Juan Antonio Coloma, senador y vicepresidente de la UDI: "Me siento muy contento de la lealtad con la que la UDI ha enfrentado esta etapa de gobierno"
Senador dice que ese "es un gran activo que refleja la forma como nosotros enfrentamos la política", y que "no es tiempo de pequeñeces". Además, agrega que su partido "ha tomado conciencia de su rol", algo que define como "ser el corazón del gobierno".
Ha sido, en estos primeros tres meses del gobierno de Sebastián Piñera, uno de los principales interlocutores de su partido con La Moneda. Además de la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, en el oficialismo dicen que el senador y vicepresidente Juan Antonio Coloma mantiene contacto permanente con el Ejecutivo debido a la ascendencia que mantiene en su colectividad. Esto, como el único de los "coroneles" gremialistas en funciones formales al interior de la casona de calle Suecia, grupo al que históricamente han pertenecido también Pablo Longueira, Jovino Novoa y el ministro del Interior, Andrés Chadwick. Con este último, Coloma suele conversar los lunes, aprovechando su asistencia a La Moneda para participar en la comisión de seguridad.
En el oficialismo dicen que cuando hay problemas con la UDI o cuando quieren comunicarse con el partido, en La Moneda hablan con usted. Si bien también hay comunicación permanente con Van Rysselberghe, usted es uno de los principales interlocutores con el gobierno. ¿Es así?
En general, el gobierno ha situado las conversaciones a nivel institucional. El espacio de diálogo que tiene con los presidentes de partidos es diario, muy importante y decisivo. Y me parece muy sano que sea así. Ahora, otra cosa es que uno siempre pueda colaborar un poquito con los años, pero siempre a colaborar, a ser interlocutor en materias específicas, y siempre en comunicación directa con la directiva. Todos saben que yo represento algo: yo represento la unidad, represento el sentido de colaboración, el sentido de trabajar junto con el gobierno. Y me siento cómodo en ese rol: un rol que trate de unir, un rol que trate de recoger experiencia y llevarlo a mejor término. Feliz de cumplir esa función.
Usted fue presidente de la UDI en el primer gobierno de Piñera. ¿Cómo compara ese período con el de ahora?
Creo que el anterior fue un buen gobierno, que le hizo bien a Chile. Fue un buen gobierno en lo económico y lo social, pero, desde mi perspectiva, no fue asociado con una visión política con sentido de continuidad de la coalición. Y el gobierno de ahora me ha sorprendido para bien, porque ha mantenido ese ritmo, con cien días, de un crecimiento económico mucho más profundo, pero también de asumir una visión política en el buen sentido, y de ser capaces de abordar los problemas pendientes y darle un sentido a lo que tiene que ver con el relato del poder. Paralelamente a que las cifras son el doble de mejores que en el gobierno de Bachelet, es un gobierno que ha sabido enfrentar los problemas, no darle la espalda: temas que parecían relativamente insolubles, como ordenar la casa en materia de migración o como generar una renovación en Carabineros muy potente, que haga restablecer la confianza, o cómo abordar en profundidad el tema de la niñez y de la infancia, o avanzar en un reconocimiento muy importante respecto del rol de la mujer. Todo eso habla de un gobierno que aprendió de buena manera lo que el ejercicio del poder supone, y lo está aplicando con un nuevo vigor. Creo, de verdad, que estos cien días han sido productivos para Chile, para lo que viene, y, desde mi perspectiva, con un sello distinto del gobierno anterior.
Cuando el gobierno empezó a tomar postura en la ley de identidad de género, la UDI pidió avanzar, más que en ese tema, en lo que definían como las prioridades de las personas. Y el gobierno replicaba que había que hacerse cargo de esa problemática. ¿En qué posición está usted?
¿Cuáles son las prioridades de la gente? Están básicamente vinculadas a la agenda social, tienen mucho que ver con resolver problemas pendientes, como la migración, pero también con priorizar las leyes productivas; en materia educacional, cómo somos capaces de generar la sala cuna universal; cómo generar la gratuidad en los CFT; cómo avanzar en el ámbito de seguridad; con la ley que sancione las conductas antisociales; cómo avanzar en las pymes en la mediación tributaria; cómo ser capaces de avanzar en el teletrabajo; generar el Ministerio de la Familia y Desarrollo Social.
Creo que ahí está el eje de las prioridades. Ahí está la conexión de los problemas de Chile con los problemas del gobierno. Creo que eso es un gran mérito. Ahora, que dentro de eso hay temas que yo no creo que tienen ese grado de prioridad, pero también hay que abordarlos, me parece que está dentro de esa línea. Siempre los temas pueden ser discutibles. Lo importante es, de alguna manera, no equivocarnos respecto de dónde están las señales potentes para nuestro sector.
¿Cree que Chile Vamos se está acercando a los mejores tiempos de la Concertación, como dijo Andrés Allamand?
Yo me siento muy contento de la lealtad con la que la UDI ha enfrentado esta etapa de gobierno. Y lo quiero decir con mayúsculas. Yo me siento parte, naturalmente, de la UDI. Sé lo difícil que es dirigir un partido, particularmente cuando se está en una lógica de gobierno, que probablemente es más complejo. Y creo que la UDI ha sido un partido muy leal al gobierno. Creo que es un gran activo que refleja la forma como nosotros enfrentamos la política. Y del punto de vista de Chile Vamos, tenemos la enorme responsabilidad de ser el soporte político del cambio que yo espero que lleve a Chile al desarrollo. No es tiempo de pequeñeces. Somos la alternativa natural de gobierno. Y eso no solo es posible, sino que es un deber… Sé que en estos días uno puede preguntar "bueno, pero ha pasado esto y esto otro". De verdad, no estamos para cosas pequeñas. Y si de repente alguien puede cometer un error, yo creo que mucho más que profundizar el error es entender que hoy en nuestra coalición hay muchísima más lógica de entendimiento que de enfrentamiento.
Usted habla de la lealtad de la UDI con el gobierno. ¿Y el resto de los partidos de Chile Vamos?
Yo creo que en Chile Vamos la regla común va en la misma línea. Creo que ha habido algunas dificultades mayores, pero para mí no son de vida o muerte. O sea, ha habido algunas declaraciones que pueden haber sido erradas, quizás en un contexto más de asamblea que de reflexión, digamos, pero creo que no están imbuidas en el esquema de hacer una zancadilla. Están, quizás, todavía desacomodadas de lo que debe ser un espíritu de una coalición de gobierno, pero creo que un tropezón no es una caída. Lo que me importa es cómo se resuelven los problemas. Y creo que hemos sorteado algunos temas que quizás hubiera sido mejor que no se hubieran dado, pero que están saliendo de buena manera.
¿Cómo ve el perfilamiento de la UDI desde la campaña hasta ahora?
La UDI ha tomado conciencia de su rol. Ser el corazón del gobierno ha sido una lógica que se ha dado en el tiempo. Tenemos una cantidad de gente hoy en el gobierno que está haciendo un esfuerzo muy relevante, y me siento orgulloso de que sea un partido que se haya destacado por la lealtad. No significa que los otros no lo hayan sido. Estoy hablando del partido al que pertenezco.
¿A qué se refiere con que la UDI es el corazón del gobierno?
El día que proclamamos a Piñera se lo planteamos en esa lógica, en la lógica de que los gobiernos tienen que tener cerebro, cabeza, corazón. Nosotros queríamos simbolizar eso que tiene que ver con el corazón de las personas, el énfasis en los problemas de la clase media, el énfasis en darle al sentido social de este gobierno la mayor relevancia. Y hemos hecho un esfuerzo grande en esa materia. Nos sentimos cómodos con ese esquema. Cada partido tiene su sello. El de nuestro partido es tener una vocación popular, siempre tratar de asumir la pobreza en su nueva dimensión, que probablemente hoy tiene que ver con una clase media emergente que tiene temas, inseguridades, y creo que nosotros hemos contribuido como partido a tener ese rol siempre bien puesto.
En RN dicen lo mismo: que el sello de ellos es lo social, la clase media…
Bueno, está bien... Yo he visto que RN lo ha planteado un poco distinto, digamos, pero con énfasis perfectamente legítimos. Pero honestamente, en esta materia puedo ser un testigo de cómo han sido las relaciones entre los partidos, y creo que hoy la relación entre los partidos de Chile Vamos es más madura, más con sentido del deber. Hay una gran diferencia, además, volviendo a la primera pregunta: el primer gobierno de Piñera estuvo imbuido por la lógica de que después de 20 años de Concertación era importante una alternancia en el poder. Creo que fue un gobierno que se diseñó, por tanto, para ser cuatro años gobierno. Creo que no tuvo, en sí mismo, la vocación de seguir más adelante, la vocación de asumir que ahí estaba la energía para seguir gobernando.
Creo que la diferencia de ahora es muy profunda, porque ahora el sello no es reemplazar a alguien. El sello es hacer un gobierno que logre llevar al desarrollo a las personas, en su amplio sentido de la palabra, y eso obviamente tiene que ser con una alternativa de gobierno que vaya más allá de una coyuntura.
Esta semana ha estado marcada por las acusaciones del gobierno de una supuesta "obstrucción" en el Congreso, en respuesta a la "sequía legislativa" que plantea la oposición. ¿Cómo ve ese debate?
La discusión de si estamos en sequía o en lluvia legislativa me parece absurda. Lo importante es ver si uno hace buenas o malas leyes… Con esa lógica, mientras más leyes funciona mejor un país. Y yo jamás he creído eso. He creído mucho más en acotar la cosa a leyes que sean importantes, relevantes, decisivas. Y creo que lo que ha hecho el gobierno ha sido correcto... En la Nueva Mayoría veo visiones muy contrapuestas. Veo a un PS y PC con un ánimo de entorpecer, de no entrar en ninguna lógica unitaria, no dejar que sus militantes se sienten a las mesas de acuerdo, tratar de ir chuteando las leyes; y siento a otro sector distinto, que ha comprendido el Chile del futuro, que ha comprendido que Chile tiene que ver mucho más con entendimiento que con enfrentamiento, y que han estado mucho más dispuestos a avanzar.
A su juicio, ¿qué busca el PS y el PC?
Tengo la sensación de que ellos diseñaron que la fórmula de recuperar instancias de poder era volver a la política de los 60, a la política de negar la sal y el agua, decir a todo que no. La señal más importante en esa materia fue cuando el PS impide que Insulza y las personas sean parte de estas cinco mesas de acuerdo… Hasta el Frente Amplio ha comprendido mucho mejor la sociedad moderna y ha entendido que uno no se humilla por llegar a acuerdos.
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