La historia del japonés que odia los Juegos Olímpicos

A Kohei Jinno le expropiaron casa y negocio para construir recintos en 1964. Hoy, le piden sus nuevas propiedades para la cita en 2020.




La explosión de felicidad en todo Japón a principios de mes, cuando se confirmó a Tokio como sede de los Juegos Olímpicos de 2020, tuvo en un hombre una extraordinaria excepción. Ese día, un mal recuerdo se vino a la mente de Kohei Jinno, un comerciante de 79 años, y un mal presentimiento también. Y lo peor vendría después.

En los años 60, la capital nipona se ganaba el derecho a organizar los Juegos de 1964, para dejar atrás de una vez la sombra de la Segunda Guerra Mundial. El proyecto incluyó una serie de edificaciones futuristas, trenes de alta velocidad y la primera red de carreteras urbanas de la ciudad.

Todo con un costo: para edificar el parque que rodearía al estadio principal, a Jinno le expropiaron su casa y negocio. Debió irse.

Tras años buscando un lugar definitivo donde vivir, el comerciante se afincó en un nuevo barrio, Kasumigaoka. Pero esas cuadras son hoy, precisamente, requeridas por el gobierno para construir un nuevo recinto para 80 mil personas, con techo retráctil y un costo de 1.250 millones de dólares.

El asunto tomó cuerpo el día en que todo Tokio celebraba; menos uno de sus habitantes.

"En el fondo de mí, les guardo rencor a los Juegos Olímpicos", declara el afectado, hoy dedicado a la venta de tabaco en su nuevo barrio, al que llegó en 1966, luego de pasar un par de años sin un trabajo fijo y sobreviviendo con labores esporádicas, según ha contado.

Son unos 200 los hogares en esa zona de Tokio que serán demolidos y, en una gran porcentaje, sus moradores son personas de más de 70 años, como Jinno. A todos, el gobierno local les ofrece tres alternativas en nuevos edificios.

A él ninguna le satisface. "Es posible que me vaya a un lugar donde será imposible abrir un negocio de tabaco. En ese caso, perdería mi razón de vivir", se queja Jinno, quien también ha criticado el excesivo gasto en los Juegos 2020, dinero que, según él, debería irse a las zonas afectadas por el tsunami de 2011.

La capital nipona prevé gastar más de cuatro mil millones de dólares en la construcción de sedes olímpicas. De los 35 recintos, 20 serán erigidos desde cero.

Los organizadores aseguran que eligieron las construcciones de esos barrios porque fueron levantadas en los años 50 y 60, antes de que fueran definidas las normas antisísmicas modernas y serían un peligro para sus moradores.

Kohei Jinno sólo quiere pasar sus últimos días en la que ha sido su casa por 47 años. "El destino no ha sido bueno conmigo. Puede que sea una gran suerte para la nación, pero tener que dejar este lugar me llena de tristeza", dice Jinno, lamentando que se repita la peor parte de su historia.

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