Presidente del think tank Diálogo Interamericano: "Raúl no es Fidel y la situación exige una respuesta pragmática"
En esta entrevista con La Tercera desde La Habana, Michael Shifter plantea que Obama es claramente el ganador tras la reanudación de las relaciones entre Cuba y EE.UU.
Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, uno de los principales centros de análisis sobre las relaciones entre EE.UU. y América Latina, se encontraba en La Habana justo cuando se anunció el histórico acuerdo entre Cuba y EE.UU. Shifter es uno de los más agudos pensadores en su país y además es columnista de la prestigiosa revista Foreign Policy. En esta entrevista con La Tercera analiza las consecuencias de la reanudación de las relaciones entre Washington y La Habana.
¿En qué contexto se da este acuerdo? Me refiero a cuánto influye el hecho de que Obama está terminando su gobierno y al hecho de que Raúl es un pragmático.
Obama está buscando un legado, y se encontró uno en la apertura hacia Cuba. Esto fue relativamente fácil en comparación con otros desafíos en política exterior. Ya no tenía que preocuparse por la política de Florida. Por la parte cubana, Raúl Castro tiene que estar preocupado por la economía cubana, el lento ritmo de las reformas, los altos niveles de emigración, y la profundización de la crisis en Venezuela, que ha sido una enorme fuente de apoyo para Cuba desde que Chávez llegó al poder.
¿Esto era posible con Fidel Castro en el poder?
Durante mucho tiempo ha existido un punto de vista popular en cuanto a que Fidel necesitaba la política estadounidense de línea dura para sostenerse en el poder. Esto le proporcionó una fuente de legitimidad y un conveniente chivo expiatorio para los problemas de Cuba. Raúl no es Fidel, y 2014 es un momento muy particular. La situación exige una respuesta pragmática. A diferencia de Fidel, Raúl no puede ofrecer carisma, tiene que proporcionar respuestas, y el compromiso con EEUU es un paso importante en esa estrategia.
¿Ve posible un fin del embargo antes de 2016?
Será interesante ver la reacción republicana a las medidas de Obama. El régimen cubano puede ser útil en este sentido. Si hay signos de mayor apertura y tolerancia a la disidencia, entonces el impulso político podría ayudar a terminar con el embargo antes de 2016. Pero si Raúl aumenta la represión, el fin del embargo en el corto plazo será poco probable.
¿En un eventual gobierno republicano este acuerdo puede revertirse?
Es difícil imaginar que una eventual futura administración republicana podría revertir estas decisiones. La política de bloqueo es un anacronismo y no tiene sentido en el siglo XXI. Una vez que se concrete la apertura, con un aumento de los intercambios de ciudadanos, comercio y comunicaciones, será extremadamente difícil revertir este proceso.
¿Quién gana y quién pierde más con la reanudación de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos?
EE.UU. sin duda, ha mejorado la credibilidad en todo el mundo, pero especialmente en América Latina, como resultado de la reanudación de las relaciones con Cuba. Obama es claramente un ganador. El Presidente está mostrando liderazgo y siendo decisivo. Los republicanos de línea dura son los perdedores, ya que durante décadas llevan peleando para mantener estas medidas intactas, y ahora todo se deshace. Este es un duro golpe para el lobby de línea dura. El pueblo cubano es potencialmente el gran ganador con este cambio de política, aunque, por supuesto, queda por ver cómo se va a implementar, y si el gobierno cubano responderá con pasos hacia la apertura política. Seguramente habrá resistencia a estas medidas, pero es de esperar que la resistencia se debilite con el tiempo.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.