Carabineros: la caída final de Soto y la carrera contra el tiempo de La Moneda
Hermes Soto comenzó su último día reunido con cinco de los generales más cercanos que tenía en el Alto Mando, y luego participó de dos ceremonias de egreso de suboficiales. Dijo que esperaría la destitución y que no quiso renunciar por "amor" a la institución. El gobierno, en tanto, buscaba concretar su salida antes de las 18.30.
A 650 metros de distancia, a las 8.00 de la mañana de hoy, se desarrollaban dos reuniones claves en el centro cívico de Santiago. En La Moneda, el Presidente Sebastián Piñera recibía en su despacho al ministro del Interior, Andrés Chadwick, para planificar el desarrollo del día, que estaría marcado por la salida del general director de Carabineros, Hermes Soto, del cargo al que se negó a renunciar.
El oficial, por su parte, también movía sus piezas: a la misma hora que el Mandatario definía con Chadwick cómo fundar el decreto que informaba de la salida de Soto al Parlamento, el general invitó a un café a cinco de sus generales inspectores, en el piso 7 del edificio de la Dirección General, ubicado en calle Zenteno, para conversar sobre lo que sucedería ese día. "Fue una conversación seria, pero triste", dijo uno de los asistentes a la cita.
Así partía el día para el gobierno y para el Alto Mando de Carabineros. La Moneda apurada por oficializar lo antes posible la salida de Hermes Soto, y Carabineros a la espera del último golpe, definido por protocolaridades, como las firmas presidenciales y el decreto a Contraloría. El quiebre definitivo se produjo el miércoles, cuando se conocieron nuevos videos que mostraban el momento en que fue abatido Camilo Catrillanca. Desde ese momento, el Ejecutivo decidió que la policía uniformada necesitaba un nuevo liderazgo.
Después de la reunión entre Piñera y Chadwick, el ministro del Interior, en compañía del subsecretario Rodrigo Ubilla partieron a Valparaíso. A las 10.29 de la mañana enfilaron hacia el Congreso, donde argumentarían por qué era necesario remover al general director de Carabineros. Durante el trayecto, el ministro reconoció que recibió varios llamados, uno de ellos del expresidente Ricardo Lagos. "Me llamó porque recordaba que uno de los autores fundamentales de la reforma constitucional del año 2006 está aquí presente, como es el senador José Miguel Insulza", dijo más tarde.
A esa hora, Soto se paraba frente a cerca de mil suboficiales para oficializar su egreso de la Escuela de Formación de la policía uniformada, en Cerrillos. Era una de sus últimas actividades públicas y la primera del día, donde decidió hablar, flanqueado por generales de la institución, entre ellos algunos que se fueron hoy, y su sucesor, Mario Rozas.
"Cuando el gobierno de Chile me planteó renunciar de forma voluntaria, elegí no hacerlo por mis 38 años en servicio de la institución, por todo el cariño, el amor y el afecto que tengo por Carabineros de Chile, el respeto que tengo por los 60 mil subalternos que están detrás mío en esta función, por el trabajo y el crecimiento y por todo el esfuerzo que ha hecho cada uno de los carabineros bajo mi mando", dijo Soto, quien recibió aplausos de algunos familiares de suboficiales, agregando que "escogí no renunciar porque estábamos desarrollando un trabajo importante".
Sin embargo, el ahora exgeneral director de Carabineros dijo que respetaría los trámites iniciados por el gobierno que definirían su salida. Y en eso estaba, a esa misma hora, cerca de las 11.30, el ministro del Interior, exponiendo ante el Senado la necesidad de cambiar el liderazgo en la institución.
De Cerrillos, en tanto, Soto volvió a la Dirección General, donde firmó algunos documentos y mantuvo algunas reuniones protocolares con su grupo más íntimo. Aunque las cartas ya estaban echadas, aún había tensión al interior de Carabineros sobre qué pasaría: "¿Se va hoy?", "¿mañana?", ¿"qué pasa con los 10 generales que se van"?, se preguntaban los funcionarios policiales.
Con Chadwick y Ubilla de vuelta en La Moneda, a eso de las 16.50, las dudas comenzaban a dilucidares. Tras reunirse por segunda vez con Piñera, Chadwick firmó el decreto que oficializaba la salida de Soto, el cual fue despachado a la Contraloría.
El documento, ya en el escritorio del contralor Jorge Bermúdez, comenzaba a ser revisado por el equipo de abogados del ente contralor y el propio jefe del servicio. Fueron 80 minutos, casi por reloj, los que sellaron la salida de Soto. Bermúdez firmó el decreto y tomó razón a las 18.19. A esa hora, el general director de Carabineros, Hermes Soto, dejaba de ser "el uno", cumpliendo así un breve mandato de nueve meses, siendo el 14 de noviembre el día clave que trajo los fantasmas a su gestión. Ese día, un grupo del Gope disparó a Camilo Catrillanca, causando su muerte.
Con la salida de Soto, antes de las 18.30, La Moneda evitó un nuevo momento de tensión con el aún general director de Carabineros. A esa hora, todos los jefes de las Fuerzas Armadas y de Orden tenían una actividad con el Presidente Piñera y en el gobierno querían evitar a toda costa que Soto estuviera presente. Al hombre al que antes acompañaban a las comisarías a hacer rondas masivas, ahora lo querían lejos.
Y la lejanía fue literal. A casi 500 kilómetros de distancia estaba Soto en ese momento, en un actividad de egreso de suboficiales en Concepción, misma ciudad donde se inició como general y comenzaba a pavimentar su ascenso. Fue en la capital penquista donde también cargó estrellas en sus hombros por última vez.
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