Jaime Quintana, futuro presidente del Senado: "El Presidente no va a encontrar a ningún antipatriota en el Senado, porque no los hay"
Senador PPD -quien asumirá la presidencia de la Cámara Alta el próximo martes- asegura que ofrecerá un "diálogo permanente y fluido" a La Moneda. Advierte, eso sí, que el tono del Presidente Piñera debe ser de "respeto por el Congreso".
El próximo martes Jaime Quintana (PPD) asumirá la presidencia del Senado. Y lo hará en un año clave para el avance de las reformas del gobierno del Presidente Sebastián Piñera, pero también -según él- para la articulación de la oposición. En esta entrevista, el senador por La Araucanía asegura que ofrecerá un diálogo permanente al Ejecutivo, aunque advierte que para eso se requerirá un tono de respeto por parte del Mandatario y un buen nivel de debate. Además, adelanta los que serán los ejes de su gestión, en la que espera reimpulsar proyectos emblemáticos como la Nueva Constitución y el matrimonio igualitario. "Nos vamos a jugar porque la Sala este año pueda conocer, debatir y ojalá aprobar el matrimonio igualitario", anuncia.
Asumirá la presidencia del Senado en un año clave para las reformas del gobierno ¿cuál va a ser su relación con el Ejecutivo? Varios se preguntan si va a imponer con su llegada la lógica de la retroexcavadora…
Que nadie se llame a engaño. Esta mesa va a buscar un diálogo permanente y fluido con el gobierno. Hay algunas conversaciones que hemos tenido con la Segpres en orden a perfeccionar mecanismos de diálogo que son necesarios para una relación fluida. Estamos convencidos de que una buena democracia necesita de un gobierno que tenga una marcha adecuada y también una oposición firme y coherente. Dicho lo anterior, eso no significa que se van a diluir las diferencias. Las diferencias son finalmente las que le dan sentido a la labor política.
¿Y ese diálogo qué tono debiese tener? El presidente Piñera fue bastante duro el año pasado, por ejemplo, respecto de Aula Segura.
El tono debe ser el que posibilite el entendimiento y ese es un tono de respeto por el Congreso. El gobierno no puede perder de vista que en el mismo acto en que la ciudadanía le entregó un triunfo contundente en las urnas, también, de manera muy nítida, estableció el rol que le daba a la oposición. El Presidente sabe que tenemos diferencias en distintas materias, lo cual no es un problema. Parto de la buena fe de que hay un gobierno que quiere lo mejor para Chile. Pero el Presidente no va a encontrar a ningún antipatriota en el Senado, porque no los hay. El tono importa, pero también la densidad del debate.
¿Qué opinión tiene de las reformas tributaria y previsional? ¿Es partidario de vincular su tramitación?
Cuesta imaginar cuerdas separadas para ambos proyectos, cuando el propio gobierno ha señalado que la reforma a las pensiones tiene un costo fiscal permanente y que, por lo tanto, no es sino mediante la discusión tributaria que se debe zanjar. No digo necesariamente que la suerte de una acompañe la otra, pero uno ve muchas veces que el gobierno no ha prestado oído. En materia tributaria el gobierno sabe exactamente lo que la oposición ha señalado para que ese proyecto no se transforme en una iniciativa regresiva, para que no signifique generar espacios de evasión o para terminar recaudando menos. Y hasta el momento no se ha movido un milímetro. Evidentemente que si ese proyecto termina fracasando o estrellándose, el Presidente no le puede endosar la responsabilidad al Senado cuando no ha prestado oído de la discusión legislativa.
Ha dicho que durante su gestión va a revivir proyectos clave de la administración anterior, como la Nueva Constitución ¿Qué otras iniciativas va a impulsar?
Tenemos que sacar del congelador las propuestas de Nueva Constitución. Estamos en condiciones de llevar adelante un ejercicio que lo han hecho las democracias más avanzadas en el mundo, que es el de la devolución, donde al menos, a esas 200.000 personas que participaron activamente se les dé a conocer la redacción propuesta. No estoy diciendo que lo vamos a zanjar mañana ni este año, pero creo que sí estamos en condiciones, en tiempos donde hay un distanciamiento fuerte, una desconfianza de la ciudadanía, a hacer que la gente también le brinde un piso de legitimidad a ese trabajo que se inició con bastante decisión en su momento, pero que quedó ahí a mitad de camino. Y, bueno, dentro de proyectos que amplían libertades por supuesto que nosotros nos vamos a jugar porque la Sala este año pueda conocer, debatir y ojalá aprobar el matrimonio igualitario.
El sello de la administración de Montes fue la transparencia y eso le trajo problemas tanto con los funcionarios como con sus propios pares. Usted mismo, de hecho, fue crítico de su estilo.
El senador Montes, en el ejercicio de su presidencia, tuvo distintas dificultades, que las hubiese tenido cualquier otro presidente del Senado. Principalmente, porque era el primer año como oposición, veníamos saliendo de una durísima derrota y, por lo tanto, eso no transformaba el año en un año fácil. Él hizo un gran esfuerzo en distintas materias. En algunas cosas con avances bien concretos. En materia de transparencia, creo que él continuó con la línea que se instala con mucha fuerza en Chile desde 2015 con el conocimiento de todos los hechos de corrupción. Y eso fue tan fuerte que nos obliga a seguir elevando los estándares. Tanto es así que una de las primeras propuestas que le voy a hacer a la Comisión de Régimen es suscribir un convenio con el Consejo para la Transparencia, que es el órgano que tiene atribuciones.
¿Cuál es el objetivo?
El Senado tiene que estar dispuesto a dar un paso más allá, con el órgano que tiene las atribuciones, las herramientas y por qué no decir, los dientes, que es el Consejo para la Transparencia. Y someterse a esos estándares, a mediciones permanentes y compromisos. Y como este es un tema que no se puede seguir postergando vamos a presentar esta propuesta a la Comisión de Régimen con carácter de urgente.
El senador Montes decía esta semana que el principal desafío de la nueva mesa era reformar la institución. ¿Concuerda con eso?
El Senado es el principal foro democrático del país y, por lo tanto, tiene una responsabilidad muy grande con la democracia. Eso que parece normal y sencillo, no es tan sencillo porque en el último tiempo se han evidenciado en Chile y el mundo distintas amenazas que se ciernen sobre las democracias. Hay varias explicaciones para eso: crisis de confianza en las instituciones que son pilares en el sistema, una serie de situaciones que se apartan de la rectitud y probidad de autoridades y también una pérdida de la valoración por la diferencia. Y, por lo tanto, el Senado tiene, como principal foro democrático, como expresión de la diversidad y la representación de los territorios y de las fuerzas políticas, una responsabilidad enorme. Y para ello nos hemos fijado como objetivo distintos ejes a desarrollar en este año de gestión a la cabeza de la institución.
¿Cuáles serán esos principales ejes de su gestión?
Un primer eje es de modernización del Senado. Y ahí hay varias ideas, pero a manera de ejemplo puedo decir que, por un lado, vamos a crear una dirección de auditoría y control de gestión. Además, nos hemos planteado crear una unidad dentro del Senado, que haga un monitoreo, seguimiento y evaluación de cuáles son las políticas públicas exitosas que a nosotros nos corresponde aprobar y asignarle presupuesto.
Habló de tres ejes. ¿Dónde más se podría avanzar?
El segundo eje es el de vinculación con la ciudadanía. Haremos una consulta ciudadana, de implementación rápida, para fijar las principales prioridades legislativas de este año. Tanto las del gobierno como las de los senadores y senadoras que están en las distintas comisiones, mociones y mensajes. Eso nos va a indicar una cierta prioridad ciudadana, eso nunca se ha hecho. Otro ejemplo del segundo eje de vinculación decidida con la ciudadanía es una reforma a TV Senado. Y un tercer eje, que nosotros creemos fundamental, es el impulso de iniciativas legales de proyectos de ley que amplían derechos y libertades
Ha dicho que este es el año clave para la articulación de una oposición que tras la derrota presidencial sigue fragmentada ¿cómo se logra?
Todo el mundo dice que este es el año crucial, lo dice el gobierno y la oposición. Yo diría que es el año de la oportunidad para quien haga mejor las cosas. La oposición durante el primer año ha tenido una serie de dificultades donde -tal vez- la característica principal ha sido la dispersión, la falta de un proyecto común, de un relato y la existencia de varias oposiciones. Respecto a este punto, en todo caso, no dramatizaría, no creo que vayamos al corto andar a tener una sola oposición. Lo importante es que tengamos puentes, diálogo y entendimiento entre las distintas fuerzas. Que tengamos mínimos comunes y una articulación.
¿Ve plausible que se articule una coalición?
Cuando un conjunto de fuerzas políticas aspira a gobernar puede haber flexibilidad, pero también tiene que haber un conjunto de elementos base que permitan que esa coalición y que ese eventual gobierno funcionen. Y eso va a más allá de los pactos electorales, significa un rayado de cancha, establecer mínimos, y en eso es perfectamente posible trabajar. No estoy diciendo que esta coalición va a venir a reeditar la Nueva Mayoría o la Concertación, para nada. Pero la Nueva Mayoría en su segundo año ya había fijado un par de planteamientos comunes, el acercamiento desde la DC al PC. En ese tiempo, fue el segundo año de oposición, en donde se trabajaron, yo diría con un nivel de detalle impresionante, propuestas tributarias y en materia educacional también, las que después terminaron siendo sendas reformas.
¿Y ve que eso se pueda replicar desde la DC al Frente Amplio?
Creo que eso es posible.
En la última elección su partido fue uno de los más perjudicados. Sin embargo, hoy son la colectividad con más figuras presidenciables de la ex Nueva Mayoría; Harboe, Lagos Weber y Heraldo Muñoz ¿cuál es el desafío que tienen ellos?
Todos ellos van a tener un rol importante. Si finalmente toman el camino de la carrera presidencial es algo que se verá, pero creo que es prematuro todavía. Todos los liderazgos tienen que estar puestos a disposición de un proyecto país, no necesariamente un proyecto presidencial. Pero espero que todos ellos jueguen un rol gravitante este año.
¿No le parece que la aparición de tantas figuras los puede distraer del objetivo principal, que es la articulación?
Ninguno de ellos puede desplegar proyectos personalistas. Lo que el país espera y lo que la oposición necesita, es que vuelquen sus esfuerzos y su liderazgo hacia un proyecto común, hacia una oposición menos dispersa, más coherente, pero sin precipitarse a la carrera presidencial. Ese es un tema ya de bien entrado el 2020, no es de este año. No nos podemos saltar la fase donde todos contribuimos a la unidad y no solo pensamos en los partidos, sino que en el conjunto.
¿Qué mecanismo debiesen usar para enfrentar las elecciones municipales y de gobernadores regionales?
Los partidos deben considerar la opinión ciudadana a la hora de definir candidaturas. Esto es bien simple: cuando no se hacen primarias y no se le consulta al país o a la sociedad, finalmente, alguien toma esa decisión. Y se toma entre cuatro paredes. Ese fue el razonamiento que nos llevó hace algunos años a legislar por las primarias. Las primarias son para usarlas.
¿Cómo evalúa que a diferencia del ambiente que se ve en el Senado en la Cámara el pacto administrativo de la oposición siga en duda?
Espero que lo de la Cámara se despeje de la mejor manera posible y pronto. Por supuesto hay un acuerdo que se había tomado y entiendo que hay voluntad de mejorar ese acuerdo, de darle además cierta consistencia. Y eso puede ser positivo, precisamente, para pensar en futuros entendimientos entre coaliciones.
Recientemente su partido aprobó un documento en que se llamaba a la izquierda en general a condenar el "régimen dictatorial" de Maduro ¿comparte que ha faltado una posición más tajante del sector?
En buena hora el PPD tiene como presidente a una figura que es un referente internacional. Alguien que va a cuidar en sus acciones y declaraciones los intereses de Chile y, por supuesto, los valores universales, como los DD.HH. Y a mí las acciones de Heraldo Muñoz en torno a Venezuela no me merecen ni un reparo.
¿Pero cree que a su sector le ha faltado tener una postura más crítica?
Heraldo Muñoz no se ha casado con ninguna de las posiciones que hay. Yo creo que la oposición venezolana es una oposición que debiera mirar lo que fue en su momento la oposición a la dictadura en Chile. Lo que uno observa es que la música, los compases, los pone Estados Unidos, y lo que ha hecho Heraldo Muñoz, siendo muy firme a la oposición a Maduro, es desmarcarse de la estrategia de Trump. Lo que ha hecho Piñera, en cambio, ha sido subirse a la micro de Trump para enfrentar la crisis de Venezuela. La salida de esa crisis debe ser democrática, política, sin violencia y sin Maduro.
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