Unos 40 muertos deja batalla entre fuerzas ucranianas y prorrusas por el aeropuerto de Donetsk

El ministro ucraniano del Interior informó que retomaron el control del aeropuerto y que fueron los separatistas quienes que sufrieron la totalidad de las bajas.




El ejército ucraniano retomó este martes el estratégico aeropuerto de Donetsk (este), en una operación en la que murieron 40 personas, en su mayoría separatistas prorrusos.

La batalla por el control de esta instalación aeroportuaria comenzó el lunes, un día después de la elección del futuro presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, quien prometió luchar contra los "terroristas".

"Retomamos el control total del aeropuerto. El adversario sufrió bajas, pero nosotros no", afirmó en un comunicado el ministro ucraniano del Interior, Arsen Avakov.

Sin embargo, Avakov señaló que los militares continuarían su operación en el aeropuerto, donde periodistas de la AFP constataron durante la mañana explosiones y disparos.

El alcalde de Donetsk, Olexandre Lukianchenko, informó de la muerte de dos civiles y de 38 combatientes, mientras que los rebeldes prorrusos sugirieron  que el balance de fallecidos entre sus filas podría aumentar.

Un corresponsal de la AFP vio cuerpos desmembrados y sangre cerca de un camión acribillado a balazos en la carretera que conduce al aeropuerto.

"OPERACIÓN DE CASTIGO"

Rusia redobló este martes sus declaraciones para instar al cese de la  violencia.

En una conversación telefónica con el primer ministro italiano, el presidente ruso, Vladimir Putin, instó a Kiev al "cese inmediato de la  operación de castigo del ejército" y a "instaurar un diálogo pacífico entre Kiev y los representantes de las regiones" separatistas del este.

El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, había pedido poco antes "el  cese de la violencia de todas las partes implicadas".

El ejército ucraniano desplegó el lunes helicópteros, aviones de combate y paracaidistas para retomar el control del estratégico aeropuerto, que los separatistas prorrusos tomaron sin violencia el domingo por la noche.

La mayor acción militar de Kiev desde el lanzamiento de una operación  militar contra los rebeldes prorrusos a mediados de abril tuvo lugar el mismo  día en que se confirmaba la victoria del oligarca ruso Poroshenko en la  elección presidencial del domingo con el 54% de los sufragios. 

El quinto presidente electo desde la independencia de esta exrepública soviética en 1991 indicó que sus prioridades serían devolver la seguridad a Ucrania, después de seis meses de una crisis sin precedentes.

Poroshenko insistió además en que no negociaría con "terroristas" hasta que  no depusieran sus armas, en referencia a los rebeldes prorrusos.

NINGÚN DIÁLOGO SIN MEDIADORES

Rusia, amenazada con más sanciones internacionales por su implicación en la crisis ucraniana, dijo que llevaría un "diálogo pragmático" con el nuevo jefe  de estado ucraniano "en particular en el dominio comercial, económico y  gasístico" y señaló que respetaba el resultado de las elecciones. 

Sin embargo, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, rechazó este  martes entablar negociaciones directas con Rusia si no hay mediadores  occidentales, pese a que Poroshenko afirmó el lunes que esperaba poder  entrevistarse con Putin y que el encuentro podría organizarse el próximo mes.

Lavrov indicó este martes, no obstante, que la visita de Poroshenko a Moscú  no se contemplaba por el momento.

Respecto al gas, Ucrania mostró su insatisfacción por la hoja de ruta de la  Unión Europea para solucionar el conflicto gasístico entre Kiev y Moscú y  reclamó la garantía de una reducción del precio antes de reembolsar su deuda.

La Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE)  legitimó la victoria de Poroshenko, al considerar que las elecciones se  celebraron "de acuerdo con las normas democráticas", pese a las dificultades  detectadas en las regiones separatistas del este.

Estados Unidos reaccionó a la victoria del oligarca ruso indicando que  trabajarían con el presidente electo.

Los países occidentales apoyaron estos comicios celebrados seis meses  después de una crisis sin precedentes, iniciada con un movimiento de  contestación proeuropeo que terminó con la destitución del presidente prorruso  Viktor Yanukovich. 

Durante este tiempo, Rusia integró la península de Crimea a su territorio y  Kiev lanzó una ofensiva militar contra las regiones separatistas del este.

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