Mario Desbordes, presidente de Renovación Nacional: "No podemos aspirar a grandes acuerdos transversales"
Para el diputado, la única forma de avanzar es dialogando con aquellos parlamentarios que "votan por convicción, sin calculadora".
Se le apareció marzo al presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes. Después de "desconectarse" por unos días para descansar con su familia, reconoce que no le ha sido fácil retomar su labor como líder del principal partido oficialista. Pese a ello, acepta con creciente entusiasmo conversar sobre los desafíos que Chile Vamos enfrentará en este segundo año de gobierno.
En esta entrevista, el diputado despeja los rumores de un eventual cambio de gabinete y hace una positiva evaluación del trabajo ministerial, aunque pide fortalecer el trabajo prelegislativo y la complicidad. Y sobre la oposición, más que pesimista, dice ser realista: "Yo me olvidaría de los grandes acuerdos transversales, porque tenemos un sector de la oposición que lo único que busca es el fracaso del gobierno, cueste lo que cueste para los chilenos", asegura.
A propósito de la reunión que sostuvo la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, con el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. ¿Qué le pareció ese gesto?
Es una buena iniciativa y me alegro de la gestión que hizo la senadora. Debemos hacer todos los gestos posibles al presidente encargado de Venezuela.
¿Gestos como los que ha hecho el Presidente Piñera?
El Presidente Piñera ha tomado una iniciativa muy importante, se ha destacado a nivel internacional. Este es el minuto en que hay que hacer presión internacional. Yo lamento la actitud de la izquierda chilena; es una izquierda bien cavernaria, que todavía no es capaz de seguirle el ritmo a la izquierda europea, por ejemplo. La izquierda chilena ha normalizado la situación de Cuba, para ellos es normal que lleve 60 años la dictadura castrista. Pero es justamente el ejemplo cubano el que uno debe tener presente a la hora de tomar decisiones, de lo contrario, vamos a tener esta dictadura instalada los próximos 50 años y eso es algo que no nos podemos permitir.
Dentro de la izquierda chilena, ¿incluye también a la expresidenta Michelle Bachelet en su rol de alta comisionada de DD.HH. de la ONU?
La expresidenta no ha estado a la altura. Agrego de inmediato sí que me parecen inaceptables las palabras de Miguel Bosé; todo Chile debe repudiarlas. Pero creo que la expresidenta debe ser mucho más activa en esto. Espero que sea más firme, más clara, que esté a la altura de las circunstancias.
¿Podrá ser más activa?
Ella tiene las atribuciones en el cargo para poder tomar medidas, constituirse en Venezuela, observar lo que ahí está pasando y actuar en consecuencia. Las atribuciones las tiene, son inherentes al cargo y si no las ejerce, habla mal de la eficiencia con que se está ejerciendo un cargo tan importante.
Por parte de la oposición, las críticas van desde calificar el viaje a Cúcuta como un "show mediático" hasta un cuestionamiento general a la forma en que el Presidente está manejando la política exterior. ¿Por qué cree que surge ese rechazo?
Es una oposición que actúa de manera mezquina y se siente cómoda con lo que pasa en La Habana. No recuerdo una postura firme del gobierno en el período de la presidenta Bachelet en este tipo de cosas, como sí la hubo durante el gobierno del presidente Lagos. Los líderes de la izquierda actual están al debe hace mucho rato.
Frente al desafío autoimpuesto del gobierno de sacar adelante una serie de reformas este año, ¿cómo se puede salir a buscar acuerdos con la oposición, considerando la tensión existente?
Uno esperaría que la oposición fuera capaz de separar las cosas y aprobar aquellos proyectos que son buenos, pero después de un año en el Congreso no me hago ninguna expectativa con tres cuartas partes de la oposición. El gobierno y nosotros tenemos que comprender que no podemos aspirar a grandes acuerdos transversales; ese período en donde había madurez cívica ya pasó. Cuando hay una oposición como el PS o el PC que ni siquiera se sienta a la mesa para buscar soluciones a los temas de la infancia, uno puede observar el panorama no con pesimismo sino con más realismo. Yo me olvidaría de los grandes acuerdos transversales, porque tenemos un sector de la oposición que lo único que busca es el fracaso del gobierno, cueste lo que cueste para los chilenos.
Uno de los sectores que aparecía como más dialogante era la DC -junto con el PR-, pero hoy día está condicionando cualquier diálogo a la salida del subsecretario Luis Castillo, en lo que el gobierno, al parecer, no va a ceder.
No es la DC, es un sector de los parlamentarios DC y un sector de los parlamentarios del PR, no se trata de una postura institucional. Hay un grupo de parlamentarios de la DC y radicales que votan por convicción, sin calculadora, lo que les parece correcto, y con ese grupo vamos a tener que seguir conversando. Respecto del subsecretario Castillo, creo que ha hecho una buena gestión y no tiene impedimentos legales ni éticos para seguir ejerciendo el cargo.
En la búsqueda de acuerdos, ¿cuánto puede ceder el gobierno? ¿Hasta dónde puede llegar?
Uno tiene que ser pragmático. No tenemos mayoría en el Congreso, por lo tanto, hay que ceder, conversar. ¿Dónde? En aquellos temas que no son de principios. No podemos transformarnos en un gobierno de centroizquierda por tratar de darle el gusto a la oposición. Si algo hemos aprendido este año es que lo primero es cuidar a nuestro propio electorado; lo segundo es avanzar en un diálogo con aquellas personas que son razonables y, tercero, buscar un acuerdo transversal más amplio, pero eso pasa por cumplir las dos primeras etapas antes. Espero también que el gobierno, cuando converse con la oposición y llegue a acuerdo, sea luego de conversar con nosotros, que no haya concesiones a la oposición de las que nos enteremos por la prensa. El año pasado hubo un par de episodios y espero que no se repitan.
En eso es clave el rol de los ministros. ¿Se debe mantener el mismo equipo?
Sí. Gonzalo Blumel y el subsecretario Claudio Alvarado dialogan con todos los sectores, tienen fama de gente responsable. Ahora, cargarle la mano a Segpres es un error. Cada ministro sectorial es el primer responsable de los proyectos de sus respectivas áreas. Un buen ejemplo es el ministro Nicolás Monckeberg, pero ya la mayoría de los ministros se dio cuenta que, por muy técnico que sea, requiere de una mirada política para sacar adelante sus iniciativas, sostener conversaciones y negociaciones políticas para avanzar.
Uno de los problemas que enfrentó el gobierno el primer año fue el manejo de la agenda. ¿Cómo lograr que este año ese factor resulte menos esquivo?
Salvo el caso Catrillanca, el gobierno fue capaz de manejar bien la agenda, hubo un buen trabajo de los ministros. Pero la responsabilidad de manejar la agenda depende de la coalición completa. A veces, uno se equivoca y carga la responsabilidad en La Moneda; aquí hay tres mil voceros, entre ministros, subsecretarios, parlamentarios, alcaldes, concejales, etc.
La principal vocera es la ministra Cecilia Pérez...
Y lo ha hecho muy bien. Para mí es un orgullo, es una mujer que aprecio en lo humano y lo profesional.
Usted hace una buena evaluación del equipo de ministros, pero la UDI fue explícita en plantear que debía haber un cambio de gabinete en el verano.
Lo que nosotros conversamos con la senadora Van Rysselberghe en su minuto no era pedir nosotros un cambio de gabinete, sino desdramatizar esa posibilidad.
El análisis respecto de la labor de los ministros lo hace desde su calidad de presidente de partido. ¿Lo mantiene en su rol de parlamentario?
Como diputado, sigo insistiendo en que quizás hace más falta un trabajo prelegislativo. No ha sido cómodo para los parlamentarios apoyar iniciativas de las que nos enteramos cuando ya ingresan al Congreso. Nuestros parlamentarios han sido bastante disciplinados, son muy pocos los casos donde no se ha votado a favor un proyecto de gobierno, por lo tanto, lo que faltaría es una conversación más, una complicidad mayor antes de ingresar los proyectos.
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