Pepino de mar ayuda a los arrecifes coralinos en el cambio climático

De acuerdo a un nuevo estudio, el excremento del pepino de mar ayudaría a reducir la acidificación de los océanos, permitiendo que los corales puedan crecer normalmente.




Los pepinos de mar y sus excrementos son una manera de defender la vida de los arrecifes coralinos de los efectos nocivos del cambio climático, según un estudio de científicos australianos divulgado hoy.

Un estudio de investigadores de la Universidad de Sídney en la Gran Barrera de Coral ha descubierto que los pepinos de mar, animales invertebrados de cuerpo alargado y blando, reducen el impacto de la acidificación de los océanos en el crecimiento de los corales. 

"Cuando los pepinos ingieren arena, su proceso digestivo natural causa un aumento de los niveles de PH en el agua de los arrecifes donde defecan", afirma Maria Byrne, directora de la estación de la Isla Tree a la agencia AAP.

La acidificación de los océanos, el descenso del PH en el agua salada debido a la absorción del dióxido de carbono producido por el ser humano y el aumento de la temperatura de los mares, es una de las mayores amenazas para los corales y los moluscos. 

La investigación también destacó la riqueza de carbonato de calcio (CaCO3) en los detritos del pepino de mar, un compuesto químico clave para la supervivencia de los corales que es el principal componente de conchas y esqueletos de muchos organismos coralinos.

Otro componente beneficioso de los desechos de los pepinos de mar es el amoníaco, que contribuye a fertilizar las áreas aledañas y provee de nutrientes importantes para el crecimiento de los corales.

En Australia, la industria de pesquera explota comercialmente unas 30 especies de pepinos de mar en la Gran Barrera de Coral y en las áreas tropicales circundantes.

La salud de la Gran Barrera de Coral, que alberga 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos, empezó a deteriorarse a partir de 1990, cuando se detectó el primer descenso en su crecimiento y una menor calcificación en los corales.

Según los estudios del Instituto Australiano de Ciencias Marinas, la caída del crecimiento de la superficie coralina de la Gran Barrera se debe al doble impacto del calentamiento del agua del mar y el aumento de su acidez por la mayor presencia de dióxido de carbono en la atmósfera.

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