Cristián Valdivieso: “Hoy día la sociedad está más frustrada que antes del estallido”

Cristián Valdivieso
Cristián Valdivieso, director de Criteria. Foto: Pedro Rodríguez.

El director de Criteria cree que, pese a que un sector de la población apoyaría un proceso similar al estallido social, ese movimiento tendría nuevas consignas, como la seguridad, el orden y el crecimiento económico.


La última encuesta Criteria sobre la percepción ciudadana a cinco años del estallido social refleja que se ha acentuado una desilusión general -ya sea de quienes apoyaron o no las manifestaciones de 2019- después de que en este período de tiempo no se hayan resuelto las principales demandas sociales, así como también han empeorado la delincuencia y la sensación de inseguridad. Así al menos lo observa Cristián Valdivieso, socio fundador de Criteria.

¿De qué forma se explica que emociones como la tristeza o rabia predominen en las personas a cinco años del estallido?

La gente hoy en día está enojada, enrabiada o frustrada, pero sin energía para estallar, porque tampoco ven que ahí esté la solución de los temas. Pero incluso quienes ven positivamente que pudiera haber un estallido, también cuando uno lo mira cualitativamente, aparece que no hay fuerza, porque tampoco creen que el estallido sea la solución a los problemas. Y lo otro que pasa es que hoy día la rabia está principalmente concentrada en la élite política, en el mundo político. Para la época del estallido social la rabia estaba concentrada en la élite política, pero también en la élite económica, en las colusiones. Todo eso generaba una rabia, y es así como se instaló la idea de que había una élite, que eran los poderosos políticos y empresarios, que eran los abusadores. Hoy día está más acotado al mundo político. Es decir, si hoy hubiera una protesta, probablemente tendría más que ver con salir a impugnar al mundo político, en particular.

Estallido Social
Protesta en Plaza Italia, el 9 de noviembre. Foto : Andrés Pérez

Por ejemplo, con el caso Audio...

Caso Audio, ProCultura, la falta de la agenda social, la lógica de la polarización o la dinámica adversarial que se produce permanentemente, donde la gente ve que los políticos solo les hablan a sus nichos y buscan sus propios intereses, y les da lo mismo el resto de la gente. En cambio, acusan constitucionalmente a una ministra o proponen un proyecto de condonación que finalmente puede afectar más la educación. O sea, como buscando sus propios negocios. Además, la gente se encontró con una clase política que durante cuatro años les prometió que los cambios pasarían por una nueva Constitución, y finalmente terminaron por no hacer bien la pega.

En relación a los hechos violentos durante el estallido, ¿cree que a medida que pasen los años los menores de 40 años se sumarán progresivamente a la creencia de los mayores de 40 años, que relacionan el estallido con los hechos violentos?

Yo creo que durante un buen rato vamos a seguir teniendo dos narrativas en tensión. Una narrativa, que es la que uno empieza a mirar de alguna manera en el gobierno, que pone más foco en las causas que dieron origen al estallido, y donde esa narrativa culpa a la élite, a la derecha, respecto a no haber hecho los cambios que el país necesitaba. Y la otra narrativa que pone más foco en las consecuencias que ha tenido el estallido, que tiene que ver con la destrucción, el vandalismo, e incluso de que todo lo que estaría pasando hoy día en términos negativos es responsabilidad del estallido. Esas dos narrativas van a seguir dando vuelta durante un buen rato, y creo que tienen diversas fuerzas según la edad. Los más jóvenes se centran en las causas y los de más edad en las consecuencias, pero también es un clivaje bien político: la izquierda versus la derecha. Y además que es la narrativa que a la izquierda le da cierto sentido al haberse plegado al estallido, porque si no, quedan en una posición donde cualquiera que se plegó al estallido, o que tuvo una posición favorable a las causas, se enmarca con la lógica de los actos vandálicos.

Cristián Valdivieso
Cristián Valdivieso, de Criteria. Foto: Pedro Rodríguez

Claro, se ve más reflejado en que no hay una que esté primando por sobre la otra...

Hay una un poquito más dominante, pero que también se ha ido perdiendo un poco. Desde el 18 de octubre hasta ahora la gente siente que el estallido fue, más bien, negativo. Y otros piensan que fue positivo. Pero desde el año pasado a este año esa visión negativa se ha mantenido igual, no ha seguido bajando. Entonces, son narrativas que pelean 45%-55%, pero que en algún minuto eran 70%-30% en favor del estallido. Después fue 55%-45% en favor del no estallido, y hoy día está por ahí.

¿Cuál sería el aspecto o la conclusión que más destacaría de lo que arrojó el último estudio de Criteria? ¿Las emociones experimentadas al recordar el 18/O? ¿O que la gente todavía piensa que las demandas siguen inconclusas?

Primero, hay dos narrativas en tensión respecto al estallido y es, creo yo, ingenuo o sesgado pretender ver que hay una sola que domina. Así como la izquierda se equivocó pensando en su minuto que había una que era principal y, claramente, dominante, y que iba a estar ahí para quedarse para siempre; la derecha, o cierto grupo de derecha, se equivocó en pensar que solo esto es percibido desde la lógica de lo delictual y que no tuvo ninguna razón de ser el estallido. Segundo, que hoy día la sociedad está más frustrada que antes del estallido, pero menos movilizada y más desenergizada. Y está más frustrada porque el estallido tuvo puras consecuencias negativas o porque al mismo tiempo no generó nada bueno. Y por tanto, la alegría no existe, pero sí la añoranza o el desprecio. Y la gente está más frustrada porque, además, hubo dos procesos constituyentes y no pasó nada, y terminaron, más bien, con un juego polarizante donde al principio ganó la derecha y después “no perdió el gobierno”. Pero la gente siguió siendo como una espectadora de un juego en la etapa constitucional, solo de los políticos. Y lo otro es que, claramente, las subjetividades que operaban durante el estallido como principales urgencias tenían que ver con el agobio económico, mayores frustraciones educativas o pensiones.

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