Usted, qué jefe prefiere: ¿hombre o mujer?
<img style="padding-right: 0px; padding-left: 0px; padding-bottom: 0px; margin: 0px; padding-top: 0px" height="13" alt="" width="81" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg" />A diferencia de la mayoría de los paises latinoamericanos, donde se prefiere a los hombres como jefe, en Chile la respuesta a esta pregunta arroja una sorpresa: los chilenos escogen a la mujer.
Son pocas, pero se han convertido en las favoritas. Sólo un 2% de los cargos de gerencia general en las empresas corporativas son ocupados por mujeres y el número asciende a 8% si se trata de una jefatura de área o de división. Y un tercio de los cargos menores, como supervisoras, están en manos de mujeres, dice Rafael Rodríguez, socio de Seminarium Headhunter. Cifras nada alentadoras desde una perspectiva global pero, al parecer, más que suficientes para cambiar entre los chilenos el viejo paradigma de que no hay mejor jefe que un hombre.
La consultora bumeran.com preguntó a los chilenos, todos trabajadores de grandes empresas, qué preferían como jefe: ¿hombre o mujer? Y la respuesta fue sorprendente: el 53% dijo "mujer". La misma encuesta la realizó entre otros cinco países de Latinoamérica, con resultados muy distintos. Sólo en México, los trabajadores tuvieron una elección similar a la chilena, con el 52% de la preferencias para la opción femenina. En Colombia, Argentina y Venezuela prefirieron a los hombres como jefes.
¿Qué factores influyen para que Chile sea uno de los pocos países de la región, en donde la mujeres superen, aunque levemente, a los hombres como preferidas para las jefaturas?
El estudio de Bumeran no indagó en razones, pero los sicólogos laborales apuestan, fundamentalmente, a dos características que han demostrado las mujeres a la hora de ejercer cargos de liderazgo: su capacidad para trabajar en equipo y la calidez en el trato.
El secreto de las favoritas
Estas dos habilidades, dicen los especialistas, bastaron para que las mujeres acabaran con la idea tradicionalista de un jefe hombre. Teresita Serrano, decana de la facultad de sicología de la U. del Desarrollo, explica que las mujeres, por características propias del género, se enfocan más en los procesos, mientras que los hombres, en los resultados.
Una condición que, evidentemente, favorece el trabajo en equipo. "Las mujeres tendemos a ser mediadoras, nuestra tendencia es más colaboradora. Una buena mujer líder ve el beneficio de la organización y no sólo el personal. Por lo tanto, las mujeres tienden a ayudar no sólo a que la persona haga un buen trabajo, sino que también su subalterno siga creciendo dentro de la compañía. Aunque algunos hombres también lo hagan, en las mujeres se da de una forma más innata", dice a La Tercera Gabriela Cora, siquiatra organizacional estadounidense, especialista en liderazgos.
A lo que se suma otra característica muy particular de las mujeres: "Las buenas jefas tienen un aura de madre, dándoles más apoyo para conciliar trabajo y familia", dice Cora. Aunque, aclara, estas son características que los hombres también han ido adquiriendo: "Obama ha tomado actitudes de liderazgos femeninos como la mediación y la cercanía", agrega.
En Estados Unidos, el escenario es muy diferente a la situación latinoamericana y la evolución que este tema ha tenido en el país del norte debería marcar la tendencia para el resto de las naciones de la región, en la medida que se eleve la participación femenina en el mercado laboral.
Cuando la empresa Gallup hizo la misma pregunta en 1953, sólo un 5% de los trabajadores eligió a las mujeres como preferencia para jefes. Década tras década, la consultora fue sondeando las respuestas de los estadounidenses. Y, registrando cómo la brecha entre hombres y mujeres no sólo se iba estrechando, sino que crecía el porcentaje de personas que les era indiferente el género de su jefe.
Para el año 2000, el 68% decía que le resultaba indiferente si su jefe era hombre o mujer. Incluso, eran los hombres quienes más aceptan con más agrado el liderazgo femenino.
En Chile, dicen los especialistas, todo apunta a que nos encaminamos en la misma dirección. "Lo que muestran las investigaciones es que los más jóvenes y con mayor educación son más abiertos con los tipos de jefaturas. En cambio, mientras mayor edad o menor educación tengan las personas, es más probable que adhieran a estereotipos de género más tradicionales, como el hombre proveedor y mujer cuidadora", dice Naisa Gormaz, sicóloga y profesora de la UC.
El aprendizaje de las jefas
Romper con la tradición no es fácil. Si una mujer tiene una actitud muy suave, dice la siquiatra estadounidense Gabriela Cora, quizás nunca llegue al poder, pero si adopta rasgos de liderazgos masculinos, puede que sea rechazada. Frente a este y otros dilemas han tenido que trabajar las jefas. "Las chilenas han debido aprender a ser más directas y asertivas, características más propias de los hombres en este país. La mujer estaba acostumbrada, por ejemplo, a decir las cosas en forma vaga. Pero han tenido que desarrollar más claridad en su comunicación y eso ha implicado un cambio cultural", dice Teresita Serrano.
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