Un plebiscito sin mucha competencia

Plebiscito 2020
El plebiscito había sido programado originalmente para abril de este año.

La poca rivalidad entre el Apruebo y el Rechazo -que parece aumentar día a día- hace prever que la gran batalla no será este 25 de octubre, sino que en las elecciones de convencionales constituyentes, previstas para abril del próximo año.


Hace 32 años, en el plebiscito del 5 de octubre de 1988 se enfrentaron dos visiones muy marcadas sobre el futuro del país: los que estaban por el Sí al general Pinochet (para que continuara gobernando el país hasta 1997) y los que votaron No para que volviera la democracia perdida en 1973, tal como ocurrió.

Los meses previos fueron antecedidos por campañas de verdad, grandes caravanas y efervescencia en las calles, universidades e incluso colegios, y una franja política que hace unos años fue llevada al cine.

Hoy, a poco menos de dos meses del plebiscito del próximo 25 de octubre, en el que la ciudadanía definirá si desea una nueva Constitución y a través de qué mecanismo; la situación es muy diferente.

Y no sólo por la culpa del coronavirus, sino porque la mayoría de los sectores políticos se han ido sumando progresivamente al Apruebo.

Así lo dijo ayer en este diario el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri (RN), al señalar que “hay una convicción genuina en mi sector por el Apruebo”, y que en general la mayoría de los ediles de su sector también están por una nueva Constitución.

Y en El Mercurio el expresidente de la UDI Pablo Longueira, se sumó a Joaquín Lavín, señalando que “Votaré Apruebo”, complicando a la directiva de Jacqueline van Rysselberghe y tensionando a la UDI.

Por ello, todo hace ver que la gran batalla no será el 25 de octubre –donde todos dan por descontado un masivo triunfo del Apruebo-, sino que será en las elecciones de convencionales constituyentes, previstas para el 11 de abril de 2021.

La poca rivalidad entre ambas posturas podría ser buena –el consenso político es positivo-, pero concita un riesgo latente: el plebiscito se puede tornar fome y la gente puede perder interés por ir a votar ese día. Mas con un escenario de crisis sanitaria aún en el aire.

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