Se agudiza competencia en la derecha por la presidencia de la Cámara y se diluye mesa de unidad con el oficialismo

Si bien los diputados José Castro (RN) y Jorge Alessandri (UDI) fueron las primeras opciones para encabezar la corporación, en RN también surgió el nombre de Jorge Rathgeb. Los republicanos, en tanto, acordaron proponer para la segunda vicepresidencia a la diputada Sofía Cid, quien en el pasado tuvo roces con la jefa de bancada de los socialcristianos, Francesca Muñoz.
Un nuevo aspirante sumó Chile Vamos para presidir la Cámara de Diputados.
Si bien el diputado José Miguel Castro (RN) contaba con el apoyo de los principales personeros de su bancada, surgió la alternativa de Jorge Rathgeb (RN), mientras que el gremialismo acordó esta semana levantar a Jorge Alessandri (UDI).
Inicialmente, Castro y Alessandri eran las principales cartas, pero Rathgeb sinceró sus intenciones en la reunión de bancada del miércoles pasado, algo que ya había hecho en elecciones anteriores. “Soy presidente de la comisión de Agricultura, mi elección fue por unanimidad en aquel momento. Eso no me garantiza nada, pero sí son señales que a uno le dan fundamento”, aseguró a La Tercera.
A pesar de ello, agregó que “no es una cosa que me quite el sueño, el que tenga más posibilidades tiene que ir de candidato, no es personal, es el que tenga mayor chance”.
Pese a la irrupción de Rathgeb, Castro tendría apoyos fuera de su bancada. El representante por Antofagasta cuenta con simpatías en el grupo PPD, de algunos independientes no alineados y de legisladores republicanos y libertarios.
Por ejemplo, Castro fue uno de los votos clave para la elección de Gloria Naveillán como presidenta de la Comisión de Seguridad. “Hay un candidato de Renovación Nacional, que es José Miguel Castro, que cuenta al menos con mi simpatía. Y por lo que he conversado con otros diputados de mi bancada, también cuenta con su simpatía”, admitió Naveillán.
Sin embargo, Castro deberá cerrar un flanco interno en su propio partido que arrastra desde agosto de 2023, cuando el senador Rodrigo Galilea se convirtió en presidente de la colectividad.
En esos comicios, el diputado antofagastino no apoyó a la senadora de su región y antigua aliada, Paulina Núñez (RN), lo que generó resentimientos entre legisladores afines a ella.
La ventaja de Alessandri, cuyo nombre es visto con reticencia por libertarios, es que ya cuenta con el flanco interno cerrado. Su opción fue propuesta por la directiva que preside Guillermo Ramírez, planteamiento que fue respaldado este martes por la bancada de diputados gremialistas.
Al igual que Castro, cuenta con amigos en el oficialismo, pero en el último tiempo Alessandri se ha caracterizado por declaraciones agudas contra el Ejecutivo. A su favor juega el hecho de que en la alianza de gobierno ven en él un perfil más institucional, apegado a la normas constitucionales y contrario a reformas que vulneran facultades presidenciales, como los retiros de ahorros previsionales.
Eso sería un punto positivo para él si es que prospera un acuerdo transversal para conformar una mesa de consenso, entre oposición y oficialismo, idea que Alessandri apoya en su sector.
Sin embargo, la idea de una mesa de unidad se diluye cada vez más. En la misma UDI hay resistencia y prefieren competir contra las fuerzas del oficialismo que levantarían a una carta del Frente Amplio, posiblemente el diputado Gonzalo Winter.
En RN, los partidarios de Castro tampoco creen que es viable y su apuesta hoy es lograr quitarle algunos votos en el oficialismo y construir una mayoría con independientes como René Alinco, Pamela Jiles y Marisela Santibáñez.
La mesa de unidad también recibió un portazo de bancadas equidistantes. Los republicanos, libertarios y socialcristianos no están dispuestos a una convivencia con la izquierda, mientras que el PC y el Frente Amplio también desecharon esa fórmula, a pesar de que el gobierno mira con simpatía esa posibilidad, incluso cediendo la mesa de la Cámara. El objetivo de La Moneda este año es asegurar las presidencias de las comisiones de Hacienda y Salud.
Antigua rivalidad
Con ese cuadro, en los últimos días se ha acentuado la campaña y contracampaña entre las tres cartas de la derecha para presidir la Cámara, ya que socialcristianos, republicanos y libertarios solo aspirarán a una de las dos vicepresidencias.
Los Demócratas, que se mueven con cierta independencia entre gobierno y oposición, tampoco han resuelto aún si levantarán algún nombre para la mesa directiva.
Con ello, ya quedaría descartada la posibilidad de que una vicepresidencia sea cedida al oficialismo, al menos en lo formal, ya que inevitablemente también se desatará una pugna por estos asientos en la testera.
De hecho, la bancada del Partido Republicano ya acordó que la diputada Sofía Cid (independiente) sea la carta para la segunda vicepresidencia. Sin embargo, la legisladora por Atacama deberá despejar primero una antigua rivalidad con la diputada Francesca Muñoz, actualmente jefa de bancada del Partido Social Cristiano (PSC).
Cid y Muñoz eran compañeras de bancada, cuando militaban en RN. Sin embargo, en la elección de noviembre de 2022 –en la que Vlado Mirosevic (liberal) ganó la presidencia de la Cámara–, Muñoz no le dio el voto a Cid para asumir en la primera vicepresidencia a pesar de que era la carta del sector.
En esa votación, tanto Muñoz como la diputada Sara Concha, hoy presidenta del PSC, hicieron un voto de protesta y marcaron el nombre de Carla Morales (RN).
A dos años de ese incidente, que derivó en que Muñoz saliera de RN y de su bancada para formar un nuevo partido (PSC), en la derecha temen que esos roces personales no estén completamente superados.
Por el momento, Muñoz adelantó que “como comité socialcristianos e independientes estamos abiertos a buscar una mesa de consenso dentro del sector y tenemos parlamentarios idóneos para integrarla, por ejemplo, en una vicepresidencia”.
Si la oposición no logra procesar bien esta competencia interna, la diputada Naveillán no se cerró a buscar un acuerdo más amplio.
Una de las ventajas que tendría la oposición es que el oficialismo probablemente perderá un voto decisivo si se confirma el desafuero de Catalina Pérez (exmilitante del Frente Amplio), decisión que está en manos de la Corte Suprema y que se resolvería justo en la antesala en que se renueven las autoridades de la Cámara.
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