Elizalde consigue dos años más al mando socialista, pero el partido sigue dividido

Elizalde
Álvaro Elizalde en el Comité Central del PS tras asumir un nuevo periodo como presidente del partido. Foto: Reinaldo Ubilla

Tras 41 días de pugna luego de las elecciones internas, el presidente del PS impuso su mayoría en el Comité Central. Directiva asumió con dos puestos vacantes: la disidencia se marginó del pleno criticando que se impidió el debate.


Si pudo llamarse suspenso, duró muy poco. Unos 40 minutos después de que comenzara la asamblea, a las 12:29, la mayoría de los disidentes que habían llegado hasta el ex Congreso a constituir el nuevo Comité Central del PS se retiraron en masa del salón. En medio de reclamos y críticas, la diputada Maya Fernández y su sector abandonaban la elección de directiva y le despejaban la pista al senador Álvaro Elizalde para conseguir un segundo mandato, que finalmente logró con la mayoría del pleno.

La medida -que no fue compartida por todo el sector- se precipitó luego de una última escaramuza entre ambos bandos. Al inicio del pleno, y a puertas cerradas a la prensa, el exministro Germán Correa pidió a nombre de la disidencia conformar una directiva de consenso, sin proponer nombres. Tras él, José Miguel Insulza -desde ahora vicepresidente- propuso a Elizalde para que el Central lo ratificara en la conducción del partido. Luego pidió la palabra la diputada Fernández, pero desde la testera le retrucaron que no procedía que continuara su intervención, si es que no iba a plantear otro nombre para someterlo a votación.

Ante eso, ella y su sector ratificaron que no competirían y se retiraron, criticando que la mesa había vetado el debate y que se había impuesto "con la fuerza bruta" de los votos. Pero no todos estaban de acuerdo: permanecieron en el pleno el expresidente PS Osvaldo Andrade y el diputado Marcelo Schilling (ver secundaria).

La retirada del edificio no fue en paz. El apoderado de la lista de Fernández, Marcelo Díaz, desgranaba críticas ante las cámaras cuando dos militantes se acercaron, en vivo, a encararlo por su rol en la crisis, llegando a decirle que les "repugnaba".

Mientras, Elizalde elegía una directiva sin contrapesos, pero con nuevas dudas y una crisis sin cerrar.

Una mesa incompleta

De partida, la nueva mesa debutó incompleta: el bando ganador dejó dos vicepresidencias vacantes, a la espera de que sus rivales "recapaciten" y acepten integrarse. Nunca -recalcaron varios históricos- una cúpula PS había asumido en esas condiciones.

"Solo elegimos 8 de 10 cargos, para que la minoría esté representada (...). Espero que cambien de actitud. Acá nadie sobra", dijo Elizalde.

Con eso, el senador inicia sus próximos dos años al mando del PS sin un pacto como el que logró para su primer período, cuando integró diversas tendencias. Y con sus adversarios dispuestos a hacer oposición sin el compromiso de estar en una directiva que no quisieron validar, como argumentaron este sábado voces como la de Marcelo Díaz.

No es el mejor escenario del oficialismo, reconocen, para las elecciones municipales del próximo año (cuyos resultados, si son malos, se le cobrarán a la mesa).

Acaso por lo mismo, la senadora y desde ahora vicepresidenta, Isabel Allende, hizo notar que "esperaremos un tiempo prudente, hasta un próximo Comité Central" para que la disidencia reconsidere. "Si ellos insisten en no integrarse, ahí veremos cómo lo vamos a llenar", añadió. Según la directiva, así las cosas debería convocarse al pleno tal vez en un mes más.

Pero por lo pronto, el ánimo de la disidencia (o la "minoría", vocablo que Elizalde usó este sábado) es seguir haciendo oposición enérgica. "Queremos que ellos participen. Es una oposición minoritaria, pero oposición", respondió Insulza.

Mientras eso no se aclare y el conflicto continúe, el pleno de este sábado podría tener otras consecuencias. Por ejemplo, la bancada de diputados PS está al mando de Manuel Monsalve, disidente. Su par Leonardo Soto planteó que debe haber sintonía entre ese cargo y la mesa: no pide necesariamente que lo cambien, pero sí que se dialogue.

Al margen de esta reyerta, no se soslayó la crisis asociada a las denuncias de irregularidades en la militancia en la comuna de San Ramón y sus vínculos con el narcotráfico.

En el tercer apartado de su discurso inaugural, titulado "Queda mucho por hacer", Elizalde anunció -según la versión de su equipo, dado que el mensaje fue a puertas cerradas- auditoría de todo el padrón y medidas para tener militantes más fidedignos. Los nuevos afiliados deberán ser patrocinados por dos socialistas con cinco años de antigüedad. Cada 'patrocinante' solo podrá apadrinar a 20 personas al año.

También se exigirá carné "para garantizar el debido control" y se implementará la "premilitancia" que requerirá de "un ciclo de formación política". Camilo Escalona, además, pidió un nuevo refichaje.

Pero también se planteó un punto controversial: Concordar criterios que "impidan a las corrientes de opinión llevar a cabo acciones de carácter fraccional que terminan por lesionar y debilitar nuestra institucionalidad".

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