Líderes populistas de Europa refuerzan su discurso contra la inmigración tras atentado
Marine Le Pen pidió una alianza entre EE.UU., Francia y Rusia contra el fundamentalismo islámico. "Este tipo de acontecimientos serán el legado de Merkel", dijo Nigel Farage, ex líder del Ukip.
Aún impactada por lo sucedido, la canciller alemana Angela Merkel aseguró ayer que "con la información disponible" sobre el ataque del lunes contra la feria navideña en Berlín, todo apunta a un "atentado terrorista". Y añadió que, si se confirma que el atentado fue cometido por un refugiado , "será difícil de soportar".
La tesis de un ataque terrorista dio de inmediato argumentos a los líderes populistas de Europa para responsabilizar del atentado a la propia Merkel, debido a que su gobierno fue el que abrió las puertas del país a los refugiados frente a la crisis migratoria de 2015. En ese sentido, The Wall Street Journal destacó que este ataque terrorista, que se suma a los de los últimos 13 meses en Francia y Bélgica, "parece probablemente ayudar aún más a las causas" de los líderes populistas, que rápidamente reforzaron su discurso antiinmigración tras el ataque de Berlín.
Fue el caso de Marcus Pretzell, líder del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), quien después del ataque en Breitscheidplatz intentó responsabilizar de la tragedia a la canciller y se refirió a los muertos como "víctimas de Merkel". Beatrix von Storch, vicepresidenta de AfD, dijo que "no es posible dejar entrar a tantos refugiados" y "hasta donde sabemos el terrorista fue uno de ellos".
En la vecina Francia, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, aprovechó el ataque de Berlín para reforzar el pedido para que los gobiernos cierren las fronteras a los inmigrantes que piden asilo en Europa. "¿Cuántas masacres y muertos harán falta para que nuestros gobiernos dejen de hacer entrar a nuestros países desprovistos de fronteras un número considerable de inmigrantes, cuando sabemos perfectamente que se han mezclado terroristas islamistas?", se preguntó Le Pen, quien pidió una alianza entre Washington, París y Moscú contra el fundamentalismo islámico, pese a que aún no se ha confirmado que ésta fuera la motivación del ataque.
Nigel Farage, ex líder del euroescéptico Partido de la Independencia de Reino Unido (Ukip), tampoco dejó pasar la oportunidad para lanzar sus dardos contra Merkel. "Terribles noticias desde Berlín, pero ninguna sorpresa: este tipo de acontecimientos serán el legado de Merkel", escribió en Twitter.
En Holanda, en tanto, el líder del ultraderechista Partido por la Libertad, Geert Wilders, compartió en Twitter una imagen de Merkel con las manos manchadas de sangre. El político xenófobo, quien recientemente fue condenado por discriminación racial contra los marroquíes, fue categórico en su ataque a la inmigración islámica: "Nos odian y nos matan y nadie nos protege. Nuestros líderes nos traicionaron", afirmó.
Desde Austria, el derrotado ex candidato presidencial del partido antinmigración FPÖ, Norbert Hofer, recordó que se trata de un "atentado contra toda nuestra civilización y nuestras raíces más profundas".
Pero el ataque de Berlín no sólo reforzó el discurso antiinmigración de los populistas. En Alemania, Merkel sufrió la presión de sus propios aliados por cambios en la política migratoria. "Tenemos que reconsiderar y rediseñar nuestra política de migración y seguridad. Debemos esto a las víctimas y a otras personas afectadas (por la tragedia) y a nuestra nación", dijo Horst Seehofer, líder de la Unión Social Cristiana (CSU), partido bávaro hermano de los demócrata-cristianos (CDU), de Merkel.
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