Iván Flores, presidente de la Cámara de Diputados: "No es necesario bajar el número de parlamentarios para tener un Congreso más eficaz"
El parlamentario DC pone en duda que la propuesta de La Moneda para reducir el número de escaños sirva para mejorar la actividad legislativa. Además, aborda la fragmentación de la oposición y el rol de la DC en la agenda del gobierno.
El presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores (DC), aborda el llamado del Mandatario Sebastián Piñera a un acuerdo nacional para enfrentar la crisis de confianza de las principales instituciones del país. El parlamentario por Los Lagos asegura que una de las claves en el marco de ese debate es terminar con el hiperpresidencialismo. Asimismo, aunque admite que la ley electoral tiene algunos problemas, advierte que la intención de La Moneda de reducir el número de parlamentarios no es la mejor salida para tener un mejor Congreso.
¿Cómo evalúa el anuncio del Presidente Piñera a este acuerdo nacional para reformar las instituciones?
Aplaudo la iniciativa, pero tenemos que ver el alcance, porque el Presidente colocó el titular, pero los ejemplos que citó fueron malos y pobres. Y si modernizar las instituciones en el caso del Parlamento solamente significa rebajar el número de diputados y asegurar que no haya reelección permanente, la verdad es que la propuesta del Presidente me desilusiona. Sobre la reducción de los parlamentarios, bienvenido el debate, pero no es necesario bajar el número de parlamentarios para tener un Congreso más eficaz.
¿Le preocupa que se esté buscando volver a la lógica binominal?
La ley actual tiene algunos problemas a los que se les puede dar una vuelta, por ejemplo, en términos de representatividad o al hecho de que se aumentara al doble el tamaño de los territorios y los distritos, lo que terminó alejándonos de la gente, pero no hay que olvidar que con el fin del sistema binominal ganamos en riqueza y diversidad.
¿En qué materias podría avanzarse respecto del Congreso?
Lo primero es la nivelación de las dos cámaras. Ha habido una tradición histórica de desbalance desde los otros poderes del Estado, principalmente el Ejecutivo, en términos de preferir al Senado por sobre la Cámara. Y eso no debería ser así. De hecho, eso nos hace pensar en debatir si a Chile le conviene o no mantener las dos cámaras o tener un Congreso unicameral.
¿Usted es partidario de un sistema unicameral?
Soy partidario, primero, de disminuir el hiperpresidencialismo porque hoy día el Presidente conduce el Ejecutivo y además es colegislador. Y aunque tengamos muchísimos proyectos de iniciativa parlamentaria, siempre se subsumen a las urgencias del Ejecutivo y esa es una cuestión que hay que resolver. Ese fue parte de nuestro planteamiento al ministro del Interior, para empezar, que se resten de colocar urgencias, nosotros también podemos hacerlo.
En materia de pensiones, la DC entregó votos clave para destrabar la idea de legislar a cambio de que el 4% adicional fuera administrado por un ente público y sin participación de las AFP, lo que luego fue relativizado por el Presidente. ¿Fue un error, como dijo el diputado Raúl Soto (DC), el que su partido aprobara sin amarrar un acuerdo más concreto?
No, el diputado Soto nuevamente se equivoca; lo que hicimos fue solamente permitir que se iniciara el debate. Y sobre la relativización que hizo el Presidente, eso fue rápidamente desmentido y me quedo con la aclaración posterior. No tengo por qué dudar si el Ejecutivo salió en masa a aclarar que el 4% no lo iban a tocar las AFP y espero que no sea solamente para abuenarse con la DC.
Pero ¿no cree que tiene un punto el diputado Soto cuando dice que la DC le dio un cheque en blanco al gobierno? Porque no firmaron nada...
Él está totalmente equivocado. Abrimos la posibilidad de iniciar el debate, no aprobamos el proyecto y, ahora, si el gobierno no cumple, lo vamos a rechazar. Es así de simple.
¿Y cómo evalúa el costo que le trae esto a la oposición?
Tenemos que intentar ser una oposición clara, pero no una que no sea constructiva, que es el mandato que tenemos en la DC. Y mientras no seamos una coalición política, porque no lo somos, la DC no va a bailar al ritmo de nadie ni esperamos que bailen al ritmo nuestro. Sin perjuicio de eso, hay que empezar a construir un pacto y hay que hacerlo con urgencia. La pregunta es si la búsqueda de un piso común es viable o no. Creo que sí, pero hay que construir liderazgos con buena voluntad.
¿Pero cómo la DC está contribuyendo en eso si, precisamente, con la postura que han tomado sobre este tema se ha terminado fragmentando aún más al sector?
No. Primero tenemos que tener un acuerdo político. Hay que construir una propuesta, una oposición propositiva capaz de sujetar y sostener nuestros argumentos. Necesitamos tener una conversación entre los partidos un poquito más generosa. Nosotros no vamos a votar alineados como unos quieren, pero lo que hay que hacer es fijar mínimos comunes.
Pero eso ya se había fijado a inicio de año y la DC se desmarcó de eso.
Lo que pasa es que el votar en contra las ideas de legislar no fue un tema acordado en esos mínimos comunes. Nunca hubo un acuerdo de rechazar a priori la reforma previsional ni tributaria. Siempre dijimos que estábamos en desacuerdo con algunos contenidos en ambos proyectos, pero no por eso íbamos a anunciar nuestro voto en contra, porque todavía tenemos la esperanza que, por el bien nacional, podamos construir mejores reformas.
Esa posición generó además una fragmentación en su propia bancada. ¿Cómo ve esa situación?
Siempre nos hemos manejado en un marco de respeto. Y lo que pasa hoy con el diputado Soto no tiene nada que ver con su votación en la reforma previsional, sino con el trato que tuvo con sus pares. Él nos faltó el respeto, cuando dice que fuimos pirquineados, faltó a la camaradería y al trato fraterno.
¿Qué le parece que el gobierno se haya cerrado a la propuesta de RN de ceder en algún grado en la reintegración en materia tributaria?
Ahí tenemos un problema. Hacienda ha calificado la reintegración como el corazón de la reforma y tenemos que abrir el debate en ese punto, porque es el de la discordia. De no abrirse el gobierno, corremos el riesgo de no tener reforma tributaria.
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