La plena decadencia del superclásico argentino
El Boca-River se juega mañana sin público visitante y bajo grandes dudas futbolísticas. Escasez de cetros, el bajo nivel y la violencia de las barras han restado importancia al duelo.
Ha pasado el tiempo y el declive del fútbol argentino ha perjudicado el show del clásico de Boca Juniors y River Plate. Ambos tienen un presente mediocre, juegan mal y la sequía de títulos durante el último tiempo ha significado que los planteles se desvaloricen, a pesar de tener a jugadores de renombre. Los "millonarios", incluso, descendieron en 2011, hoy marchan quintos y su archirrival aparece en el decimotercer puesto.
Mañana vuelven a enfrentarse, pero la emoción sin dudas se ha trasladado a las tribunas.
El estadio "La Bombonera" será "blindado" con casi 1.100 policías para evitar problemas y no contará con hinchas visitantes, como todos los encuentros del fútbol transandino. En mayo de 2013 se realizó el último juego con forofos de River en La Boca, pero la gran cantidad de fuegos artificiales en ese partido terminó con el siguiente sin espectadores.
Y de la baja ostensible en la cancha, ni hablar. La diferencia entre los '80, los '90 y principios de 2000 es abismante en relación al presente. Y los protagonistas de esos emotivos encuentros coinciden con esa tesis. "El clásico perdió todo su encanto", afirma Alberto Márcico, ex Boca Juniors; mientras que el Norberto Alonso, ex River Plate, adelanta que "cada vez se juega más feo".
Márcico suma y es crítico. "Hoy el 'Superclásico' es muy diferente. Cambió y para mal. Perdió el encanto. El tema de la violencia le quitó una hinchada. Los jugadores ya no tienen el mismo sentido de pertenencia que antes. Son muy pocos los identificados con una camiseta. Hoy los Boca-River son más de la televisión y del negocio que de la gente".
Alonso, en tanto, afirma que el clásico "ha ido perdiendo muchas cosas. Lo principal es que ahora se juega sólo con una hinchada por esta cuestión de la violencia. Es una locura. Ahora todos están obligados a cuidarse de decir una palabra de más, de alimentar el folclore, porque todo puede ser tomado a mal. Los jugadores ya no logran identificarse como antes. Por ahí juegan un clásico y al siguiente no están. Es una lástima, pero es lo que tenemos".
Como dato, según el diario inglés The Observer, el evento es considerado como el mejor entre 50 espectáculos que cualquier aficionado al deporte debe ver antes de morir. Antaño, las agencias de viajes promocionaban paquetes que incluían estadía y entradas, pero hoy son muchos los turistas que se conforman con verlo por TV. Un signo de los tiempos.
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