Isabel Allende: "Lo que hace la CIA afuera no representa a todo EE.UU."
La chilena Isabel Allende recibirá este lunes de manos del presidente Barack Obama la Medalla de la Libertad, la máxima distinción civil otorgada por el gobierno de Estados Unidos.
Allende, una de las escritoras latinoamericanas más leídas, es autora de una veintena de libros que se han traducido a más de 30 idiomas, entre los que destacan novelas como "La Casa de los Espíritus", "El Plan infinto", "Eva Luna", o "Retrato en Sepia".
Nacida en 1942 en Lima, se crió en Chile, donde ejerció de periodista, antes de exiliarse a Venezuela, tras la llegada al poder del general Augusto Pinochet.
Casada con un abogado estadounidense, hace casi tres décadas que Allende vive en California.
Unas horas antes de viajar a Washington para recoger la medalla que le entregará el presidente Obama, la escritora respondió a algunas de las preguntas de los lectores de BBC Mundo.
Son muchos los lectores que la felicitan y quieren saber qué supone para usted recibir una distinción como la que le va a entregar Barack Obama.
Es el honor más alto que le puede dar a un civil en este país, por eso es muy importante.
El hecho de que llegue ahora, cuando Obama acaba de anunciar la reforma migratoria lo hace muy emocionante.
Como latina siento que represento a muchas personas que han venido a EE.UU. como emigrantes y a los que este país les ha dado un espacio.
Algunos lectores preguntan si no tiene usted reparos en aceptar la medalla, teniendo en cuenta la historia de su familia y interveción del gobierno de EE.UU. en la política de su país. ¿Hubiera usted aceptado la medalla de manos de otro presidente de EE.UU.?
No me la habían ofrecido jamás. Solamente un presidente como Obama podía pensar en una persona como yo para recibir la medalla, así que ni me lo planteo.
Pero creo que es importante decir que si bien la CIA (Agencia de Inteligencia de EE.UU.) tuvo una intervención en Chile muy importante cuando se produjo el golpe militar y apoyó la dictadura al principio, lo que hace la CIA afuera no es lo que es todo este país.
Este país tiene casi 300 millones de habitantes. Lo he recorrido entero. He vivido aquí por 27 años y puedo decir que la mayoría de la gente no tiene ni idea de lo que pasa fuera en materia de política exterior.
Son gente honesta a la que le gustaría que EE.UU. tuviera una buena imagen fuera, aunque no sea así. No se puede criticar a toda la población por lo que hace secretamente la CIA.
Su compratiota Susana Robles nos cuenta que lleva un año viviendo en EE.UU. y quiere saber cómo lleva usted el vivir fuera de Chile.
Tengo la suerte de poder volver a Chile cuando quiero y de hecho a mis padres, que todavía están vivos -mi madre tiene 94 años y mi padrastro 98- los veo a cada rato.
Además, mi madre me escribe sin falta todos los días y me tiene al tanto de lo que va pasado en Chile, así que siento que tengo un pie aquí y otro allá. (...)
Cuando vuelvo a Chile me doy cuenta que hay una sensación de comunidad, de familia extendida, de tribu, que aquí no hay y eso lo echo de menos.
Pero como voy seguido al país no hecho de menos muchas cosas (...). Además vivo en el norte de California, que curiosamente se parece bastante a Chile en la geografía y el clima.
Varios lectores quieren conocer su opinión sobre los cambios que ha vivido Chile en las últimas décadas.
Chile es un país que en muchos aspectos es casi más avanzado que EE.UU.
Tenemos una presidenta mujer, socialista, madre soltera, agnóstica, cuyo foco ha sido la familia, los jóvenes, la educación y la salud. Eso no sucede en EE.UU.
En Chile hay progreso social y económico, y estabilidad política.
Pero también hay es una pésima distribución del ingreso y una clase media que vive endeudada. Y sigue habiendo pobreza, aunque menos que antes.
Es cierto que hay muchas mujeres en política y en algunas instituciones, pero el poder realmente está en lo militar y lo económico, que están manejados por los hombres.
Así que todavía hay mucho que avanzar. Chile es uno de los países con una de las tasas mas altas de violencia doméstica. No sé si será porque se llevan mejor lo registros que en otras partes, pero es vergonzoso que en un país con tanta cultura y educación todavía exista esa violencia contra las mujeres y los niños.
Javier Ardilla quiere saber qué opina de las protestas estudiantiles por el costo de la educación en Chile.
Me parece una lucha justísima que debió haber comenzado hace muchos años.
El problema es que en Chile había una especie de consenso político para no provocar a la derecha y a los militares.
Eso hizo que se fuera postergando el asunto y, a pesar de los gobiernos democráticos habían prometido reformas, siguió la política de privatizarlo todo que instauró la dictadura.
Eso hizo que la educación, que en Chile fue siempre excelente y gratuita, fuera un privilegio de los ricos que la podían pagar o de la clase media que se endeudaba.
Por eso las demandas de los estudiantes son muy justas y han hecho que cambie la situación.
Creo que esas protestas ahora tienen que enfocarse para que haya un cambio radical en la salud. Porque con la salud pasa lo mismo. Se privatizó todo.
Yefrin Magdony, desde Guatemala, dice que el libro que usted escribió sobre su fallecida hija Paula le marcó y quiere saber si usted cree que la vida es justa.
Creo que la vida es básicamente injusta pero uno puede construir su propia leyenda.
Te pueden pasar tragedias horribles y puedes hacer que tu vida sea buena o mala, según cómo reacciones antes esos hechos.
Hay gente que lo tiene todo y no es feliz, y otra gente ha tenido tremendas desgracias y se las arregla para ser feliz y empezar a vivir de nuevo.
Depende de cómo uno reacciona ante las injusticas de la vida.
¿Carlos Esquivel quiere saber qué consejo le daría a alguien que quiere dedicarse a escribir?
Le diría que esto es como el deporte. Hay que entrenarse. Para el deporte uno se entrena todos los días. Así se crea el musculo que le permite jugar el día de mañana.
Así es la literatura. Nadie se sienta y escribe la gran novela de una vez. Hay que entrenarse. Para mí, el mejor entrenamiento fueron los años de periodismo y las cartas que le mando a mi madre todos los días.
Después, el mejor consejo sobre la escritura se lo oí a la escritora Elizabeth Gilbert, quien dijo que no hay que esperar que la literatura le dé a uno para vivir o le dé fama, porque eso sucede muy rara vez. Uno escribe por amor al oficio. Cada palabra que no es escrita pesa. Hay que sacársela de encima. Hay que escribirla si se tiene la vocación.
Varios lectores quieren saber qué autores le han influenciado y si es usted admiradora de la obra de Gabriel García Márquez.
Creo que García Márquez influyó para bien o para mal en toda una generación de escritores latinoamericanos.
Es el escritor más grande que ha producido América Latina, sin ninguna duda. Y por supuesto fue una gran influencia para mí como para otros escritores latinoamericanos.
Yo pertenezco a la primera generación de escritores latinoamericanos que se criaron leyendo a otros latinoamericanos. Porque antes de mi época, cada uno de los grandes escritores escribían y publicaban en sus países, y la distribución de los libros era pésima.
No se podía conseguir un libro de Carlos Fuentes en Santiago de Chile hasta que las editoriales de España empezaron a publicar a los autores latinoamericanos y mandaron de vuelta esos libros a Latinoamérica, distribuyéndolos apropiadamente. Yo me beneficié de eso.
José Donoso, Mario Vargas Llosa o Pablo Neruda son autores que me han acompañado toda la vida, aunque hay muchos más.
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