Los dilemas de inteligencia de Obama

El frustrado atentado en un vuelo a Detroit y la muerte de 7 agentes de la CIA en Afganistán –a manos de un doble agente de al-Qaeda– encendieron la alarma en la compleja estructura de inteligencia de Estados Unidos.




Los recientes incidentes arruinaron los últimos días de vacaciones del presidente Barack Obama en Hawai y este martes el mandatario vuelve al trabajo con una reunión de alto nivel con jefes de inteligencia de su gobierno, además de funcionarios de justicia y seguridad.

Estarán la CIA, el FBI, la Agencia Nacional de Seguridad y otros jefes de contra-terrorismo. ¿El objetivo? Revisar las fallas –ya admitidas por Obama– en anticipar el intento de ataque de la pasada Navidad.

La reunión se produce el mismo día en que el más alto oficial de la inteligencia militar de EE.UU. en Afganistán criticara las operaciones de inteligencia en terreno afgano.

En un informe el mayor general Michael T. Flynn aseguró que "el vasto aparato de inteligencia era ignorante de la economía local y los dueños de tierras, (estaba) confundido sobre quiénes son los individuos poderosos y cómo pueden ser influenciados (...) y desconectado de la gente en la mejor posición para encontrar respuestas".

Pero, ¿por qué si EE.UU. destina tantos millones de dólares en inteligencia siguen habiendo fallos?

DE OKLAHOMA A KANDAHAR
El problema es que cada agencia (de inteligencia) quiere sacar un bocado de los presupuestos. Buscan sobrevivir y no se preocupan por ser eficaces

Gustavo Morales, analista de asuntos militares y director adjunto de la revista War Heat Internacional

Para Gustavo Morales, analista de asuntos militares y director adjunto de la revista War Heat Internacional, el desafío que tiene EE.UU. es "mantener el nivel de inteligencia técnica e incrementar la inteligencia humana. Es decir, los agentes destacados sobre el terreno".

El experto indica que la inteligencia humana cambió con los años, la Guerra Fría quedó atrás y a partir de allí el número de agentes desplegados en zonas conflictivas se redujo.

La creación de "elementos humanos capaces de realizar una infiltración efectiva" es una de las tareas que Washington tiene por delante. "Un señor de Oklahoma no se puede hacer por alguien de Kandahar", dice a BBC Mundo.

El analista asegura que uno de los fallos de las agencias de inteligencia estadounidenses es que "son incapaces de comprender al enemigo y ponerse en su lugar", algo sobre lo que hizo hincapié el general Flynn.

MONSTRUO DE VARIAS CABEZAS
La seguridad en EE.UU. -y en especial los servicios de inteligencia- está bajo escrutinio desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, una de las críticas que se le han hecho al gobierno es la multiplicidad de organismos que se ocupan de un mismo tema.

Robert Munks, editor para las Américas de la revista británica especializada en temas de Defensa Jane's Intelligence Weekly, explica que "después del 11-S, el gobierno ha llevado la reforma más significativa de las actividades de inteligencia desde la Ley de Seguridad Nacional de 1947".

Existen 15 distintas agencias de inteligencia estadounidenses y, para Morales, "el problema es que cada agencia quiere sacar un bocado de los presupuestos. Buscan sobrevivir y no se preocupan por ser eficaces".

El analista agrega que "los fallos de coordinación han sido brutales. Se miran unas a otras con desconfianza". Aunque aclara que eso no ocurre sólo en EE.UU.

En el caso del atacante en el vuelo a Detroit, su propio padre había advertido a EE.UU. sobre la conducta de su hijo. Pero la información no sirvió pues mantuvo la visa y no fue incluido en una reducida lista de personas que no pueden volar a territorio estadounidense.

BAJO PRESION
Munks destaca que la comunidad de inteligencia está bajo presión luego de los "tres   recientes ataques terroristas: el tiroteo en la base de Fort Hood de noviembre de 2009, la bomba fallida en el avión a Detroit, y el atentado suicida contra agentes de la CIA en Afganistán".

Y subraya que algo central para la evaluación que hará el gobierno "será determinar si las fallas en estos casos son atribuibles a un error humano trágico o una disfunción sistémica más amplia".

Si se concluye que el problema es el sistema -agrega- entonces se podría decir "que casi una década de reformas no han producido todavía la mejora deseada en la respuesta de seguridad".

"En todos los casos, sin embargo, es importante subrayar que -dada la heterogeneidad de la amenaza terrorista- lagunas de inteligencia y fallos nunca pueden ser totalmente eliminados", le dice Munks a BBC Mundo.

Y concluye: "Ningún sistema de inteligencia en un país democrático del tamaño de EE.UU. será capaz de remover completamente la amenaza de futuros ataques terroristas".

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