡Somos el Ejército de Colombia, están libres!". Era un mayor y nos quedamos abrazados.
El mayor le relató que su esposa había intuido al salir de casa varias semanas antes que iba a una misión para rescatarla.
El mayor me dijo que había dejado hace un mes a su esposa para esta misión y que ella había intuido que era para liberarnos a mí y a mis compañeros. El le dijo que era posible que perdieran la vida en el intento.

Usted vive fuera de Colombia. ¿No piensa regresar?
Me gustaría volver a Colombia, sueño con eso, pero sé que soy un objetivo militar para las Farc todavía. Tengo que resolver la manera inteligente de volver cuando se pueda. Tengo familia y corre peligro.

¿Ha renunciado a la política?
Descarto completamente hacer política en Colombia. Lo dije desde que fui liberada. Volver a la arena política no es lo que quiero.

¿Prepara un libro?
Sí, después de viajar por muchos países para agradecer las gestiones que se hicieron por nosotros y pedir que se sigan haciendo gestiones por quienes quedaron secuestrados, he dedicado mi tiempo a escribir. Y sigo haciéndolo. Y, por supuesto, a mi fundación, que tiene proyectos diversos para ayudar a las víctimas de las violaciones de los derechos humanos.

Usted y su familia fueron muy críticos del Presidente Alvaro Uribe, pero tras la liberación se expresó bien de él. ¿Cambió su posición?
Siempre he dicho que tengo una visión distinta de la del Presidente Uribe, porque creo que la violencia es producto del problema social, algo que él no comparte, pero reconozco lo que ha hecho por Colombia.

¿Qué piensa de su intención de  postular a una nueva reelección?
Es algo que el pueblo colombiano tendrá que decidir. Yo tengo diferencias con el enfoque general, pero entiendo que la razón por la que la gente apoya al Presidente es porque está hastiada de las Farc. Es lógico.