Canciller Van Klaveren rechaza ley que prohíbe hablar a las mujeres en Afganistán: “Defendemos las libertades fundamentales”

Talibanes mujeres

El pasado jueves entró en vigor la denominada “Ley para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio” en Afganistán, que supone la consolidación definitiva de la política de discriminación emprendida por el régimen fundamentalista talibán afgano contra las mujeres del país, desde su retorno al poder hace tres años.


El gobierno de Chile rechazó este sábado la entrada en vigor de la denominada “Ley para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio” en Afganistán, la que fue impulsada por el régimen talibán y que ha incrementado la política de restricción de libertades contra las mujeres en la nación asiática.

Entre las bases de esta ley -que ha sido ampliamente rechazada por la comunidad internacional-, se incluye que la voz de las mujeres solo puede ser escuchada “en casos de necesidad”, silenciando así a los más de 20 millones de mujeres afganas.

Al respecto, el ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, utilizó su cuenta de la red social X para indicar que “rechazamos la legislación para la ‘propagación de la virtud’ de los talibanes en Afganistán, que busca silenciar a las mujeres, es decir a la mitad de la población de ese país”.

“Defendemos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las mujeres y las niñas”, agregó el jefe de la diplomacia chilena.

La cuestionada ley

El pasado jueves entró en vigor la denominada “Ley para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio” en Afganistán, que supone la consolidación definitiva de la política de discriminación emprendida por el régimen fundamentalista talibán afgano contra las mujeres del país, desde su retorno al poder hace tres años.

La ley, que certifica la decisión adoptada en 2022 por el líder supremo talibán, el mulá Hibatulá Ajundzada, constituye el mayor conjunto de restricciones impuestas a una población femenina castigada hasta ahora con la prohibición de la educación secundaria a las niñas, al acceso a la universidad para las jóvenes del país e impedimentos al trabajo humanitario.

El texto consta de un preámbulo, cuatro capítulos y 35 artículos en los que, por ejemplo, la voz de la mujer es declarada “awrah”, una parte íntima, que solo puede ser escuchada “en casos de necesidad”.

Las mujeres del país tendrán prohibido alzar la voz o escuchar música cantada por mujeres, según su artículo 13. Tampoco podrán coger un transporte público sin estar acompañadas por un guardián masculino, ni participar en juegos o cualquier otra forma de entretenimiento, ni adoptar peinados occidentales.

La Policía Moral talibán, los Muhtasib, estarán a partir de ahora autorizados a detener durante un periodo máximo de tres días sin presentar cargos a cualquier mujer que viole estos artículos. que se aplicarán en todo el país y a los cuales deberán someterse los extranjeros residentes en Afganistán.

Reacciones internacionales

A las reacciones de organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional y Human Rights Watch se ha sumado la de la enviada especial de Estados Unidos, Rina Amiri, quien ha denunciado la entrada en vigor de la ley como el ejemplo claro de que los talibán “están redoblando las políticas extremas que impusieron en la década de 1990″.

“Es un imperativo normativo, económico y de seguridad que la comunidad internacional mantenga su postura y no normalice las relaciones con los talibanes a menos que se produzca una mejora profunda en su conducta en materia de derechos humanos”, declaró la diplomática.

Las perspectivas de futuro son desoladoras: Human Rights Watch lamentaba esta semana que los talibán “han creado la crisis de derechos de las mujeres más grave del mundo desde que tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto de 2021″.

El relator especial de las Naciones Unidas sobre Afganistán, Richard Bennett, a quien los extremistas han prohibido la entrada en el país, ha calificado la situación como “un sistema institucionalizado de discriminación, segregación, falta de respeto a la dignidad humana y exclusión de mujeres y niñas”.

“Tres años después”, remacha Samira Hamidi, responsable de campañas regionales para el sur de Asia en Amnistía Internacional, “la ausencia absoluta de medidas concretas para abordar la catástrofe de los Derechos Humanos en Afganistán es una vergüenza para el mundo entero”.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.