Una argentina y un peruano relatan su experiencia tras el naufragio del Costa Concordia
Una jueza trasandina de 72 años tuvo un milagroso escape luego que la nave comenzara a inclinarse. El ciudadano peruano que trabajaba en el buque, en tanto, intentó salvar a la mayor cantidad de gente que pudo.
LA JUEZA MENDOCINA
"No fue un acto de heroísmo, sino de supervivencia. Mientras nadaba, cada vez se inclinaba más el barco, y mi temor era que se diera vuelta y me chupara", aseguró a la agencia Efe, María Inés Lona de Avalos. Esta viuda de 72 años, jueza penal de menores, y sus dos hijas, María Silvana y María Valeria son parte de los 18 argentinos que viajaron a bordo del crucero Costa Concordia que el día viernes se hundió en la costas de la isla Giglio en Italia.
La mujer afirmó que las 4234 personas que viajaban en el crucero tuvieron una primera advertencia sobre lo que ocurría cuando escucharon un golpe fuerte y quedó todo a oscuras."Nos dijeron que era un problema energético, que no nos hiciéramos problemas, que nos quedáramos en los camarotes. Pero, de repente, sonó la alarma y nos dijeron que había que ir al puente 4, donde estaban los botes. El capitán nunca habló, su actitud fue de terror", dijo Lona.
Según el diario argentino Clarín, al escuchar el sonido de la alarma la jueza bajó de la suite con sus dos hijas y las perdió en el camino. Ambas fueron al puente 4 y las ayudaron a subirse a los botes. Cuando María Inés llegó al lugar las balsas ya estaban todas ocupadas. "Aquí está lleno", le decían cada vez que se acercaba a un bote. "Creo que había lugar pero los que estaban adentro gritaban al tripulante que estaba a cargo que bajara de una vez", recordó.
Cuando se vio desesperada se sentó en el pasillo y miró su reloj, eran las 23:30, hacía ya dos horas que había comenzado el naufragio. "Con otros pasajeros que tampoco lograban subir a los botes fuimos caminando hasta la popa, que era el lugar más vecino a la escollera de la costa", relató la jueza al diario.
La mujer tomó la determinación de lanzarse. "Sentía que el barco crujía y ya estábamos medio colgados en el flanco derecho", aseguró. Cuando se vio en el lugar a varios metros de altura vaciló al lanzarse, pero un español la ayudó. "No hay otro remedio. ¡Vamos!", grito el hispano, que se lanzó primero. Al caer comenzó a nadar, pero el miedo persistía aún. "Me puse a nadar, pero cada 15 metros paraba y miraba para atrás. Sentía los crujidos del barco y tenía miedo que me cayera encima si naufragaba completamente", aseguró al Clarín la mujer. Nadó sólo 70 metro y llegó a la costa, según afirmó la agencia de información DPA. Unas dos horas después encontró a sus hijas en el pueblo. Cuando llegó la mujer aseguró que la razón del naufragio fue un error humano. "Varios pasajeros dijeron que el capitán estaba muy enfiestado, con mujeres, tomando (alcohol)", afirmó la mujer a DPA
Lona también confirmó que los 18 argentinos comenzarán acciones legales contra la empresa Costa Cruceros. "Nos pedimos nuestros correos electrónicos, teléfonos y direcciones. Contrataremos un abogado en Italia, supongo. No sabemos bien, pero algo haremos", dijo.
HEROE PERUANO
Humberto Morales, trabajó en el buque 10 años, en el área de atención al cliente, y cuando el crucero Costa Concordia se comenzó a hundir decidió salvar a la mayor cantidad de gente posible, realizó tres viajes para evitar más desgracias.
Todo comenzó a las 10 de la noche cuando se sintió un sonido fuerte y un desbalance en el barco, que se fue inclinando hacia la izquierda. "Debido a nuestro trabajo, nosotros los tripulantes somos los encargados de calmar a los pasajeros, y eso fue lo primero que hicimos", aseguró Humberto Morales, el hombre al la publicación peruana Diario 16. .
El peruano recuerda que lo peor llegó cuando el barco empezó a llenarse de agua. "El casco sufrió una ruptura de unos 70 metros, no se podía controlar la situación" aseguró el hombre al diario El Comercio.
El trabajador de servicio al cliente contó como la desesperación se apoderó de la gente y reconoció que debió cachetear a unas mujeres para que recuperaran la cordura y pudieran ser salvadas. El sobreviviente tuvo que realizar tres idas y vueltas para intentar rescatar a la mayor cantidad de gente posible, aseguró la página web del diario paraguayo Última Hora.
Morales recordó el esfuerzo sobrehumano que hicieron todos logró salvar a un bebé de 2 meses y a su madre y a un guatemalteco que se había lanzado al mar y estaba nadando en medio de la desesperación.
Morales indicó, además, que los italianos tuvieron cierta preferencia en el rescate ya que fueron los primeros en ser evacuados, saliendo así al paso de las críticas que arrecian en Italia en contra de la tripulación que supuestamente fue negligente a la hora del salvataje.
ESPAÑOL CON AUTISMO
El hombre de 68 años, se separó de su familia al momento de la desocupación, y no pudo saltar del barco.
El mallorquín Guillermo Gual era uno de los 177 españoles que participaban en el crucero por el Mediterráneo que naufragó en las costas de la isla Giglio y se ha convertido en el único español muerto en este accidente. La familia asegura que el hombre, debido a su condición de autista, no sabía reaccionar frente a estas situaciones.
Gual formaba parte de un grupo de nueve españoles, casi todos familia, que le perdieron la pista cuando intentaban escapar del crucero en el que viajaban 4.229 personas de las que hasta el momento han muerto ya cinco.
Su desaparición fue denunciada por Vicente Salvador, de 20 años, estudiante y originario de Palma de Mallorca, que viajaba con su novia María Rosa, sobrina del fallecido, los padres de la joven y otros amigos y familiares.
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