De la tristeza a la rabia: Las emociones que despierta el recuerdo del 18-O

Estallido social
Foto: Pedro Rodríguez

A cinco años del estallido social, una encuesta de Criteria entrega reveladoras percepciones sobre lo ocurrido en octubre de 2019. Si bien un 78,65% cree que aún existen motivos para seguir manifestándose en las calles, el 42,1% piensa que el estallido generó cambios negativos para el país.


Cinco años después del estallido social, la última encuesta Criteria ha arrojado nuevas percepciones sobre el 18-O por parte de la población. Dentro de los principales resultados figuran las emociones que despiertan en las personas los recuerdos de aquel período, como la tristeza, rabia o molestia, pero también esperanza. Además, resalta la creencia de que narcotraficantes estuvieron involucrados en los hechos violentos producidos durante los últimos meses de 2019.

El estudio fue realizado a un panel online compuesto por mil personas mayores de 18 años, y fue ejecutado entre el 4 y el 7 de octubre de 2024. Tanto los datos cuantitativos como cualitativos expresan que hay dos discursos en pugna por darle un significado definitivo al estallido social, lo que, según Cristián Valdivieso, experto en opinión pública y director de Criteria, “separa las fuerzas en dos, pero al final nadie está con el estallido, porque no generó nada de cambio”.

El despertar de la tristeza

Las respuestas sobre las emociones que sienten los encuestados al recordar el 18-O son, mayoritariamente, negativas. Casi la mitad de los entrevistados, es decir, un 45,7%, lo recuerda con tristeza. Además, un 35,6% con molestia y un 45,1% con rabia. Aun así, hay un 32,2% que revive con esperanza las imágenes de manifestaciones alrededor de Plaza Italia. Más atrás, un 23,1% experimenta miedo, mientras que solo un 7,6% se identifica con la alegría.

Pese a tales emociones, contradictorias entre sí, todavía persiste el sentimiento que motivó las multitudinarias marchas, es decir, la exigencia de demandas sociales. Según Criteria, un 78,6% está de acuerdo con que hoy existen motivos para que la ciudadanía siga manifestándose en las calles, y también con que las demandas que dieron origen al estallido social no han tenido resultados (79,8%). Otro punto a destacar en cuanto a la aprobación de dichas ideas es que hay una diferencia mínima en los porcentajes según rango etario, porque mientras los mayores de 40 años las aprueban con 75,3% y 78,8%, los menores de 40 lo hacen con 81,3% y 80,7%, respectivamente.

Infografía estallido social

Ese alto apoyo a la vigencia de las consignas sociales, tanto de personas que se declaran de derecha como izquierda, y mayor o menor de 40 años, se correlaciona entre un porcentaje similar de esperanza con el de molestia. Así, el miedo surge como una emoción enlazada a ambos polos, pero por motivos diferentes.

“Me sentí temerosa y asustada por tanto vandalismo, ya. Que intentaron entrar en mi casa esos desadaptados sociales. Pensé que iban a destruir mi casa con las cosas que lanzaban”, relató una mujer de 50 años consultada por Criteria, perteneciente al grupo socioeconómico C2, sureña y sin preferencia política. Ella retrata la visión de quienes sienten miedo al recordar el 18-O, a causa de las acciones vandálicas y violentas de algunos manifestantes.

En cambio, hay quienes experimentan miedo al pensar en el actuar de Carabineros durante esa época. “Vi a los carabineros persiguiendo a alguien durante el toque de queda debajo de mis ventanas. Estaban armados y apuntando hacia las ventanas de las casas, corriendo con las armas. Pensé que me iban a disparar y grité, asustada: ¡Nos van a matar a todos!”, señaló una mujer de 36 años, encasillada en el grupo socioeconómico D, nortina y del centro político.

Para Valdivieso, las dos miradas determinan que “al final del día nadie está contento con el estallido, en el sentido de que generó violencia o destrucción, pero también nadie está contento porque mucha gente tenía esperanza. Es decir, que creía que las causas eran correctas, pero no están alegres hoy día cuando recuerdan el estallido, porque resulta que no hubo cambios”.

Brecha generacional

Donde hay evidente oposición de puntos de vista es en la concepción de la violencia ligada al movimiento social. Para un 42,6% el estallido social fue solo la expresión violenta y organizada de un grupo minoritario de extremistas, así como para un 38,6% el 18-O es la principal causa del aumento de la delincuencia y la violencia en el país. .

La línea divisoria demográfica se refleja en que los menores de 40 años coinciden solo en un 32,1% y 28% con ambas afirmaciones, mientras que su contraparte lo hace en un 55% y 51,3%, respectivamente.

Según Valdivieso, esto se explica por la valoración de “las causas versus las consecuencias” del estallido. Mientras los más jóvenes reivindican el origen de las demandas sociales, los más veteranos se centran en los efectos relacionados a la violencia. Sin embargo, “también es un clivaje bien político, la izquierda versus la derecha”, afirma el analista.

Infografía Criteria estallido social

El debate sobre quiénes causaron destrucción tanto en la vía pública como en inmuebles privados, sigue abierto para la ciudadanía. Esto, porque un 46,2% de los encuestados cree que las bandas de narcotráfico estuvieron involucradas en los brotes de violencia callejera durante la crisis de 2019. Es notoria la aseveración de dicha creencia en la población mayor de 40 años, porque el 59,1% de estos coincidió con lo mencionado, mientras que en los menores de 40 años solo un 35,3% fue parte del mismo pensamiento.

Sin embargo, también un porcentaje alto de encuestados mantiene su visión negativa ante el actuar de Carabineros durante las manifestaciones. Esto, porque un 44% está de acuerdo con que Carabineros incitaba a la violencia en medio de las movilizaciones, dañaba a los manifestantes intencionadamente (45,2%) y sus agentes infiltrados participaban en los desmanes y destrozos (43,1%).

De acuerdo con Valdivieso, “es un tema bien interesante. Creo que el tema de la percepción de Carabineros y el juicio a ellos sigue muy polarizado políticamente, en términos del rol que tuvieron durante el estallido”. Esto, porque sigue latente el duelo entre quienes defienden el rol de Carabineros durante el estallido (derecha) y quienes lo critican (izquierda). Ahora bien, para el socio fundador de Criteria, “en lo general de la población, Carabineros ha mejorado significativamente en su valoración. Pero lo que uno ve es que esto tiene más que ver con el problema de seguridad que tenemos hoy día instalado en el país y la necesidad de que esta institución enfrente el crimen organizado, o sea, más bien cambió la ciudadanía, más que cambiar estructuralmente Carabineros a los ojos de la gente”.

“Chile despertó…”

Aunque las personas siguen estando, en su gran mayoría, de acuerdo con que persisten los motivos para manifestarse, ya que las demandas sociales aún no han sido resueltas, aquello no se correlaciona con el deseo de un nuevo proceso similar. Esto, porque en las condiciones actuales del país, un 38,5% de los encuestados justifica un nuevo estallido social, mientras que un 35,8% no lo valida en absoluto. Para un 27,3% fueron transformaciones positivas, mientras que para un 42,1% fueron negativas.

Estallido social

A pesar de que casi un 40% está de acuerdo con un nuevo movimiento social, según el análisis de Criteria, no se ve una “energía activa, inductora y participativa de un acontecimiento de este tipo”, ni siquiera de quienes recuerdan positivamente el 18 /O. Es más, una mujer de 46 años, de centroizquierda, nortina y del grupo socioeconómico D, señaló que “no me gustaría que volviera a pasar, si bien es cierto eso ha ayudado, pero también generó miedo e inseguridad en la población. Puesto que muchas personas no podían salir a la calle”.

Aun así, estos dos discursos enfrentados reflejan las dos visiones, radicalmente distintas, sobre lo que fue el estallido social. “Para unos (mayoritariamente identificados con la derecha), el estallido es exclusivamente un escenario de destrozos, violencia, saqueos, incendios y miedos. Para otros (mayoritariamente en la izquierda), sin negar que dicha violencia y vandalismo se produce en el escenario de octubre, están más presentes imágenes de compañerismo y lucha por una causa justa”, según consta en las conclusiones del estudio de Criteria.

Así, se contraponen dos grupos de personas que poseen cosmovisiones irreconciliables sobre el 18-O. Por un lado, están quienes soñaron con palabras como “dignidad” e “igualdad”, de modo que percibieron las protestas como momentos de unión y colectividad. Juntos, en pos de denunciar una sociedad desigual, algunas personas recuerdan que se luchaba por “un país que solo deseaba justicia, equidad, más parejo. Nos desbordamos en las calles para pedir lo justo. Salimos a la calle, día tras día, mujeres y niños, familias enteras… Merecíamos más”, recordó una mujer de 63 años, perteneciente al grupo socioeconómico C2, sureña y de centroizquierda.

Desde la otra vereda, más cercana a la gente de derecha -según el estudio-, se esgrime una óptica profundamente negativa del estallido social, pues se concibe como una situación insurreccional y delictiva, cuya consecuencia “fue el hito fundacional de la situación actual de crisis de seguridad que vive el país”. Esto, sumado a la creencia de la participación de organizaciones narcotraficantes (63,9%) y políticas internacionales (57,8%) en las protestas, por parte de la derecha. Aquello se gráfica en que “fue una guerra campal, matonaje, ladrones destructores. Eso no fue pelear por los supuestos derechos perdidos, eso solamente fue vandalismo”, recuerda una mujer de 51 años, del grupo socioeconómico C1b, nortina y de derecha.

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