Francisco Huenchumilla (DC): “Tuvimos grandes esperanzas con el gobierno de Boric, pero ese experimento no ha dado sus frutos”
Si bien anteriormente el vicepresidente del Senado fue partidario de que su partido entrara al gobierno, hoy reconoce que no tienen nada que hacer ahí. Como futuro integrante de la directiva decé, su prioridad es reforzar la identidad de la colectividad y apostar por crecer en las municipales.
A pocos días de asumir como vicepresidente de la Democracia Cristiana (DC), el senador Francisco Huenchumilla diagnostica que su partido perdió la batalla de las ideas y que se ha quedado pegado en el recuerdo de cuando fueron una colectividad grande, en los gobiernos de Aylwin y Frei Montalva.
Sin embargo, Huenchumilla no pierde la esperanza. Desde dentro de la directiva, pretende trabajar para que la decé consolide su identidad de centroizquierda y que pueda hacer propuestas claras en reformas al sistema político y materias económicas.
¿Cuál es su evaluación de los dos primeros años de gobierno?
Tuvimos grandes esperanzas con el gobierno de Boric, porque era una generación nueva, distinta, sin los ripios del pasado. El país se la jugó por cambiar a los conductores del Estado, les dio oportunidad a los jóvenes. Después de dos años, uno se da cuenta dramáticamente de que ese experimento no ha dado sus frutos. La gestión política no está acorde con las grandes esperanzas que mucha gente tuvo. El Presidente tuvo que llamar a la vieja guardia, pero eso no ha logrado elevar el avión.
Tiempo atrás, usted se abría a la posibilidad de que la DC entrara al gobierno. Después echó pie atrás. ¿Cuál es la relación que debiesen tener con el gobierno?
En un principio era partidario de entrar porque los estábamos apoyando desde fuera. No se logró eso. Con el correr del tiempo, uno se da cuenta de que ahí nosotros no teníamos nada que hacer.
Está próximo a asumir la vicepresidencia de la DC, luego de haber deslizado que podía salir del partido. ¿Por qué tomó la decisión?
El partido se decantó cuando la crisis interna devino en la salida de muchos personeros. El partido se clarificó y los que tenían que irse se fueron.
¿Fue bueno que se fueran? El clima de convivencia ahora es mejor, pero pesan menos en el Congreso.
Siempre las separaciones son dolorosas, pero fue mejor porque ha quedado demostrado que los problemas no eran de convivencia, sino de miradas distintas desde el punto de vista ideológico. Tan así, que los que se fueron están hoy día en la derecha. Estamos más ordenados y hay mucha expectativa en que esta nueva directiva asuma y podamos ser un proyecto con un relato político claro. Estamos trabajando fuertemente para las elecciones municipales, en eso la DC tiene un gran potencial.
¿Le acomoda el pacto que se pretende alcanzar con el oficialismo?
Uno descarta el camino de la soledad, que te conduce rápidamente a una probable derrota. Tú tienes que optar por hacer una política de alianzas. Nosotros descartamos una alianza con la derecha, porque la DC nace abandonando a la derecha. Este es un partido de centroizquierda y, por lo tanto, nuestro domicilio natural es precisamente ese.
¿Aunque el paquete incluya al PC, Convergencia Social y Comunes?
Eso está en la arquitectura de coalición electoral, es lo que estamos conversando: de qué manera vamos a enfrentar estas elecciones, con un pacto, con dos pactos. En las elecciones unipersonales normalmente se trata de juntar a todos, pero puedes tener un mayor despliegue en cores y en concejales.
El diputado Undurraga ha transparentado que las aspiraciones de la DC son altas. Su ideal sería mantener las 56 comunas que tienen y ojalá postular a otras 40. ¿Es realista?
Yo creo que uno tiene que colocarse metas desafiantes. Todos quieren optimizar su rendimiento, pero confío en que lograremos cuadrar una caja que nos permita a todos, dentro del respeto y afecto que nos tenemos, que nuestros intereses estén debidamente representados. Eso cuesta, esa ingeniería electoral no es sencilla.
¿No le parece que aspirar a 90 municipios es una meta demasiado ambiciosa? ¿No cree que debiesen ceder algunas?
(Se ríe) Bueno, bueno, estamos partiendo. Uno siempre tiene que ir naturalmente dispuesto, si va en una coalición, a ceder. Eso tienen que hacerlo todos.
¿No cree que en la DC todavía pega fuerte el recuerdo de ser un partido grande?
Hablo por mí mismo: la DC tiene que aceptar que hoy no es el partido grande que fue con Frei Montalva o Patricio Aylwin. El partido ha perdido todas sus últimas elecciones presidenciales, tiene una bancada muy reducida de diputados, pasó por una crisis donde se quebró y se fueron muchos. La DC tiene que tener la humildad suficiente para aceptar su nueva realidad.
¿De qué forma se puede despegar?
La DC tiene que tener un relato político. No puede ser que la gente no sepa exactamente para adónde rema la decé. Yo tomo algunos temas: ya que no hubo nueva Constitución, estamos por una modernización del sistema político, por fortalecer a los partidos, las instituciones. Por eso vamos a conformar un equipo de nuestros profesores de derecho constitucional y van a trabajar con la directiva. También hay que tener claridad en materia económica: nos tenemos que declarar como partidarios de una economía social y ecológica de mercado, porque no le tenemos miedo al mercado. Tenemos que hacer una reorganización interna adecuada para el siglo XXI, convocar a los jóvenes, decirles que somos un partido moderno.
¿Planean presentar un candidato presidencial?
Si un partido quiere posicionar sus ideas frente al país, su identidad, su relato, tiene que entrar a la competencia. Yo soy partidario de que levantemos nuestro propio candidato y veamos después de qué manera llegamos a un acuerdo, para ojalá presentarnos unidos a la elección presidencial.
¿Hay nombres que ya estén barajando?
No. Creo que hay tiempo todavía para que podamos tener esa definición.
¿Hace una autocrítica del trabajo del partido en los últimos años?
La Democracia Cristiana perdió el debate de las ideas. Y el mundo se mueve por las ideas.
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