Acercarse al centro y alejarse del Partido Republicano: La apuesta de Chile vamos para la siguiente etapa
Tras el triunfo del Rechazo es que en la oposición creen que el mapa político cambia y que para el sector es conveniente no derechizarse. La discusión que se viene es cómo darle continuidad al proceso constituyente, por lo que será clave los puentes y vínculos que puedan tender desde la derecha. Acercamientos a colectividades como la DC y el PDG son oportunidades que, dicen en el sector, los pueden hacer crecer electoralmente, lo que se podría traducir en algunos pactos acotados, sin necesariamente tener que refundar a la coalición.
Era una discusión de la cual eran conscientes en la oposición incluso antes de que ganara el Rechazo. ¿Cómo reconfigurar las fuerzas de la coalición ante el triunfo de la opción de no aprobar la propuesta de Carta Fundamental? El diagnóstico era común en los distintos sectores de la derecha: Chile Vamos debería alejarse del Partido Republicano y acercarse al centro.
Durante la campaña las señales eran evidentes: mientras desde el bloque hicieron un compromiso público con una serie de principios a cambiar de la Constitución si ganaba el Rechazo -lo que se evidenció más con el apoyo del bloque a la propuesta de rebajar los quorums constitucionales de los senadores DC- los republicanos fueron indiferentes a ambas manifestaciones. Primero no suscribieron la carta de Chile Vamos, y luego rechazaron la moción parlamentaria.
Ahí, dicen en la derecha, quedaron en evidencia las diferencias y la necesidad de separarse de ellos. Todo en momentos en que los sectores políticos esperan darle continuidad al proceso constituyente, y Chile Vamos quiere ser parte de esas conversaciones, mientras que en el Partido Republicano gran parte de sus militantes promueven mantener la Constitución actual.
De ahí que la ventaja con la que ganara el Rechazo era una primera vara de medición que consideraban en el sector. Si el Rechazo ganaba por poco quería decir que hay un mundo de centro que es el que está siendo mayoritario. Mientras que si el Rechazo ganaba por mucho, crecerían los intentos por derechizarse desde la coalición apelando a posturas más duras.
Acercarse al centro siempre ha sido un deseo en algunos de Chile Vamos, particularmente en Evópoli y en sectores de RN. De hecho, esos partidos han promovido acercamientos con colectividades como la DC y el PDG, señales que han sido entregadas de lado y lado. Uno de los últimos gestos vino del diputado Miguel Ángel Calisto (DC) quien sostuvo en entrevista con La Tercera que “tras el plebiscito tenemos la oportunidad histórica de volver al centro político y generar acuerdos con el PDG, Evópoli y el PPD”.
Fuentes de Chile Vamos afirman que un acercamiento al centro político será natural, pero ello no necesariamente confluiría en la formación de una nueva alianza política, sino que podría traducirse en gestos como alianzas administrativos en el Congreso Nacional (a través de mociones parlamentarias o actos de fiscalización), o pactos por omisiones en elecciones, como las municipales que vienen en las que Chile Vamos se podría restar en algunas zonas y apoyar a candidatos de otros partidos.
Otra reconfiguración que se dará en Chile Vamos es generar mayores acercamientos hacia la sociedad civil. Tras el éxito del Rechazo, en el sector consideran que demostró ser un éxito la alianza que se hizo con algunos organismos que hicieron la campaña en terreno asumiendo el protagonismo, en base a la estrategia de que los políticos se mantuvieran en segunda línea.
Las apuestas por partido
Particularmente es difícil la situación, dicen en Chile Vamos, para la UDI, cuyo líder, el senador Javier Macaya ha tenido que lidiar con tensiones internas de parte de algunas de sus bases que prefieren que el partido se derechice, y no ven con buenos ojos la idea de acercamientos con el centro político.
Sin embargo, para la UDI el triunfo del Rechazo abre una puerta de que el partido -y particularmente Macaya- asomen como la colectividad que tome la batuta y lidere la continuidad del proceso constituyente. Es ahí que se genera una oportunidad para rostros emergentes como el del timonel gremialista, que puedan tender puentes con el centro y aspirar a modernizar al partido. Gestos desde la centro izquierda ya hubo, como la señal que dio la senadora Ximena Rincón (DC) quien en una entrevista con La Tercera sostuvo que “esta derecha de Macaya no tiene nada que ver con la de (Jovino) Novoa que se opuso a todos los cambios a la Constitución”.
En RN el tema también tensiona, pues quienes han promovido acercamientos al centro político creen que cualquier configuración de alianzas se debería hacer sin la UDI, ya que tiendas como la DC y el PDG podrían acercarse a la derecha, solo bajo condición de que sea sin sus socios del gremialismo. Ahí las aguas están divididas en RN, pues si bien algunos referentes como el secretario general y diputado, Diego Schalper, han promovido seguir con la UDI, gran parte de los militantes de la tienda de Antonio Varas prefieren separarse de sus socios, especialmente luego de las tensiones que quedaron en el Senado cuando el gremialismo apoyó al PS en vez de a RN para elegir al presidente de la Cámara Alta.
En Evópoli particularmente la situación es más fácil, pues al ser un partido de una derecha más moderada, siempre ha sido más fluido un acercamiento con fuerzas de centro. Sin embargo, también está el riesgo para la colectividad de perder relevancia al acercarse a fuerzas que son similares a su pensamiento. De todas maneras, en Evópoli siempre han promovido alejarse del Partido Republicano.
En esta última tienda de todas maneras reconocen que será natural alejarse de Chile Vamos. Un tema que sin embargo no les molesta, pues afirman que los republicanos nacieron para llenar un espacio de la derecha que quedó huérfano, cuando la UDI, RN y Evópoli hicieron acercamientos a propuestas más de centro. En ese sentido es que el Partido Republicano siempre ha apuntado a un nicho específico, y esperan seguir creciendo desde ahí.
En el partido de José Antonio Kast existe un debate interno si es que acaso participar o no del proceso que dé continuidad a la discusión constituyente. Y marginarse de esa apuesta, dicen en el partido, podría generarles beneficios también, en el sentido de que se mantendrían fieles a sus militantes más duros.
Incluso en ese partido aventuraban que un escenario igual de conveniente en términos electorales era que ganara el Apruebo. Pues de ocurrir ello, los republicanos podrían endurecer su discurso con temas que molestaban de la nueva Constitución, y desde ahí ganar adherentes para futuras elecciones.
Hasta antes del triunfo del Rechazo, el análisis que se hacía en la derecha era que si hubiese ganado el Apruebo los partidos se tendrían que atrincherar desde el Congreso y ahí hacer reformas constitucionales para ajustar los cambios que quisieran. En ese sentido, es que esa eventual circunstancia también implicaba un acercamiento hacia el centro, pues ello habría obligado a la derecha a llegar a acuerdos con sectores más moderados de la centroizquierda, como los partidos del Socialismo Democrático.
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