Representar al pueblo
Dictaduras y populismos de todo tipo se han instalado en la historia diciendo representar al pueblo y sus intereses. La tendencia de todo movimiento político o social es buscar su legitimidad en la supuesta y teórica representación de un pueblo que, en la mayoría de los casos, termina rechazando a quienes se sirvieron de ese concepto para el uso de beneficios personales que otorga el poder. Por eso parece sensato que quienes hoy han asumido como constituyentes con una representación diversa, histórica e inédita de nuestro ser nacional, no pierdan de vista que la legitimidad es algo que se gana y que también se puede perder, que la representación del pueblo chileno la tienen todos los constituyentes en cada uno de sus segmentos y que una significativa y contundente mayoría mandató a quienes hoy ejercen esa función para que en su nombre discutan y elaboren una Constitución de origen democrático, que identifique a todos los que viven en esta tierra.
Por tal razón, este histórico ejercicio constituyente seguirá sometido a la gran prueba de ser capaz de transformar la demanda en un comienzo institucionalizado del ejercicio de discutir, construir convergencias, escribir y viabilizar -por primera vez en la historia de Chile- una nueva Carta Magna plena y auténticamente democrática. Aun cuando el conjunto de temáticas que surgieron antes, durante y después del acto de asunción solo ha incorporado ruidos innecesarios a este proceso, es de esperar que los constituyentes logren asumir en plenitud un rol que -para efectos de la dinámica- los dota de plena autonomía en todo lo que se refiere a la ardua y eficiente labor que se espera de esta instancia representativa del voto popular.
Aun cuando los primeros aprontes demuestran que existirá la tendencia a transformar a este organismo en un rol político público, como ya ha quedado demostrado en temas que no son de su competencia o el ejercicio de roles para los cuales no están facultados, el cómo se sorteen las dificultades y si se logra o no cumplir los primeros objetivos de este ejercicio republicano, develará mucho sobre cómo se desarrollará el trabajo en el futuro. Ello porque si las fuerzas se agrupan mayoritariamente inclinando la balanza hacia priorizar la paz y los acuerdos, se estaría anunciando que esta línea también puede imponerse en los debates. A contrario sensu, la campaña presidencial, el desarrollo de la Convención Constitucional y la gestión de gobierno pueden incentivar una confusión de roles en que los constituyentes y el pueblo tienen mucho que perder y nada que ganar.
Ahora, vendrán nueve meses de definiciones clave sobre el Chile que viene, donde conceptos como feminismo, descentralización, pluriculturalidad, ecología y medio ambiente, derechos sociales, entre otros, serán centrales. Especialmente porque la razón principal por la que fueron elegidos es coronar exitosamente una nueva Carta Magna, que sea aprobada en el plebiscito de salida.
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