Altos y bajos: los hitos de la relación entre Chile y Bolivia
Una extensa historia política en común tienen ambos países, la que ha estado cruzada en la mayor parte por la aspiración marítima del país altiplánico. Quiebre de relaciones, intentos de La Paz para una salida al mar y un juicio en la Corte Internacional de la Haya, son algunos de los hitos que han marcado la convivencia entre ambas naciones. Este lunes ambos gobiernos anunciaron un "compromiso" para "normalizar las relaciones", que incluye una "Hoja de ruta 2021".
Este viernes, el canciller Andrés Allamand anunció un hito de relevancia: la “normalización” de las relaciones bilaterales entre Chile y Bolivia, que contempla una “hoja de ruta 2021″ que incluye: Comité de Fronteras e Integración; Complementación Económica; Libre Tránsito; Límites; Integración Física; Culturas; Medio Ambiente; Turismo; Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación; Cooperación; Temas Consulares; Cooperación Policial; Contrabando; Control de comercio ilegal y drogas, y Recursos Hídricos Transfronterizos.
De modo paralelo, desde Bolivia el canciller de dicho país, Rogelio Mayra, informaba también el nuevo camino bilateral, que Allamand calificó como “un compromiso recíproco de ambos países para dejar atrás una etapa particularmente conflictiva, cuyo punto más álgido fue la demanda rechazada por la Corte Internacional de Justicia e iniciar una etapa de la relación bilateral pensando fundamentalmente en el futuro”.
La agenda no incluye el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. “El tema de las relaciones diplomáticas es una materia que podrá abordarse más adelante y corresponderá, por cierto, a una decisión conjunta de ambos países. No está en la orden del día, lo que está en la orden del día es avanzar en la normalización y poner a trabajar estos distintos mecanismos que hemos establecido y el resto podrá verse más adelante”, precisó el ministro de Relaciones Exteriores chileno.
El anuncio de hoy se convierte en un nuevo paso en una convivencia entre ambas naciones, marcada por altos y bajos.
Pese a que ha transcurrido más de un siglo, el reclamo marítimo de Bolivia ha sido permanentemente uno de los puntos que ha tensionado –particularmente en los últimos años– las relaciones entre el país altiplánico y Chile.
Fue el Presidente boliviano Víctor Paz Estenssoro quien rompió en 1962 las relaciones debido al desvío de las aguas del río de Lauca. El diálogo no se restableció sino hasta 1975, tras el denominado “abrazo de Charaña” entre Augusto Pinochet y Hugo Banzer. En ese entonces, se ofreció a Bolivia un paso al Océano Pacífico entre Arica y Perú. Sin embargo, el acuerdo fue objetado por Perú y no llegó a concretarse, resultando, tres años más tarde, en una nueva suspensión de las conversaciones y sólo se mantuvo una relación a nivel consular.
Desde el retorno a la democracia, el escenario continuó con altos y bajos entre los dos países.
Uno de los intentos para retomar el diálogo formal ocurrió en 2004, durante la administración de Ricardo Lagos. El entonces Mandatario ofreció a su homólogo de Bolivia, Carlos Mesa, reanudar las relaciones diplomáticas entre Santiago y La Paz luego de negarse a discutir el tema marítimo en la Cumbre Extraordinaria de las Américas en Monterrey y donde Mesa pidió buscar una “solución definitiva” al respecto. “Lo que no nos parece es que podamos empezar a discutir temas de soberanía porque no tenemos temas de soberanía pendientes”, dijo Lagos en la instancia.
“Discutamos la agenda de futuro, discutamos los temas que nos convocan y usted (Mesa) tendrá toda la colaboración y todas las asimetrías que ha planteado, como lo hemos venido haciendo (...) y si de diálogo se trata, ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora”, agregó, en una recordada alocución.
Dos años más tarde, en 2006, fueron los gobiernos de Michelle Bachelet y Evo Morales los que consolidaron un nuevo esfuerzo diplomático por mantener un diálogo, instaurando la Agenda de los 13 puntos, que abordaba el tema marítimo e incluía “consultas políticas”, y que concluyó sin grandes resultados en 2010. Este acercamiento, eso sí, no estuvo exento de tensiones. Particularmente cuando en 2008 Bolivia reformó su Carta Magna y estipuló en ella la llamada “reivindicación marítima”.
Febrero de 2011 también marcó un hito. Esto, a raíz de la primera reunión entre los cancilleres chileno Alfredo Moreno (hoy ministro de Obras Públicas) y boliviano, David Choquehuanca, en La Paz, para debatir el tema y abordar la agenda de los 13 puntos. Esto, luego de que Morales y el Presidente Sebastián Piñera –quien había asumido su primera administración en 2010– decidieran establecer una comisión permanente para atender el seguimiento del asunto marítimo.
Un mes después del encuentro, el 23 de marzo, en su discurso por la conmemoración del Día del Mar, Morales anunciaría su intención de demandar a Chile en tribunales internacionales por una salida al mar. Hecho que confirmó exactamente dos años más tarde, en 2013: “He decidido que en los próximos días una comisión viaje a La Haya a presentar la demanda para retornar al mar con soberanía”, dijo el ahora exmandatario.
Demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ)
“La demanda boliviana solicita a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que falle y declare que Chile tiene la obligación de negociar de buena fe con Bolivia un acuerdo pronto y efectivo que le dé, que le otorgue, una salida plenamente soberana al Océano Pacífico”, explicó al día siguiente del anuncio el canciller Choquehuanca.
En respuesta, el gobierno chileno –en voz de Moreno– manifestó que “lamenta profundamente que Bolivia haya iniciado esta acción carente de fundamentos de hecho y de derecho”.
La presentación de la demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya se concretó el 24 de abril del mismo año.
Morales concurrió personalmente a Holanda a entregar la memoria boliviana, el 15 de abril de 2014, afirmando entonces que “esta fecha convoca a nuestro país a asumir con la mayor unidad, convicción y serena sobriedad una demanda artificiosa que carece de fundamento jurídico y que revierte un proceso de diálogo constructivo”.
Posteriormente, la expresidenta Bachelet, en su segundo mandato, anunció que había tomado la decisión de “objetar la competencia de la Corte Internacional de La Haya”. Esto fue el 7 de julio de 2014, pero la demanda marítima continuó luego de que la CIJ declarara que sí tenía la competencia para abordar el fondo de la misma.
¿Cómo se traducía esto en los acercamientos diplomáticos entre Santiago y La Paz? El entonces canciller y hoy candidato presidencial por el PPD, Heraldo Muñoz, lo describió así: “Las relaciones no son las que desearíamos. Pero esto ha sido fruto de una demanda unilateral presentada por Bolivia, y eso evidentemente ha afectado las relaciones”. Pese a las tensiones, se intentó retomar la agenda de los 13 puntos durante el segundo mandato de la Jefa de Estado, excluyendo el asunto marítimo, pero sin llegar a un acuerdo con el gobierno de La Paz.
Y en medio de este largo proceso, se presentó una nueva acción judicial. Esta vez Chile ingresó –en 2016– una demanda en La Haya respecto a las aguas del río Silala. El país pidió que la corte declare que se trata de un río internacional y que Chile tiene derecho a utilizar sus aguas. Aún se está a la espera de que la CIJ fije una fecha para los alegatos orales.
Finalmente, la demanda marítima de Bolivia tuvo respuesta en 2018, aunque no fue la que Morales esperaba. Por 12 votos contra 3, La Haya estipuló el 1 de octubre de ese año que Chile no estaba obligado a negociar con Bolivia una salida soberana al mar.
Días previos a que la corte publicara el fallo, Morales publicó en su cuenta de Twitter un mensaje dirigido a Piñera, instándole a “encontrar fórmulas de entendimiento para cerrar heridas abiertas hace más de 100 años”. Ese día, el Mandatario respondió por el mismo medio: “Chile ha estado siempre dispuesto a dialogar con Bolivia, dentro del marco del respeto a los tratados vigentes”.
¿Y después del fallo?
Hasta la fecha no había habido grandes acercamientos entre ambas naciones. Tras las elecciones del año pasado en Bolivia, Piñera no asistió a la toma de mando del Presidente Luis Arce –quien asumió el 8 de noviembre del 2020–, y fue el actual ministro de RR.EE. Andrés Allamand quien acudió a La Paz.
Sin embargo, hace poco más de un mes, se vislumbró un avance hacia un eventual reencuentro diplomático: “No hay duda que esta semana que termina ha sido la más auspiciosa en décadas en términos de la relación bilateral entre Bolivia y Chile”, señaló el canciller a finales de marzo.
Las palabras de Allamand se produjeron tras los dichos de Arce en su discurso en el Día del Mar en Bolivia. En la instancia, el jefe de Estado presentó un programa de nueve puntos que tiene como objetivo obtener acceso a los océanos Pacífico y Atlántico, pero también detalló que busca lograr “un nuevo tiempo de relacionamiento con la hermana República de Chile”.
Si bien desde el gobierno valoraron entonces la propuesta, también zanjaron las aspiraciones marítimas del país altiplánico y expresaron que el tema había sido resuelto “definitivamente” por La Haya.
Por otra parte, pese a que la Cancillería de Bolivia había emitido un comunicado a propósito de los dichos de Piñera en entrevista con CNN -sobre la detención de la expresidenta del país altiplánico Jeanine Áñez- instando al Mandatario chileno a respetar “la libre determinación de los pueblos y el principio de no injerencia en asuntos internos”, Allamand señaló que esto no afectó “para nada el clima positivo y auspicioso que se ha ido generando entre ambos países”.
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