Niña que ganó batalla legal para impedir trasplante ahora quiere un nuevo corazón
Hace ocho meses, la historia de Hannah Jones impactó al mundo. Ahora, después de cumplir 14 años, cambió de opinión.
En noviembre pasado la historia de Hannah Jones, la niña británica que ganó una larga batalla legal para que la dejaran morir, impactó a Reino Unido y acaparó decenas de portadas en todo el mundo. Sin embargo, ahora la adolescente cambió de opinión y le comunicó a sus padres y doctores que sí desea someterse al trasplante de corazón que rechazó hace ocho meses.
Reportes de la prensa británica informaron que la semana pasada y justo cinco días después de cumplir 14 años -el pasado 12 de julio- Hannah tuvo una severa crisis renal que la obligó a internarse. Sin embargo, debido a que sólo la mitad de su corazón está funcionando -tiene un agujero producto del intenso tratamiento de quimioterapia por una leucemia a la que fue sometida a los cuatro años- la menor no pudo ser sometida a diálisis ya que su organismo no sería capaz de soportarlo. Esto habría gatillado que la niña cambiara de opinión y volviera a ingresar su nombre a la lista de trasplantes de corazón en Reino Unido, donde ocupa la primera prioridad. "Decidí que esto no era lo que quería y todos tenemos derecho a cambiar de opinión", dijo la niña al diario The Times, desde la clínica donde se encuentra.
Jones relató que "me sentí mal el domingo 12, pero pensé que me había sobrepasado durante mi cumpleaños. Pero finalmente eran mis riñones (...) como el lado derecho de mi corazón no está palpitando, tras una serie de tests me di cuenta que habrían más beneficios con un nuevo corazón que quedándome como estaba. Si tuviera un nuevo corazón podría tomar menos medicamentos que los que tengo hasta ahora. Hoy tomo 27 y con el trasplante serían sólo 12 tabletas al día".
En noviembre pasado, cuando su caso saltó a la opinión pública, la niña argumentó que ya estaba cansada de las operaciones y de vivir prácticamente en hospitales y que sólo quería pasar sus últimos días junto a sus padres y hermanos, en su casa en la localidad de Marden. En ese momento, los diagnósticos aseguraban que la menor podría fallecer en diciembre pasado.
Debido a su mal estado de salud la niña optó por presentar un recurso ante la Corte Suprema de Reino Unido para impedir que los médicos del Hospital Hereford continuaran con la demanda en contra de Kirsty y Andrew Jones, los padres de la niña para "impedir" el trasplante. Hasta entonces, la ley británica establecía que niños menores de 16 años que demuestren tener la madurez suficiente como para dar su consentimiento para una operación, pueden hacerlo. La legislación vigente no tenía antecedentes en casos de que un menor que no quisiera someterse a tratamiento médico. Por ello, el caso de Jones tuvo mayor relevancia.
La madre de Hannah, Kirsty aseguró estar "absolutamente encantada" con el cambio de opinión de la menor y aseguró que "siempre la hemos apoyado y esta no es la excepción". Según medios británicos, la niña ha permanecido acompañada por sus padres, amigos y familiares.
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