Lady Gaga deja Chile y se reúne con fanáticos en el estadio y el hotel

Tras su show del martes, la cantante se juntó con nueve seguidores en el backstage. Ayer firmó autógrafos fuera del hotel W y luego partió en su avión rumbo a Lima.




Llegó sobre la hora a su concierto del martes 20 en el Estadio Nacional y su relación más pública con sus huestes chilenas sólo se remitió al momento en que estuvo bajo las luces. Pero ayer, en el último tramo de su primera vez en Santiago, Lady Gaga cedió y destinó un par de minutos a conversar, dedicar autógrafos y tomarse fotografías con un puñado de fans chilenos.

El primer gesto asomó en el propio césped de Ñuñoa. Tras el concierto, la estadounidense se juntó con los mismos cuatro seguidores que subieron a cantar con ella los temas Hair y Yoü and I. A ellos sumaron cinco más: Felipe Hernández, el primero en llegar al estadio, el pasado 4 de noviembre, y que antes del concierto se ganó el derecho a conocer a su ídola; y otros cuatro que fueron elegidos al azar por la neoyorquina cuando el recital ya finalizaba.

A todos se les entregó una pulsera y debieron esperarla por casi dos horas en un salón situado tras el escenario. En ese lapso, la artista se duchó, se cambió ropa y compartió con su staff. "Y después pasamos nosotros. Nos preguntó si nos había gustado el concierto y, en mi caso, si me había puesto muy nervioso al cantar con ella. Yo obviamente le dije que sí y ella me decía: 'pero, ¿por qué tanto?'", relata Felipe Longoni, uno de los escogidos. Tras la junta con sus "little monsters" más afortunados, la artista se subió a una camioneta y cerca de las dos de la mañana partió hacia el hotel W.

Ahí se vivió un segundo instante de comunión con su hinchada. Cerca de las 14.35 horas salió de su habitación -con lentes oscuros y una peluca con largos dreadlocks rubios- para abandonar el país y se subió al mismo vehículo, pero antes bajó la ventana y repartió firmas y fotos para los nueve fans que la aguardaban. Todos nerviosos, aunque bajo una orden clara de Carabineros: mantener cierto orden y no gritar en ningún momento. Los seguidores acataron y el cara a cara se extendió por casi 10 minutos. Luego, la voz de Poker Face se fue hasta el aeropuerto capitalino para, cerca de las 15.30 horas, tomar su avión con rumbo a Lima, su próxima escala.

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