Protagonistas entregan los pro y los contra del Plan Regulador de la RM
La construcción de viviendas sociales, el aumento en áreas verdes y la conectividad son los puntos más discutidos.
Diversas son las opiniones de autoridades y expertos, respecto a la modificación aplicada al Plan Regulador de la Región Metropolitana, que aumentará en más de 10 mil hectáreas los terrenos de la capital.
Los puntos más discutidos sobre el plan, van en la línea de las exigencias que requiere cualquier proyecto inmobiliario para instalarse en la extensión territorial. Tales son, destinar un 8% del nuevo suelo a la edificación de viviendas sociales y un 25% para áreas verdes. También se espera que se genere una mayor inversión en vialidad y conectividad para estas nuevas áreas.
Respecto al primer punto, el gobierno recalcó que esta medida beneficiará a 200 mil familias de la capital que aún no cuentan con su casa propia y que podrán optar a viviendas sociales.
"El déficit habitacional en la Región Metropolitana es de aproximadamente 200 mil viviendas, es decir, hay unas 200 mil familias que están viviendo de allegadas o viviendo en campamentos y esto va a ayudar a tener más terrenos para poder construir para las familias que hoy no tienen casa, indicó este jueves la ministra de Vivienda Magdalena Matte.
La Secretaria de Estado, añadió que esta ampliación del suelo urbano es algo que "había que hacerlo y lo considero una gran noticia para al región metropolitana (...) Estoy convencida de que vamos por buen camino", enfatizó.
Matte, además, destacó el aumento de áreas verdes que conlleva este proyecto, ya que "la diferencia de terreno que tiene el sector oriente con el sector sur es francamente vergonzoso y eso lo vamos a cambiar".
En cuanto a las zonas que comenzarán a ser construidas en las afueras de la ciudad, el intendente Metropolitano, Fernando Echeverría, explicó que estos lugares están dentro de las áreas que cubre el Transantiago, pero que hay que mejorar e invertir en medidas de conectividad con los sectores más comerciales y urbanos de la ciudad.
"En Santiago tenemos que seguir invirtiendo en transportes, tenemos que construir más estaciones de metro, tenemos que construir 109 kilómetros adicionales de corredor de Transantiago, crear un plan de pavimentación en Santiago, seguir invirtiendo en carreteras concesionadas, porque estos lugares quedaron como islas en Santiago", sentenció Echeverría.
SECTORES POBRES A LA PERIFERIA Y MAYOR RIESGO DE INUNDACION
Walter Folch, arquitecto y urbanista de la Universidad Central, señaló que modificar un Plan Regulador es "un tema muy delicado, porque afecta radicalmente la vida urbana" y por lo mismo, se debe considerar "la necesidad del nivel de vida que tienen sus habitantes para poder desarrollar" nuevas zonas de uso habitacional.
Folch, quien se mostró contrario a este proyecto, indicó que "lo que tenemos que hacer es crecer cuando es necesario y yo creo que Santiago no necesitaba crecer en estas 10 mil hectáreas para los planes de vivienda, para nada".
"Lo que estamos haciendo es perimetral, (es decir) en el perímetro más pobre de la ciudad, hacer el crecimiento de la vivienda y con eso lo que hacemos nuevamente es tirar a los más pobres a la periferia", comentó Folch.
En esa misma línea, la experta del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Católica, Sonia Reyes, precisó que con esta medida no se resuelve el problema de la escasez de suelos para soluciones habitacionales, ya que "sólo el 8% de las 10 mil hectáreas que se agregan estarán destinadas a viviendas sociales, lo cual es insuficiente para el déficit habitacional".
Asimismo, explicó que esta modificación "tendrá efectos negativos en la calidad de vida y en la calidad ambiental de Santiago, porque la expansión del límite urbano significará la construcción de viviendas en sectores cada vez más alejados de los centros de servicios, cuyos habitantes tendrán que realizar largos viajes para sus actividades diarias. Esto incrementará el número y extensión de los viajes motorizados, lo cual implica mayores emisiones y mayor contaminación atmosférica".
Según Reyes, "las nuevas urbanizaciones ocuparán espacios que hoy tienen cultivos agrícolas, pastizales, matorrales; esta cubierta vegetal será reemplazada por vialidad y viviendas, desapareciendo con ello los servicios ambientales que presta la vegetación principalmente la infiltración de aguas lluvia y regulación térmica. Eso implica mayores riesgos de inundación por aguas lluvia e incremento de las temperaturas urbanas", agregó.
En cuanto a la construcción de áreas verdes, la académica UC argumentó que estas "caducan luego de cinco años, es decir; si no se inicia su construcción en cinco años, dejarán de ser áreas verdes y se podrán urbanizar".
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