Heraldo Muñoz: "No he perdido liderazgo en el PPD"

El excanciller descarta que luego de que toda la bancada de diputados del Partido Por la Democracia votara en contra del TPP11, a pesar de que él fue uno de sus gestores, su peso en la colectividad que preside haya disminuido.


Desde su casa en Las Condes, el presidente del PPD, Heraldo Muñoz, se ríe al relatar una particular conversación que mantuvo con un taxista. "Durante todo el trayecto el conductor me insistió en que ya era hora", dice el excanciller. Y es que el hombre tenía una duda, que se la preguntó reiteradamente: ¿cuándo lanzará su carrera presidencial?.

"Le agradezco mucho, le dije, pero es una reflexión que estoy haciendo", cuenta Muñoz.

En esta entrevista, el exsecretario de Estado aborda la situación de la oposición, junto con las críticas a su liderazgo dentro del PPD, tras el traspié por el rechazo en bloque de sus diputados al TPP11 que él impulsó. "Me habría gustado haberles aclarado dudas que tenían (a los diputados), pero ya habían tomado una decisión, entonces qué sentido tenía. Yo estaba dispuesto", dice.

Esta semana formalizaron la creación de una "Plataforma Progresista", junto con cerca de 40 personas del sector, donde en su manifiesto dice que buscarán ejes programáticos. ¿Ve esta agrupación como una forma de volver a generar una coalición?

Yo diría que sería adelantarnos demasiado a un futuro eventual. Lo que busca esta plataforma es reanimar al espacio de la izquierda democrática y hacerlo sobre la base de algunos principios fundamentales como son la democracia, la igualdad, el progreso y, al mismo tiempo, el rechazo a los populismos de izquierda o de derecha. Y busca ser una contribución a través de una lista de ejes programáticos, que tienen que ser afinados, y la idea es profundizar en cada uno de estos ejes que han sido delineados en este manifiesto. Si eso lleva a una coalición sería muy aventurado decirlo.

En la encuesta Criteria, la ex Nueva Mayoría ocupa el último lugar en cuanto a las capacidades para enfrentar temas país, ¿qué opina de esa visión de la gente? ¿Cuáles son los temas que la oposición debería impulsar?

Me parece entendible que exista un cuestionamiento a la ex Nueva Mayoría, porque es parte del pasado. Lo que buscamos expresar en este manifiesto de la plataforma progresista es un arco mucho mayor, que va desde el Frente Amplio hasta el Frente Regionalista Verde Social. Hay cuatro presidentes de partidos, del PS, FRVS, PR y estoy yo, pero lo importante es que hay 21 personas que son independientes y eso es una expresión que evidentemente no está en la ex Nueva Mayoría. Así que a lo que apunta la plataforma es a un espacio distinto, de aquellos que están disconformes con lo que se ha hecho en el pasado y aquellos que visualizan un futuro distinto. Cuando preguntan cuáles serán estos ejes, yo diría que hay algunos que son fundamentales desde mi punto de perspectiva: crecimiento económico inclusivo, propuestas además en materias como seguridad ciudadana, que a mí me parecen esenciales y que el Presidente de la República ha buscado evadir por la vía de la propuesta del control preventivo de identidad, entonces esos son los temas sobre los cuales tenemos que hablar y, por cierto, la reforma a la salud y reforma a las pensiones. La única manera en que la oposición pueda recobrar credibilidad frente a la ciudadanía es hablar de los asuntos que preocupan a la gente de la calle.

¿Esos son temas que la hoy oposición cuando estuvo en el gobierno dejó de lado?

Yo creo que es porque habían otras prioridades que habían sido postergadas por mucho tiempo: educación gratuita, igualdad de género, la participación, voto de los chilenos en el exterior, medioambiente, la cantidad de parques, de áreas marinas protegidas, etc. La lista es larga de los logros y hubo algunas cuestiones que fueron dejadas de lado y creo que hay un problema, particularmente en la izquierda, que es creer que asuntos como la seguridad ciudadana son de derecha cuando nos interesan a todos. Nosotros tenemos que tomar esta bandera de la seguridad ciudadana.

Son justamente esos temas que la encuesta marca y los deja como la coalición menos preparada para enfrentarlos...

Eso es un trabajo que cada partido tiene que hacer. Y si no se asume vamos a estar al margen de lo que la ciudadanía quiere y por lo menos yo en el PPD me voy a empeñar por asumir estas banderas.

Sin duda hay una fragmentación de la oposición y eso ha quedado demostrado, por ejemplo, en votaciones como la idea de legislar de la reforma tributaria. ¿Cree que es posible una mayor coordinación?

Es posible, porque si bien es cierto que mostramos desunión en el momento de aprobar la idea de legislar, hubo un acuerdo bastante transversal en el principio que había que defender respecto a esa reforma, y esos principios se mantienen. Y he escuchado por lo menos a la DC, que votó a favor de la idea de legislar, que va a empeñarse en que se respeten los principios de recaudación y progresividad. Yo estoy convencido que quienes votaron por la idea de legislar, según lo han dicho, en la discusión en particular van a votar en contra, de modo en que yo confío en que habrá un grado mayor de sintonía opositora y lo mismo está ocurriendo ahora respecto a la reforma a las Isapres y a Fonasa, donde ya ha habido un conjunto significativo de partidos, donde no está la DC, que firmaron un acuerdo respecto a cómo reaccionar a esta reforma que tiene mucha letra chica, y yo espero que también exista un acuerdo con la DC.

Sobre ese punto, tras la idea de legislar sus propios diputados tuvieron una postura bastante dura. ¿Se puede confiar en la bancada de diputados de la DC en que van a respetar los acuerdos de la oposición?

Yo espero que así sea y que hayan muchas conversaciones para llegar a acuerdos. Si se conversa más se puede llegar a acuerdos, porque hay algunos temas donde es necesario analizar con cuidado el contenido de cada proyecto, así que veremos, yo no me anticiparía.

Usted tuvo un impulso de unidad con la Convergencia Progresista, sin embargo, esta no se reúne periódicamente. ¿Este grupo fue un fracaso?

La Convergencia Progresista sigue activa y lo que pasa es que evidentemente cuando hay elecciones internas en el Partido Socialista, la prioridad del PS está en su dimensión interna en estos momentos. Luego nosotros mismos estamos entrando al Congreso Ideológico y luego vendrán ya la preparación para las municipales, pero yo confío en que vamos a tener una mayor visibilidad de la Convergencia Progresista una vez que pase particularmente la competencia interna en el PS.

¿Se puede esperar que esta plataforma de coordinación que no se ha logrado coordinar en lo que va del año lo van a hacer a futuro?

Esperen para ver.

Otro tema que generó división en la oposición fue el tema del TPP11 donde sus diputados votaron todos en contra. ¿Cómo analiza que la bancada haya votado en contra de su postura?

Yo soy una persona seria y me gusta ser coherente, aunque no sea popular en algunos temas. Yo participé en la elaboración del TPP11, un TPP sin Trump, desafiando incluso a Estados Unidos y logramos un muy buen acuerdo para una inserción con los países de la región Asia Pacífico, incluyendo a países progresistas. Pero soy coherente y apoyo el multilateralismo en materia económica, pero también apoyo el Acuerdo de Escazú sobre cooperación ambiental y el pacto mundial migratorio y lo que vemos es un gobierno que le pide a la oposición que apoye el TPP11, es decir, que apoye el multilateralismo económico, pero se resta de apoyar el pacto migratorio mundial, pese a que el Presidente de la República en la Asamblea General del 2018 dijo que este pacto era perfectamente congruente, armónico con la política migratoria de Chile y no suscribe Escazú pese a que Chile fue quien lideró este acuerdo. A mí me parece de una contradicción flagrante. Entonces, a diferencia del gobierno, que tiene un multilateralismo selectivo, soy coherente y apoyo el multilateralismo en materia política, humanitaria y también económica.

Pero sus diputados votaron en contra…

El gobierno se tardó un año en llegar a resolver las dudas legítimas que tenían muchos parlamentarios respecto al TPP11 y no le correspondía a los presidentes de partido el conseguirle los votos al gobierno. Cuando era canciller y había un tratado que tenía que ser ratificado, yo me iba a conseguir los votos con las bancadas. Aquí no se hizo, se llegó a última hora ya cuando algunos parlamentarios, incluyendo a los de mi partido, ya tenían una opinión forjada, bien o mal ya lo habían hecho. Y fue su decisión legítima que yo respeto, no estoy de acuerdo, pero la respeto. Muchos de ellos dijeron cuando empezó a llegar la información, que ya habían emitido un juicio, entonces esto tiene que ser analizado desde una manera mucho más compleja que simplemente que el presidente de un partido no consiguió los votos de su bancada.

Algunas voces del partido dijeron que quizás faltó comunicación desde la misma mesa hacia la bancada de diputados. ¿Hace un mea culpa de la situación?

Dentro del partido yo tuve bastante apoyo y, de hecho, salieron líderes del partido que firmaron una declaración de la cual yo me enteré, pero hubo una discrepancia como la ha habido muchas veces entre el partido y la bancada. Y esas discrepancias son legítimas, al final no hay orden de partido y los parlamentarios votan en conciencia.

¿Usted siente que perdió liderazgo dentro del partido?

No. Yo creo que no he perdido liderazgo dentro del PPD. De hecho, siento que en el partido han existido distintas posiciones, pero ha existido una posición mayoritaria de apoyo hacia mí, sin perjuicio que la bancada decidió lo que sabemos y seguramente habrán momentos en que estarán de acuerdo conmigo y en otros que no. Es parte de la democracia y yo no voy a tratar de impugnar el derecho que tienen los parlamentarios de votar de acuerdo a su conciencia. Si ellos tienen dudas me habría gustado haber tenido una discusión con ellos para aclararles las dudas, pero muchos de ellos ya habían decidido su votación.

Pero usted sí hizo tratativas. ¿Podría haber hecho mejor el trabajo para cambiar votos?

Podría haber sido si hubiéramos tenido una reunión sobre la materia, pero esa reunión nunca la tuvimos. Entonces la bancada estimó que como ya había una posición adversa no era lo más conducente tener una reunión para rediscutir el tema. A mí me habría gustado porque podría haberles aclarado dudas que tenían, pero si ya habían tomado una decisión cada uno de ellos, qué sentido tenía, pero yo estaba dispuesto.

¿Y usted cree que en el Senado tiene más apoyo el tratado?

No sé cómo será la situación en la bancada de senadores. Probablemente habrá algunos votos favorables, pero no puedo adelantar porque hay senadores que también tienen legítimas dudas sobre el TPP11. Pero yo ya tuve una conversación con ellos.

"No puedo decir que no seré candidato presidencial, no puedo decirlo".

Siguiendo la interna, ¿qué le parece este "despliegue" que está haciendo el senador Ricardo Lagos Weber y Felipe Harboe de cara a las próximas presidenciales en la interna?

Me parece muy legítimo. Me parece positivo que tengamos dirigentes como Lagos Weber y Harboe que recorren el país y hablan con los militantes, porque tenemos un Congreso Ideológico y es importante que ellos expresen sus ideas sobre la materia y porque más adelante vienen elecciones municipales. Así que tengamos líderes como ellos en el partido me parece muy bien.

¿Pero usted tiene aspiraciones presidenciales?

Confieso que nunca he tenido aspiraciones presidenciales. Yo nací y me crié en Estación Central y que haya sido canciller de la República a veces me parece ya un logro que nunca me llegué a imaginar.Tener aspiraciones presidenciales no, nunca las he tenido. El que la vida me haya puesto en una situación en donde algunos creen que yo debiera ser candidato presidencial es algo que reconozco, existe, y no sé lo que el futuro va a deparar y lo digo honestamente. ¿Puedo descartar totalmente que no sea candidato presidencial? No, no lo puedo descartar. Porque nunca pensé en ser presidente del PPD.

O sea no descarta sumarse a la carrera presidencial.

No puedo decir que no seré candidato presidencial, no puedo decirlo, y veo que hay mucha gente que cree que yo debería serlo, no sólo gente en mi partido, sino que gente en la calle. Nunca ha sido mi aspiración el ser Presidente de la República.

"Habrá que preguntarse qué significa ser de izquierda cuando este concepto ha perdido valor moral y político debido a regímenes que se dicen de izquierda, pero reprimen a los disidentes o establecen alianzas con partidos de derecha y gobiernan con políticas conservadoras".

A fines de este mes tendrán el Congreso Ideológico, máxima instancia de decisión del partido. ¿Qué espera de ese día?

Sera un hito importante de reflexión; una manera de repensar el futuro partidario y del progresismo. Espero una discusión abierta sobre la identidad del Partido por la Democracia en el siglo XXI; en esta era digital y de la inteligencia artificial, cuando el eje izquierda vs derecha se ve desafiado por la irrupción de movimientos feministas, ecológicos, de minorías sexuales, inmigrantes, pensionados, etc., y por una redefinición de las prioridades frente a los demandas ciudadanas segmentadas.

¿Cree que se debe tomar ahora la decisión de alojarse como partido en la "izquierda" o la "centroizquierda?

Ese será un tema, pero habrá que preguntarse qué significa ser de izquierda cuando este concepto ha perdido valor moral y político debido a regímenes que se dicen de izquierda, pero reprimen a los disidentes o establecen alianzas con partidos de derecha y gobiernan con políticas conservadoras. En vez de izquierda o centroizquierda, suelo acudir a la definición de Norberto Bobbio sobre socialismo, que él concibe sencillamente como "más democracia"; política, económica, social y cultural.

Algo que también discutirán son las "banderas de lucha" del partido. ¿Cuáles le gustaría dejar como su legado?

Las banderas emblemáticas del partido deben ser la democracia, la ética, la igualdad y el progreso. Nuestro quehacer político debe centrarse en el ser humano y en las demandas de la gente. Para eso se requiere construir un proyecto de mayorías y el relato del país que queremos, fundado en cuestiones básicas como el crecimiento económico inclusivo; la profundización de la democracia; el feminismo y los derechos ciudadanos; un enfoque integral de la seguridad ciudadana; la educación y salud como derechos sociales; un modelo de desarrollo fundado en la innovación; respeto al medio ambiente, Océanos y una economía circular; un sistema de seguridad social en vez de la reproducción del sistema de AFPs; abordar las demandas tantas veces postergadas de los pueblos indígenas; una vida más acogedora y sana en las ciudades. En fin, las banderas que quisiera ver enarbolar por nuestro partido tienen que ver con los retos del futuro y las expectativas ciudadanas no satisfechas.

"La gira fue opacada por las sorprendentes declaraciones del Presidente de que "cada país se da el gobierno que quiere", y por la presencia de sus hijos"

¿Qué se logró, según usted, con la gira del Presidente Piñera a China y Corea del Sur?

Se logró profundizar las relaciones económicas con socios importantes de Asia-Pacifico, como ha venido ocurriendo durante años. En esto ha habido una política de estado. Demás está decir que la gira fue opacada por las sorprendentes declaraciones del Presidente de que "cada país se da el gobierno que quiere", y por la presencia de sus hijos en una reunión empresarial, lo cual no tiene precedentes.

Usted criticó la presencia de los hijos del Presidente en la reunión de empresarios, donde señaló que algo así "da una señal" a los empresarios extranjeros, pero ¿cuál es la señal que se da hacia Chile?

Es una mala señal.

¿En qué sentido?

Para la confianza pública.

"Me habría gustado una reiteración más firme de que Chile apoyaría solo una salida pacífica y no la vía de las armas".

¿Fue un intento de golpe de Estado lo que ocurrió el martes en Venezuela?

Creo que no importa la definición de lo que ocurrió el martes en Venezuela. En definitiva, fue un alzamiento cívico-militar malogrado. El efecto que buscaban Guaidó y Leopoldo López, junto a una treintena de militares, se desvaneció con el pasar de las horas cuando ninguna unidad militar se plegó a esa reducida rebelión militar, derivando en una protesta callejera improvisada cuyo adversario no era claro, en medio de la confusión. Por otra parte, Maduro salió debilitado pues, más allá de la crisis humanitaria reinante, presenciamos un nuevo alzamiento militar –aunque fallido--, un sector de la policía política –el Sebin-- no le obedeció, y Juan Guaidó circula en libertad.

¿Cómo evalúa el apoyo que el gobierno le dio a Juan Guaidó?

Era de esperar el apoyo que se le otorgó a Guaidó. Me habría gustado una reiteración más firme de que Chile apoyaría solo una salida pacífica y no la vía de las armas. Toda fuerza armada teme la división, ante todo, y de ocurrir se arriesga una guerra civil. Hoy el poder está centrado en las manos del General Vladimir Padrino; él y la fuerza armada bolivariana son los árbitros de la situación venezolana. Con ellos habrá que conversar una salida pacifica a la crisis que vive Venezuela. No es fácil, pero ese es el camino que Chile debiera respaldar.

Al inicio desde la oposición venezolana llamaron a un alzamiento militar, el que finalmente no fue como esperaban. ¿Es contradictorio el accionar del gobierno y del Grupo de Lima, por ejemplo, cuando rechazan una intervención militar o una salida violenta de la crisis de ese país si apoyan la llamada Operación Libertad?

El Grupo de Lima y el gobierno de Chile han estado transitando una línea tenue. Expresan su rechazo al uso de la fuerza para resolver la crisis venezolana, pero han apoyado la Operación Libertad que incluyó un alzamiento militar que pudo haber significado numerosas bajas. Me imagino que los países que apoyan a Guaidó, procurarán enfatizar la dimensión de movilización social de dicha operación. Pero la propia ambigüedad de Juan Guaidó sobre la acción militar externa o interna para una salida a la crisis complica a quienes lo apoyan.

Hasta el momento se ve que la acción de la oposición venezolana no tuvo el éxito que esperaban. ¿Cree que pueden lograr dar vuelta la situación y sacar al régimen de Maduro?

El proceso de resistencia opositora no ha terminado. El régimen de Maduro se ha visto debilitado pues ya ha habido tres intentos de sublevación militar y, además, Juan Guaidó aún sigue libre. Quizás Maduro considera que encarcelarlo representa más costos que ventajas, pero ello justamente representa una debilidad. Por otra parte, la oposición tampoco tiene la fuerza para remover a Maduro. Tales impasses abren espacios para una negociación política con el uso inteligente de la diplomacia por parte de actores que susciten la confianza de las partes, como podrían ser los países del grupo de contacto integrado por la Unión Europea, México y Uruguay. No veo otra salida viable sin alguna modalidad de negociación, como sucede en casi todos los procesos de tránsito del autoritarismo o la dictadura hacia la democracia.

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