Los problemas de salud y los líos judiciales que forzaron el retiro político del exalcalde Pedro Sabat
Junto a Raúl Torrealba (RN), Sabat era una uno de los referentes indiscutidos de la colectividad en el ámbito municipal. Por casi 20 años fue un actor influyente de la política santiaguina, al punto que fue un pilar fundamental en el inicio de la carrera parlamentaria de su hija, Marcela Sabat.
“Él quiere seguir avanzando en el servicio público y nosotros queremos seguir comprometiéndolo. Hay un montón de alternativas. Está el Parlamento, está un futuro gobierno, está el propio partido. Hay tantas cosas donde un militante comprometido puede ayudar. Lo importante es que siga activo”, afirmaba, en octubre de 2015, el entonces presidente de RN, Cristián Monckeberg, en una reunión-almuerzo que la directiva del partido organizó para homenajear la trayectoria del exalcalde de Ñuñoa Pedro Sabat.
En los días previos, Sabat -quien recibió este jueves del 3º Tribunal Oral en lo Penal de Santiago un veredicto condenatorio en su contra como autor de dos delitos de negociación incompatible- había renunciado a la jefatura comunal para concentrarse en su tratamiento de cáncer a la tiroides, pero en su colectividad esperaban que tuviera una pronta recuperación para levantarlo como carta senatorial por Santiago. En su reemplazo, a cargo de la alcaldía asumió el concejal Andrés Zarhi, quien también militaba en RN.
Pese a que por entonces algunas denuncias judiciales ya comenzaban a empañar su imagen, la tienda de calle Antonio Varas tenía planes mayores para el exjefe comunal de Ñuñoa. Junto al entonces alcalde de Vitacura Raúl Torrealba (RN), Sabat era uno de los referentes indiscutidos de la colectividad en el ámbito municipal.
Paradójicamente, hoy ambos exalcaldes emblemáticos de Renovación Nacional están acusados de haber cometido ilegalidades financieras en su gestión.
Sin embargo, a diferencia de Torrealba, quien recién se retiró de la vida política el 2021, tras no poder repostularse a un nuevo período, Sabat ya llevaba años alejado de la política activa. En su colectividad recalcan que ya no militaba desde marzo de 2020, aun cuando él siempre declaró que RN era “su casa”.
En el último tiempo, su vínculo con su antiguo partido era indirecto a través de sus hijos: el exconsejero regional Franco Sabat y la exdiputada y exsenadora Marcela Sabat, quien en las últimas parlamentarias de 2021 no pudo retener su escaño designado en la Cámara Alta (en reemplazo de Andrés Allamand, quien fue nombrado en 2020 canciller de Sebastián Piñera).
Desencantado de la realidad política y aquejado por temas de salud y líos judiciales que lo perseguían desde su gestión municipal, Sabat estaba concentrado en proyectos personales y empresariales. Uno de ellos era una clínica psiquiátrica en Curacaví, donde él vivía hace años.
Su fractura con la política
Un punto de quiebre con la política se dio a partir de la conflictiva decisión que tomó la directiva de RN en julio de 2016.
Luego de que su enfermedad evolucionara positivamente, el exalcalde intentó volver a la Municipalidad de Ñuñoa.
El hecho dejó en una encrucijada a la directiva que presidía Monckeberg y que tenía a Mario Desbordes como secretario general. Se debía optar entre Zarhi o su antecesor, por lo que se encargó una encuesta para dirimir quién tenía mejores chances.
Aunque el sondeo favoreció a Sabat, Zarhi, quien había renunciado a su militancia y en esos instantes era independiente, advirtió a RN que igualmente no bajaría su postulación.
Ante el riesgo de afrontar una elección dividida, finalmente la directiva le pidió a Sabat que declinara sus aspiraciones de volver al municipio. En esa época, la información que se manejaba en la colectividad era que el flanco judicial del exjefe comunal iba a seguir escalando, por lo que también era un riesgo su repostulación.
La decisión fue acatada con disgusto por el exalcalde, quien, sin embargo, enfocó su enojo contra Zarhi, a quien acusó de no cumplir su palabra y no respetar los resultados de la encuesta.
Todo ello coincidió con el desarrollo del llamado Caso Basura, que involucraba a un conjunto de autoridades municipales con licitaciones irregulares relacionadas con el retiro de desechos. Ante el flanco judicial en ciernes, Sabat optó por replegarse de la vida pública.
Si bien en enero de 2019 el Tercer Tribunal Oral en lo Penal de Santiago decidió absolver al exjefe edilicio de Ñuñoa, él no pudo regresar a la política.
Tras el estallido social de octubre de 2019 y el posterior acuerdo político de noviembre de ese año para abrir un proceso constituyente, el exjefe comunal fue un severo detractor de los pasos que estaba adoptando la directiva de Renovación, que en ese año era presidida por Desbordes.
Para las elecciones municipales, que estaban previstas inicialmente para octubre de 2020, Sabat presionó para tratar de volver a la alcaldía. No obstante, la relación con la dirigencia ya estaba quebrada y no fue considerado para esa elección. El elegido para competir por la Municipalidad de Ñuñoa fue el entonces concejal Guido Benavides (RN), quien posteriormente perdió ante Emilia Ríos (RD).
Sus inicios
La carrera pública de Sabat comenzó en 1987, cuando fue designado alcalde de Ñuñoa por Augusto Pinochet en el epílogo del régimen militar. En su primer período en la municipalidad estuvo hasta agosto de 1989.
Ese año postuló sin éxito a diputado por Ñuñoa y Providencia, corriendo como independiente fuera de los grandes pactos: la Concertación y la derecha representada por RN y la UDI.
En 1992, ya militaba en RN y compitió en las primeras elecciones municipales tras el retorno de la democracia. Si bien fue la primera mayoría en esos comicios, las fuerzas de la Concertación sumadas se adjudicaron la alcaldía que fue repartida en dos períodos.
Sabat tuvo su revancha en las elecciones municipales de 1996. Desde entonces se reeligió cuatro veces más y por casi 20 años fue un actor influyente de la política santiaguina, al punto que fue un pilar fundamental en el inicio de la carrera parlamentaria de su hija, Marcela Sabat. En 2009, ella se impuso al exdiputado UDI Rodrigo Álvarez, quien corría como favorito en las reñidas elecciones de ese año en el antiguo distrito de Ñuñoa y Providencia.
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