Los partidos son la base de la participación política
ESPECIAL 70 AÑOS LT: VERDADES QUE YA NO SON
Las colectividades han perdido muchos militantes y la ciudadanía apuesta cada vez más por otro tipo de organizaciones para verter sus ganas de formar parte de algo.
Casi 40 mil militantes menos tienen hoy los partidos políticos en Chile desde el inicio del estallido social en octubre de 2019. La cifra es alta, pero representa una tendencia que se viene consolidando incluso antes de la revuelta y la pandemia del Covid-19.
Según cifras del Servel hoy los afiliados a los partidos son 889.219 y para el plebiscito realizado el pasado 25 de octubre el padrón de personas que podían sufragar era de 14.796.197.
Las causas de esta merma relevante en la adhesión de ciudadanos parecen ser muchas. Así, los propios dirigentes políticos y analistas dan como elementos, la pérdida de credibilidad de estas instituciones, las barreras para inscribir colectividades, las limitaciones que supone ser un militante partidista, y la aparición de nuevas organizaciones donde las personas parecen concentrar sus esfuerzos en la participación activa.
Las cifras son evidentes. Otro ejemplo, de esta baja en la participación ha ocurrido en las elecciones internas de las colectividades. Sistemáticamente la movilización hacia estos comicios, transversalmente, ha ido disminuyendo. Por ejemplo, en las últimas elecciones del partido Ciudadanos –que se realizó vía voto electrónico– solo participaron un poco más de 450 personas de un padrón de 19.500 militantes.
Si bien los datos han demostrado que los ciudadanos no han perdido el interés en la política –por ejemplo, de esto da cuenta la importante participación en el plebiscito- desde los propios partidos creen que sus formas de capturar el interés se han ido desgastando.
Así por ejemplo, movimientos sociales asociados a temáticas particulares como los grupos feministas, medioambientales u otros, han ido captando la atención y adhesión de la ciudadanía.
Para el experto en marketing político y analista del Unab, Felipe Vergara, es evidente que en los últimos años la ciudadanía ha ido perdiendo el interés en los partidos políticos.
Eso se confirma con la poca militancia que tienen, la poca capacidad que tuvieron de reinscripción cuando se les dio esa posibilidad para limpiar los padrones, como también en lo poco que se ha incrementado posibilidades de apertura de partidos políticos. Y por otro lado, la credibilidad que están teniendo los partidos es muy baja.
También existe un grupo importante de ciudadanos que participando directamente de la política no se quieren verse asociados a los partidos. De esta manera por ejemplo, de cara las elecciones de para la convención constitucional han surgido varios grupos no partidistas que quieren formar parte de la elaboración de la nueva Carta Fundamental.
En esa línea la coordinadora de Independientes, No Neutrales –un grupo de profesionales sin militancia que se organizó para formar parte de la convención constitucional–, Andrea Repetto, sostiene que “los partidos son esenciales en una democracia representativa; son los mediadores más importantes. No son los únicos canales intermedios, sin embargo”.
Los sindicatos, juntas de vecinos y otros también hacen ese trabajo de mediación, pero en Chile estas organizaciones fueron debilitadas en dictadura y no volvieron a fortalecerse. En otros países también hay otros canales como los consejos económicos y sociales, además de mecanismos de participación y deliberación más directos. Hoy día los partidos no tienen el prestigio que se requiere, pero solo podemos votar por representantes que ellos escogen.
Añadió que “así, parte de la ciudadanía ha perdido la fe en los mecanismos tradicionales de participación. El proceso constituyente es una oportunidad para reencantar a la ciudadanía con la política y volver a fortalecer a los partidos para el bien de la democracia”.
Para Arturo Celedón, director ejecutivo de Fundación Colunga, una iniciativa que que busca “promover una sociedad más justa”, a través de alianzas con diversos actores: Las organizaciones de la sociedad civil, el mundo privado, público y la academia, y que realizan una serie de acciones en esa línea, “existen muchas formas de organizarse y participar. Hoy las personas lo hacen para enfrentar las situaciones que no podrían abordar solas o que sienten que no están siendo recogidas por el Estado. Está la necesidad de asociarse y de reconstruir el tejido social, por eso surgen nuevas voces, por eso toman fuerza las organizaciones de la sociedad civil, las cuales son reconocidas por la ciudadanía y donde muchas veces se sienten escuchadas, contenidas y con posibilidad de participar”.
En esa misma línea, Verónica del Pozo, codirectora de la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem) sostienen “si bien los partidos políticos son importantes en una democracia, la participación política no se agota ahí. El movimiento feminista ha demostrado que desde la organización social se puede articular una fuerza política capaz de incidir en las políticas públicas y generar cambios relevantes en pro de la igualdad de todas las personas.
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