Vaticano se prepara para el evento más masivo de su historia
Se esperan que más de cinco millones de visitantes lleguen a Roma para el 27 de abril, día de la canonización de los Papas Juan Pablo II y Juan XXIII. Es la primera canonización de un Pontífice desde 1954, cuando el Papa Pío XII elevó a los altares a San Pío X.
Entre cinco millones y siete millones. La masa de peregrinos que Roma espera para el 27 de abril dobla su población habitual. La capital de Italia y corazón de la cristiandad se ofrecerá por entero a la celebración de la canonización conjunta de dos de los Papas más queridos de la historia: Juan XXIII (1958-1963) y Juan Pablo II (1978-2005). A una semana de distancia de la segunda Pascua celebrada por el Papa Francisco, la plaza de San Pedro se transformará en el escenario principal del que se espera que sea el evento más masivo de su historia. Sus columnas de mármol llegan a abrazar 200.000 personas, pero habrá maxi pantallas esparcidas en cada rincón de la urbe para permitir a la masa de fieles procedente de todo el mundo asistir con cercanía y devoción a la ceremonia. Es la primera canonización de un Papa desde 1954, cuando San Pío X fue elevado a los altares y la primera de dos pontífices en forma simultánea.
A nueve años de su muerte, ocurrida en abril de 2005, los vecinos de Roma recuerdan los días que precedieron el entierro de Juan Pablo II, cuando tres millones de feligreses colapsaron las zonas adyacentes al Vaticano. La muchedumbre que acompañó el cuerpo de Juan XXIII fue menor, pero el afecto y la devoción hacia él siguen hoy muy vivos: su foto campea en miles de formatos y soportes en las tiendas de recuerdos y frente a su tumba, bajo el altar de San Jerónimo en la Basílica de San Pedro, se paran a diario miles de fieles. Estas consideraciones y el increíble número de reservas ya efectuadas en hoteles, hostales y residencias -ya ocupados en un 85%- llevan a las autoridades locales a evaluar que el número de personas que invadirán la ciudad puede doblar el de los funerales de Wojtyla.
"Este evento planetario llevará a Roma gente de todo el mundo", exclama Giuseppe Roscioli, presidente del gremio de los hoteleros. Más de 300 mil personas viajarán en autobús desde Polonia, tierra de origen de Karol Wojtyla. Otros tantos se están organizando en Bergamo, en el norte de Italia, la diócesis de Juan XXIII. "Pero habrá ríos de gente de todo el mundo católico -prevé Maurizio Pucci, responsable de la gestión de los eventos excepcionales del municipio- y estamos trabajando con intensidad para que no se agolpen en las áreas cercanas al Vaticano, sino que se distribuyan por todo el territorio. En la noche del 26 de abril está programada una gran vigilia de oración por la cual muchas iglesias del centro se quedarán abiertas. La mañana siguiente, la plaza de San Pedro tendrá 10 mil butacas reservadas para los huéspedes y las autoridades. El resto del espacio -en la explanada y en la gran calle de la Conciliación justo en frente a la fachada de la Basílica- habrá acceso libre, sin billete ni posibilidad alguna de reserva", adelanta el técnico municipal.
Habrá que guardar cola desde las primeras horas de la madrugada para garantizarse un sitio dentro del columnado de Bernini. Desde la oficina de prensa del Vaticano argumentan que muchas agencias de viaje querían vender paquetes de visita a Roma que incluían la asistencia a la ceremonia, cobrando por un puesto en la plaza. "Para no crear un mercado de compraventa alrededor de una fiesta tan importante para la Iglesia -dijo el portavoz vaticano Federico Lombardi- decidimos optar por el viejo sistema: quien llega primero, entra". "Allí caben como máximo 200 mil personas -sigue Pucci, quien está trabajando codo a codo con los organizadores de la Santa Sede- por eso instalaremos pantallas en varias plazas y lugares del centro, como por ejemplo los Foros Imperiales, la plaza del Popolo, la de Santa María la Mayor. Desde los lugares de alojamiento, los peregrinos podrán simplemente alcanzar el más cercano". Después de la ceremonia, se van a quitar las vallas de contención en la plaza de San Pedro y los feligreses que lo deseen podrán libremente acudir a la Basílica y desfilar frente las tumbas de los dos nuevos Santos. Por supuesto, hay que equiparse de paciencia y de un buen par de zapatos.
"Las 10 de la mañana del 27 de abril va a ser la guinda de días muy intensos para la Iglesia y para los católicos", explica a La Tercera Jacopo Scaramuzzi de la web VaticanInsider.com, especializada en información del Vaticano. "Las vacaciones de Pascua -detalla el periodista- suelen ser una ocasión para muchas familias, grupos organizados en las parroquias o simples turistas para visitar Roma: sus bellezas, los museos, las huellas de la historia antigua y de paso seguir las celebraciones de la Semana Santa". El Vía Crucis del viernes Santo, en el Coliseo, reúne cada año a miles de hombres, mujeres, niños y ancianos de los orígenes más diversos. Por eso, la serie de días marcados en rojo en la agenda de las instituciones romanas arranca el viernes 18 de abril. Se va a cortar el tráfico de autos, a reforzar la frecuencia y a ampliar los horarios de las líneas de metro. A pesar de ello, el tránsito -ya poco fluido en días normales- va a transformarse en una pesadilla. Lo mismo, con números aún mayores, suele valer para la Misa del Domingo de Pascua, en la explanada frente a San Pedro. "Con el nuevo Papa es aún más evidente. Ya nos hemos acostumbrado a las masas enormes que reúne en sus apariciones", comenta el vaticanista.
Para quienes no puedan acudir a Roma, no va a ser un problema seguir la ceremonia en la televisión y en otros medios. El evento promete ser uno de los más cubiertos entre los que hasta ahora han acontecido dentro de las murallas de la Santa Sede: el Centro Televisivo Vaticano (CtV) estrena en esta ocasión un nuevo sistema gracias al cual va a emitir la canonización en directo, en alta definición y sin interrupciones. Federico Lombardi comunicó que ya son centenares los periodistas acreditados para seguir esta gran fiesta de los católicos esparcidos por el planeta. Durante la presentación de las iniciativas para el 27 de abril, se le preguntó por la eventual presencia del Papa Emérito Benedicto XVI. "Está claro -contestó Lombardi- que hay mucha expectación. Podemos dar por sentado que está invitado, pero aún falta tiempo. Es necesario esperar para ver si él se siente con fuerzas para presenciar el evento", señaló.
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