Suspenden audiencia por apropiación de nieto de presidenta de las Abuela de Plaza de Mayo
La defensa de Clemente Hurban recusó a la jueza federal María Servini de Cubría, a quien acusó de "prejuzgamiento" por declaraciones que hizo en el caso.
La justicia argentina suspendió la audiencia del miércoles en la que debía declarar el hombre que crió e inscribió a Ignacio Hurban, nieto recuperado de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, informó el martes una fuente judicial.
Se trataba de la primera cita judicial para Clemente Hurban, un peón rural a quien le fue entregado Ignacio (Guido Montoya Carlotto) cuando era bebé, en plena dictadura (1976-83), presuntamente por el poderoso patrón del campo donde trabajaba, ya fallecido.
La defensa de Hurban recusó a la jueza federal María Servini de Cubría, a quien acusó de "prejuzgamiento" por declaraciones que hizo en el caso, por lo que pidió que se aparte de la causa, informó Infojus, el sitio de noticias del ministerio de Justicia.
La firma de Clemente Hurban figura en el certificado de nacimiento falso de Ignacio (Guido), un músico de 36 años que el pasado 5 de agosto confirmó su parentesco con Estela Carlotto.
La jueza había citado también a Julio Luis Sacher, el médico que certificó el nacimiento en el documento en el registro civil de Olavarría, 350 km al sur de Buenos Aires.
El proceso judicial compromete a la pareja que crió al joven, pero Carlotto los calificó como "buena gente" y apuntó al fallecido patrón del campo como el probable responsable de la apropiación.
La audiencia se suspendió sin fecha mientras persiste una disputa de competencia entre juridicciones ya que la justicia de La Plata (60 km al sur) reclama el caso, por ser la que investiga el secuestro y asesinato de Laura Carlotto.
Ignacio Guido nació durante el cautiverio de Laura Carlotto, hija de Estela, en un centro clandestino de detención de la dictadura y fue arrebatado de brazos de su madre pocas horas después del parto.
La identificación del joven músico permitió también encontrar a su padre biológico, Walmir Montoya, asesinado por la dictadura, ya que las familias desconocían su vínculo afectivo.
Durante la dictadura, unos 500 niños fueron robados, de los cuales 115 recuperaron su identidad merced al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo.
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