Papa solidariza con familias de víctimas de matanza en escuela de Río
Benedicto XVI invitó a todos los brasileños "a decir no a la violencia que constituye un camino sin futuro, y a construir una sociedad fundada sobre la justicia y el respeto por las personas".
El Papa Benedicto XVI envió un mensaje de solidaridad a las familias de las víctimas de la matanza de doce niños ocurrida ayer en una escuela pública de Río de Janeiro.
El mensaje, en el que el Pontífice manifiesta su "consternación por el dramático atentado contra niños indefensos", fue enviado a través del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, y divulgado hoy por el arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta.
En la carta el Papa transmite su "solidaridad y su alivio espiritual a las familias que perdieron sus hijos y a toda la comunidad escolar, con votos de pronta recuperación de los heridos" y les concede una "reconfortante Bendición Apostólica".
El Pontífice también invitó a todos los brasileños "a decir no a la violencia que constituye un camino sin futuro, y a construir una sociedad fundada sobre la justicia y el respeto por las personas, especialmente los más débiles e indefensos".
El mensaje fue divulgado por la Iglesia Católica precisamente el día en que cientos de personas acudieron a diferentes cementerios de Río para asistir al sepelio de algunos de los niños asesinados por un ex alumno de 23 años que posteriormente se suicidó.
Las víctimas de la matanza fueron homenajeadas hoy por familiares y amigos con una docena de cruces, velas y ramos de flores depositados en la fachada del colegio.
Junto a las doce cruces blancas, los vecinos de Realengo depositaron cartas en las que expresaron su dolor y consternación por la peor matanza registrada en una escuela en el país.
Centenares de personas, incluyendo el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, abarrotan este viernes un pequeño cementerio ubicado en el propio Realengo para acompañar la sepultura de cuatro de las víctimas.
Debido a la suspensión de las actividades lectivas, el colegio en el que ocurrió la tragedia permaneció cerrado y custodiado por policías que sólo permitían la entrada del personal de limpieza y de los peritos que trabajan en la reconstrucción del crimen.
La investigación de la tragedia se centra ahora en descubrir cómo el homicida consiguió dos revólveres y empleó en el crimen un equipamiento profesional que le permitió cargar las armas con extrema rapidez para disparar a los alumnos.
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