Los 100 días que estremecieron a Venezuela
Desafiando gases lacrimógenos y con la tensión política al alza, miles de venezolanos se han manifestado a diario en las calles de las principales ciudades para protestar contra el gobierno de Nicolás Maduro. El gobierno, hundido en una profunda crisis, decidió ayer liberar a Leopoldo López, el preso político más emblemático del país.
La primera víctima mortal de las protestas contra el gobierno del Presidente venezolano, Nicolás Maduro, falleció el día 6 de las manifestaciones, que comenzaron el 1 de abril en Caracas. Jairo Ortiz, un estudiante universitario de 19 años, murió al recibir un disparo a la altura del tórax mientras protestaba en la población Carrizal, en el estado de Miranda. Al entrar hoy en su día 100, el saldo de víctimas en las manifestaciones es de 91 y más de 1.500 heridos.
La intensidad de las protestas no ha bajado y han sido diarias. Si su detonación fue el intento del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de adjudicarse funciones de la Asamblea Nacional -controlada por la oposición-, la convocatoria a un proceso constituyente, a mediados de mayo, terminó por generar una ola de furia.
Y a pesar de llevar tres meses en las calles, la oposición, aglutinada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), no ha logrado ninguna de las tres principales exigencias que solicitan con la presión ciudadana: la convocatoria a elecciones, la liberación de los presos políticos y el rechazo a una Constituyente.
La oposición sí se anotó ayer una importante victoria cuando su preso político más emblemático, Leopoldo López, recibió una medida de arresto domiciliario que lo sacó de la prisión militar de Ramo Verde, tras más de tres años encarcelado.
El Supremo venezolano indicó que la medida se debió a "problemas de salud" del político, condenado a casi 14 años de cárcel por incitar a la violencia durante las manifestaciones que en 2014 dejaron un saldo de 43 víctimas mortales y más de 3.000 heridos. La liberación de López, un rostro clave de la oposición, llega a remover la escena política en Venezuela. Su primera aparición pública, tras ser trasladado a su casa, contó con la presencia de decenas de seguidores y la prensa local.
La oposición también ha logrado, a través de las manifestaciones, desnudar los aspectos más oscuros de la situación en Venezuela, que atraviesa una crisis sin retorno.
Los enfrentamientos entre los manifestantes y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) han dejado casi un muerto por día y más de la mitad de ellos son jóvenes menores de 25 años. Algunos casos han conmocionado a la sociedad venezolana. El 26 de abril, la muerte del estudiante universitario Juan Pernalete, de 20 años, provocó disturbios, protestas y el repudio de los círculos universitarios. El joven murió producto del impacto de una bomba lacrimógena que le ocasionó la muerte mientras protestaba en Altamira. "Un guardia lo asesinó. Le incrustó una bomba lacrimógena en el pecho y parece que su corazón se detuvo", relató a El Nacional uno de sus amigos que presenció la escena. La información fue negada por el Ejecutivo, pero confirmada días después por el Ministerio Público, en uno de los primero choques entre ambos poderes.
El 22 de junio, la muerte de David Vallenilla, de 22 años, volvió a causar indignación. El estudiante de Enfermería falleció tras recibir tres disparos a quemarropa en el tórax mientras participaba en las protestas frente a la base aérea militar de La Carlota, en Caracas. Esta vez no hubo dudas de las causas de su muerte. La escena fue inmortalizada y compartida ampliamente en redes sociales. "Nicolás, tú me conoces, fui tu jefe (hace 20 años) y sabes que hubo una agresión contra mi hijo. El no era ningún malandro, sino un estudiante. Por eso te pido justicia", aseguró el padre del joven, David Vallenilla, ante la prensa.
No sólo las muertes han causado preocupación, sino que también la incierta cifra de detenidos. Según el Foro Penal Venezolano, desde el 1 de abril hasta el 29 de junio se han producido 3.529 detenciones. De esa cifra aún hay 1.188 personas detenidas y 404 presos políticos.
La escalada en la crisis también se ha evidenciado en algunos episodios inéditos en el país. Un punto álgido en estos 100 días de manifestaciones fue la irrupción el miércoles de 200 seguidores del gobierno de Maduro a la Asamblea Nacional, mientras los parlamentarios llevaban a cabo una sesión por el 206 aniversario de la firma del acta de independencia del país.
El Parlamento pasó a convertirse en un escenario de enfrentamiento que dejó 12 heridos, cinco de ellos congresistas. Horas antes, el Vicepresidente Tareck El Aissami, pronunció un discurso en ese mismo lugar que, según la oposición, habría provocado el caos que vino después.
El miércoles 28 de junio, la capital venezolana ya había sido protagonista de otro suceso particular. Ese día, el policía y actor aficionado venezolano Oscar Pérez robó un helicóptero de la base La Carlota y, según el gobierno de Maduro, disparó y lanzó dos granadas contra el TSJ, causando el pánico entre quienes presenciaron la escena. A través de cinco videos divulgados en Instagram, Pérez exigió la renuncia inmediata del mandatario.
El ataque causó miradas de escepticismo desde diferentes sectores, especialmente porque mientras se realizaba esa hazaña, el TSJ finalizaba los detalles de dos sentencias contra el Ministerio Público y la fiscal general, Luisa Ortega Díaz.
Los analistas concuerdan con que estos hitos han fortalecido la imagen de la oposición, que se ha alineado bajo un mismo propósito: mantenerse en las calles.
"Si algo ha logrado la oposición en estos 100 días de protesta es evidenciar ante el mundo todas las acusaciones que ellos y los ciudadanos en general tenían contra el gobierno. Además, han puesto sobre la palestra el tema a nivel regional e incluso mundial", aseguró a La Tercera, el analista político venezolano Miguel Velarde.
La Mesa de la Unidad ha contado, además, en estos tres últimos meses con algunos aliados inesperados. Las voces contrarias a la convocatoria a una Asamblea Constituyente han ido en alza también en los círculos más duros del chavismo, que consideran que la iniciativa barre el legado del fallecido mandatario Hugo Chávez (1999-2013).
Quien lidera esas voces es la fiscal general Luisa Ortega, una aliada histórica del chavismo que desde hace unos meses se ha convertido en una de las mayores enemigas del gobierno. La abogada, de 59 años, enfrenta en los próximos días su posible destitución, luego de que el máximo tribunal del país iniciara un proceso con el que, según ella, el gobierno pretende silenciarla.
"El gobierno ha tratado de mantener una posición unida, pero las posiciones de la fiscal general y otras personas evidencian que hay divisiones claras. Lo más probable es que esa situación continúe con otras figuras que hasta ahora eran representativas del chavismo", explica Velarde.
La escalada en la crisis también ha evidenciado el escaso poder de acción de la Organización de Estados Americanos (OEA) frente a la situación en Venezuela. A fines de abril, la convocatoria del Consejo Permanente de la OEA a una reunión de cancilleres para analizar la situación del país provocó la salida de Venezuela del organismo, algo inédito desde su creación. La reunión entre los jefes de la diplomacia, a mediados de junio, no logró aprobar ninguna de las dos declaraciones existentes sobre la crisis en Venezuela.
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