Lo que hacía Sampaoli durante la Copa del 91
Mientras en Chile se disputaba la Copa América, un futbolista de un club amateur soñaba con convertirse en entrenador al otro lado de la Cordillera.
En Casilda, capital de la Provincia de la Miel, la Copa América de 1991 se vivió con la misma expectación que en el resto de Argentina. No era para menos. La Albiceleste, encomendada en aquel entonces a la figura de Gabriel Batistuta, a la postre máximo goleador del torneo, no tuvo piedad de sus rivales y terminó por adjudicarse la corona continental con relativa autoridad. Relativa porque al combinado dirigido por el Coco Basile, que ganó seis de los siete partidos que disputó en aquella edición, tan solo se le resistió un conjunto en su inmaculado camino hacia el éxito: Chile.
Sólo algunos meses antes de que la Copa América arrancase al otro lado de la Cordillera, el Atlético Alumni se convertía en el ganador de la Liga Casildense, competencia amateur que ese año celebraba ocho décadas. Uno de los integrantes de aquel plantel había visto truncada su carrera como futbolista con tan sólo 19 años cuando, tras haberse formado en las divisiones inferiores de Newell's, una fractura de tibia y peroné le obligó a abandonar las canchas antes de tiempo.
De regreso en su Casilda natal, el Zurdo, como así le llamaban, llegó a una determinación: nada le impediría seguir disfrutando del fútbol. "En esa época él hacía de todo. Seleccionaba a los jugadores, dirigía, jugaba, siempre estaba ayudando. Para cualquier cosa que pasaba, él tenía una solución", rememora, a propósito de aquellos años, Sergio Abdala, presidente del club y amigo de ese zurdo carrilero que hoy, 24 años y diez equipos más tarde, es el técnico de la selección chilena.
"La oportunidad de empezar a dirigir en Alumni le llegó más tarde, como en el 98, pero en esa época él estaba empezando ya con su formación de entrenador, con su recorrido en la (Academia) Renato Cesarini", añade. Y es que mientras Chile completaba una notable participación en su Copa América, coronada con el tercer puesto, Sampaoli comenzaba a dar forma a su futuro.
Tenía 31 años, pero la aparatosa lesión que había truncado su progresión como futbolista profesional no le impedía seguir defendiendo la camiseta del club de sus amores. En aquel fortín (precisamente en el feudo del equipo fortinero), Sampaoli se hizo fuerte. Levantó la copa de campeón de la Liga Casildense ese mismo año, sin descuidar su formación como DT. Una formación que -él entonces no podía saberlo- habría de llevarle a ser protagonista del próximo certamen de Copa América que se disputara en territorio chileno: "No sé si en ese tiempo él se imaginaba que podría llegar a dirigir a una selección algún día, o a un club importante como la U de Chile, pero que quería ser entrenador era innegociable. Eso estaba fuera de toda duda", explica Abdala, antes de dimensionar el impacto de la figura del hoy seleccionador tiene en su Casilda natal: "Hay una gigantografía suya en su club de siempre. Cada vez que viene, hay una revolución, y él está siempre ayudando a la gente, consiguiendo entradas para la Copa América, pendiente de todo el mundo".
Pendiente de todos, como todos están ahora pendientes de él, con el corazón dividido ante el inminente arranque del torneo continental. O tal vez no tanto: "Su familia sí que tiene el corazón dividido, pero la gente de Casilda lo tiene claro. Quiere que Jorge (Sampaoli) llegue a la final, lo más alto posible, que la final sea Chile-Argentina y que la gane Argentina. Ojo, pero si Argentina queda fuera pronto, entonces sí, que lo gane todo Jorge", manifiesta el amigo del DT, quien asegura que es inquebrantable el compromiso adquirido por el seleccionador con el combinado al que actualmente dirige: "Él tiene todavía mucho margen para mejorar. Después del Mundial tuvo la posibilidad de cambiar, de mirar todavía más alto, dirigir en Europa tal vez, pero no quiso hablar con nadie ni escuchar a nadie, porque quería seguir con Chile y había dado su palabra de que seguiría".
Palabra del Zurdo de Casilda que, pese a la arraigada influencia apícola de su región, no está dispuesto a que la Roja se quede esta vez con la miel en los labios.
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