Juan Pablo Letelier (PS): “Ya basta de maximalismos, están las condiciones para un acuerdo en pensiones”
El histórico dirigente socialista llama a los partidos a emular el acuerdo al que llegó la Comisión Técnica de Pensiones, de la cual fue parte y que esta semana entregó su segundo informe. Y cuenta que en 2020 fue la UDI la que impidió un pacto que ya estaba sellado, para no darle un triunfo a Ignacio Briones, quien se perfilaba como candidato presidencial de Evópoli.
El 11 de marzo de 2022, el mismo día en que Gabriel Boric asumió como Presidente, Juan Pablo Letelier (63) dejaba el Congreso tras 32 años como representante de la Región de O’Higgins -primero como diputado y luego como senador-. El economista socialista, hijo del canciller Orlando Letelier -asesinado por agentes de la Dina en 1976- optó por alejarse de la política nacional y asumió una serie de tareas internacionales en el Parlamento Andino y proyectos personales que había postergado. Ello, hasta que a mediados de año la presidenta de su partido, Paulina Vodanovic, le pidió ser parte de la Comisión Técnica de Pensiones para el Gobierno y el Senado, que esta semana entregó su segundo y último informe.
“En estos tiempos de mucha polarización me sentí muy honrado de haber podido participar en un grupo de expertos con una mayoría de profesionales mujeres de alto nivel, coordinado por Cristóbal Huneeus, con quienes hicimos un trabajo muy responsable y entregamos insumos a los senadores”, dice el exsenador, quien mantiene intacto su look de pelo largo y barba.
Justamente por el buen clima que se dio en la mesa técnica, cuenta Letelier, es que él cree que pronto saldrá humo blanco en el Parlamento. “Se aprobará una reforma de pensiones que dejará sentadas las bases de un tercer peldaño en nuestro sistema previsional, donde la plata extra (6% de las cotizaciones) no saldrá de los trabajadores, como están queriendo instalar la derecha y las AFP, sino que será un impuesto al trabajo que aportarán los empresarios. Ello se sumará al aporte que hoy hace el Estado a través de la Pensión Garantizada Universal (PGU) y al esfuerzo contributivo de los 5,8 millones de personas que cotizamos”, explica.
¿Cuál es su línea roja, los temas que usted y su sector no estarían dispuestos a transar?
Algo que he aprendido en la vida y en la política es que las líneas rojas son situaciones de momentos... Ya basta de maximalismos, están las condiciones para un acuerdo en pensiones, pongámonos serios, los viejos no pueden esperar más, necesitan mejorar sus pensiones y 80 mil pesos adicionales les mejora la vida. Creo que vamos a llegar a buen puerto. Pongamos la línea roja en que no nos vayamos del Congreso el 31 enero sin haber aprobado esta reforma.
¿Cuáles serían los aspectos fundamentales de un acuerdo?
El llamado bono tabla, que busca compensar a las mujeres, para que a los 65 años o más, a igual edad, grupo familiar y ahorro, reciban una pensión equivalente a la de los hombres. Confío, además, en que se agregue un bono o beneficio para las cuidadoras. A partir de ahí se iniciará un proceso que, dentro de 10 o 20 años, sé que vamos a mirar con orgullo, tal como ocurrió con el Seguro de Cesantía, del cual nadie creyó mucho en su momento cuando lo creó el expresidente Ricardo Lagos y hoy es un pilar de nuestro sistema de protección social y que no tienen otros países.
Uno de los puntos de tope hoy es cómo conseguir ese 0,5% para destinarlo a las mujeres.
Es cierto que hay una disputa política entre la UDI y los republicanos, pero es una torpeza. Probablemente ese 0,5% debería estar dentro de esta nueva institucionalidad y ser parte del sistema de seguridad social chileno, por así decirlo, que también lo financian los empresarios.
¿Qué pasará con las AFP, que han redoblado su campaña comunicacional en contra de la reforma?
Lamentablemente, en este proceso no se va a ir a la lógica del fin a las AFP. Eso no va a ocurrir. Es más, las AFP van a administrar más recursos que antes y eso va a ser muy bueno para el mercado de capitales y tendrá un efecto económico extraordinario. Tampoco habrá un ente público de administrador de fondos para forzar una mayor competencia en la industria, porque no se cuenta con los votos. La política es un oficio en que es muy importante saber sumar y contarse. La coalición de gobierno hoy es minoría en el Congreso y uno no cede principios, sino que cuenta apoyos.
¿Se arrepiente de no haber aprobado el 3-3 de la reforma previsional discutida en 2020 en el gobierno de Piñera?
Si uno hubiese tenido una bolita de cristal en el pasado, hay tantas cosas que uno hubiera hecho de otra forma...
Pero usted, en su calidad de presidente de la Comisión del Trabajo del Senado, se opuso a esa reforma.
No fue así. La historia es otra. Nosotros teníamos un acuerdo unánime en la Comisión de Trabajo del Senado, cuando Ignacio Briones, siendo ministro de Hacienda, fue proclamado por su partido (Evópoli) como candidato presidencial. Ello hizo que la UDI pateara la mesa. La UDI, encabezada por su presidenta, la senadora Jacqueline van Rysselberghe, dijo (privadamente) cómo vamos a estar aprobando una reforma para que Briones se lleve todos los aplausos y galardones.
¿Cómo evalúa hoy el rol de los ministros Marcel (Hacienda) y Jara (Trabajo)?
He visto que han trabajado muy de la mano y consistentemente. Lo que pasa es que a los ministros siempre los basurean por una cosa o por otra. Hay que evaluarlos por los resultados y hoy están sacando adelante la reforma.
El mundo empresarial también parece un poco dividido...
Muchos empresarios que invierten en Chile también lo hacen en otros países y aquí existe un sistema de seguridad social que no tienen otros países. Los empresarios quieren certezas y terminar los procesos como éste y también con la permisología en nuestro país que, en ocasiones, es obscena. No puede ser que para hacer una inversión se tenga que esperar años. Entendamos que la competitividad de Chile depende del mundo global y de que facilitemos las inversiones, no de que las dificultemos.
¿Su regreso al Parlamento en 2026?
Juan Pablo Letelier tenía 27 años cuando en 1990 asumió como diputado de la primera Cámara de Diputados tras el retorno de la democracia. Hoy, el histórico dirigente del PS -perteneciente al llamado “tercerismo”- mira con ojos críticos al actual Congreso, afectado, a su juicio, por la fragmentación política y la tentación de inmediatez de las redes sociales. Dice que falta más política y más amistad cívica entre sus integrantes.
“No sé si me estoy poniendo viejo o simplemente no lo entiendo, pero ver a diputados haciendo fila para hablar en el salón El Pensador es una cosa bien rara. Trato de buscar la palabra, pero no la encuentro. Cuando estaba en la Cámara no ocurría que diputados pasaran minutos u horas de su jornada para tratar de decir algo que, si bien los camarógrafos están obligados a registrar, muchas veces no sale en ningún lado. Y creen que eso es la política, la noticia y la inmediatez en las redes”.
Hay quienes dicen que la política es como una droga que es difícil de dejar. ¿Le gustaría volver al Congreso?
Yo le debo mi vida a la representación parlamentaria, viví momentos extraordinarios y me apasiona la actividad legislativa. Hoy no lo tengo en mi agenda y las candidaturas parlamentarias serán resueltas al interior de los partidos a partir de 2025. Ahora, uno puede ser adicto a la política sin necesariamente estar ejerciendo un cargo...
¿Cree que la solución pasa por la reforma al sistema político para evitar la fragmentación?
Tenemos un sistema político muy fragmentado y eso es parte del problema. El sistema de pactos y subpactos también ha generado fragmentación y creo que una reforma del sistema político es fundamental. Los partidos políticos son fundamentales en la democracia y hay quienes hasta hace muy poco denostaron a los partidos tradicionales y después formaron sus propios partidos, que es lo más ridículo que hay...
¿Se refiere a los dirigentes del Frente Amplio?
Hay gente del Frente Amplio que criticó brutalmente la política de los acuerdos y que creía que era malo que los partidos se pusieran de acuerdo. Se instaló la idea de que casi era un pecado capital conversar con una persona que pensara distinto y sellar un acuerdo. Yo pertenezco a la generación de la Concertación, que entendía que para hacer reformas y modificaciones legislativas se necesitaba la mitad más uno de los votos y había que llegar a acuerdos. Hoy, a mi juicio, eso se perdió y me preocupa que la labor parlamentaria se haya desvalorizado y que hoy no esté centrada en la construcción de grandes acuerdos que Chile necesita más que nunca en diferentes ámbitos.
¿Cómo evalúa el gobierno del Presidente Boric?
Al Presidente Boric le ha tocado un periodo político absolutamente inesperado. El fracaso histórico de la clase política chilena con los dos procesos constituyentes, del cual todavía nadie se hace cargo, fue muy fuerte. Después les tocó entender que vivimos en un mundo muy complejo, donde es difícil gobernar, y el factor de la inexperiencia también fue fuerte. Ello, sumado a una situación económica pospandemia muy compleja, con una hiperinflación durísima producto de los retiros. Pese a todo, tengo el máximo de los respetos al Presidente Boric y creo que ha hecho un tremendo esfuerzo, logrado conducir el país en momentos duros, como fue el caso de corrupción con las fundaciones y lo que ocurrió con el exsubsecretario Monsalve, que es algo que nunca había ocurrido en la historia de Chile. Nunca había existido un hecho que comprometiera el corazón del ente a cargo del orden público y la seguridad, que estaba excelentemente evaluado.
“Tengo una muy buena opinión de Monsalve”
Usted conocía a Monsalve, ¿cómo le impacto lo sucedido?
Sí, claro que lo conocía, y tengo una muy buena opinión de Manuel Monsalve. No soy de los que crucifican a una persona. Él tiene el derecho a la presunción de inocencia hasta que se muestre lo contrario y espero que ahora que va a tener la oportunidad de contar su parte, vayamos sabiendo... Pertenezco a una generación en que aborrecemos los temas de delitos sexuales, pero eso no quita que cada caso haya que evaluarlo en su mérito.
¿Cómo ve el tema presidencial? ¿Es de los que creen que el PS debería llevar un candidato propio a las primarias?
Lo veo muy líquido todavía. En los partidos siempre hay quienes sostienen la tesis de que tienes que levantar un liderazgo, porque es un instrumento de negociación, o los que dicen “cómo no vas a tener tu candidato presidencial propio si eres un partido que tiene un peso relevante”, que, además, obtuvo cuatro gobernadores y junto al PPD y los radicales suman siete. Mi inquietud es otra: creo que la centroizquierda tiene que reconstruir acuerdos amplios, pero con quienes tú compartas ciertas cosas básicas.
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