Inoportuna propuesta para reducir jornada laboral
En momentos en que la prioridad del país es recuperar los empleos perdidos, la propuesta de parlamentarios de oposición para reducir la jornada laboral a 38 horas semanales supone una preocupante desconexión de la realidad.
La Cámara de Diputados declaró admisible a tramitación el proyecto que impulsa un grupo de diputados de oposición que busca reducir la jornada laboral a 38 horas semanales, estableciendo un esquema que busca completar cuatro días de trabajo y tres días de descanso.
Entre los argumentos que esbozan los impulsores de la medida están los problemas de salud mental que aquejan a los trabajadores, en particular desde que comenzó la crisis sanitaria, y las extensas jornadas laborales que aumentan el estrés y les impiden mejorar su calidad de vida.
Es importante reflexionar la oportunidad en la que se abre esta discusión -que se está dando en algunos países europeos y Japón, por nombrar algunos-, justamente cuando en nuestro país la variable más rezagada en el proceso de recuperación es el empleo. Ayer el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales informó que el empleo en junio retrocedió en algo más de 200 mil puestos de trabajo en relación con el dato de mayo, en tanto que el gobierno acaba de convocar una comisión asesora de expertos justamente para destrabar la creación de empleos.
Chile, en el contexto de países OCDE, se encuentra en el tercio de economías que más horas se trabajan en un año (1.825), por debajo de Colombia (2.172), México (2.124), Costa Rica (1.913) -y otros más- y muy por sobre la mayoría de las naciones europeas. Sin embargo, al analizar la carga horaria semanal de los países de la OCDE cuando tenían el mismo ingreso per cápita que Chile, nuestro país queda en la mediana de esta muestra, de acuerdo a un informe publicado por el presidente de la Comisión Nacional de Productividad. La argumentación de los impulsores apunta a que reducir la cantidad de horas trabajadas mejoraría los niveles de productividad, pero los datos sugieren que es justamente gracias a los aumentos de productividad que han tenido las economías desarrolladas la razón por la cual han logrado reducir progresivamente las horas trabajadas.
Pero el proyecto de los diputados incurre en cambios que pueden resultar nocivos para las Pymes y los propios trabajadores. Por ejemplo, a las empresas que adopten la modalidad 4x3 se verán obligadas a considerar la “colación del trabajador por al menos una hora” e “imputable a la jornada”. El proyecto agrega además que “las partes no podrán acordar el trabajo en jornada extraordinaria”, lo que -en la práctica- prohíbe las horas extraordinarias, aunque éstas hayan sido pactadas por el empleador y alguna instancia de representación de los trabajadores. Todo lo anterior con la imposibilidad de ajustar las remuneraciones al nuevo esquema, lo que es un aumento por ley de los salarios.
Es preocupante la desconexión que muestran los parlamentarios respecto de lo que ocurre en el mercado laboral y las dificultades que tienen muchas empresas por recuperar niveles de relativa normalidad en medio de la pandemia. Chile está lejos de ser una economía desarrollada de alta productividad, por lo que estas iniciativas deben analizarse en otras circunstancias, no cuando lo más urgente es recuperar los niveles de empleo.
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