“No se movía un clavo de la oficina sin que los jefes o Leonarda dieran la orden”: la declaración de exejecutiva clave de Factop

Los abogados Luis Hermosilla y Leonarda Villalobos arriesgan una pena de 18 años tras ser formalizados por delitos tributarios, soborno y lavado de activos en el caso Audio.
“No se movía un clavo de la oficina sin que los jefes o Leonarda dieran la orden”: la declaración de exejecutiva clave de Factop

A pocos meses de cumplirse un año desde que la abogada María Leonarda Villalobos grabara la conversación que desató el escándalo, las repercusiones siguen creciendo, con todos los implicados aún en prisión preventiva por delitos que incluyen soborno y lavado de activos.


El 22 de junio de 2023, la abogada María Leonarda Villalobos grabó una conversación en el estudio del abogado Luis Hermosilla, entre este, ella y el empresario Daniel Sauer, socio junto a su hermano Ariel y Rodrigo Topelberg del factoring Factop y de la corredora de bolsa STF. Hoy, todos permanecen en prisión preventiva, luego de ser formalizados por presuntos delitos tributarios, soborno, lavado de activos y apropiación del giro bancario en el denominado caso Audio.

En el diálogo, se menciona a María José Cáceres, quien es calificada por Villalobos como un “mono con navaja”, y cuya participación en la operación de facturas falsas sería clave, según los imputados.

“¿En manos de quién estamos? ¿Quién puede ser el contador de los Penta, el Hugo Bravo?”, preguntó Hermosilla. Villalobos respondió: “El marido de la Coté, oficial del Ejército”. En el caso Penta, el fallecido ingeniero comercial -Bravo-, descontento por no recibir una indemnización de $700 millones, denunció los hechos y se produjo la caída de todos.

El 28 y 29 de agosto pasados, durante dos días, prestó declaración “la Coté”, María José Cáceres Torrejón, ante el fiscal Juan Pablo Araya. La exejecutiva de Factop refutó las versiones de Rodrigo Topelberg y Daniel Sauer sobre su supuesto conocimiento en el manejo de facturas falsas. Ambos documentos con su testimonio forman parte de la última versión de la carpeta del día 6 de septiembre.

“Ellos generaron un mecanismo de financiamiento con un grupo de personas que no tenían cargos afines, por lo que era difícil detectar que estaban cometiendo un fraude. Tampoco teníamos la opción de evaluar. No recibí ni dinero ni ningún otro beneficio de por medio. Yo trabajaba para ellos, y mi mayor error fue no poner en duda lo que me pidieron hacer”, explicó.

Cáceres comenzó a trabajar en Factop en 2012 y, desde un inicio, los Jalaff ya eran parte de sus clientes. En 2020, debido a la pandemia, se trasladó a Valdivia y realizó teletrabajo, acompañando a su marido, que forma parte del Ejército.

También señaló: “Respecto a las facturas de los amigos de los socios, puedo decir que la mayor parte de las facturas eran de los amigos y sus empresas, por ejemplo, de Munir Hazbún, Álvaro Jalaff, Antonio Jalaff, Ezequiel Lifman, Mono (Francisco) Feres, y creo haber visto algunas de Darío Calderón, aunque no estoy segura si las pudo operar. Otras facturas eran de Cuadra y Asociados, Steuern y Commercia. Estas facturas se refactorizaban sin problemas”.

“Yo creo que Rodrigo sabía que las facturas eran falsas, porque los tres socios conversaban todo, hacían todo juntos los tres. En julio de 2023, durante una reunión, le pasé a Rodrigo un listado de facturas de las empresas relacionadas con él, entre otras. En ese listado había tanto facturas falsas (lo cual comprendo actualmente) como verdaderas. También creo que Rodrigo Topelberg pasó el dinero a La Barbería para que esta pagara a los terceros, ya que nadie más tenía la plata para hacerlo”, detalló.

El fiscal consultó a Cáceres sobre lo afirmado por Rodrigo Topelberg, quien señaló que “usted manejaría la ‘maquinita’ de facturas falsas, no solo emitiendo facturas ideológicamente falsas, sino también adulterándolas materialmente. ¿Qué tiene que decir al respecto?”

“Yo nunca pensé que era parte de una maquinita, me enteré por el audio. Nunca supe que era tan fundamental. Si fui parte de una maquinita, no fui consciente de eso. Entré sin saber de factoring y aprendí lo que se hacía en la oficina; nunca ideé ni me enriquecí con nada de esto, al contrario. No tenía conocimiento contable. Hacía lo que Ariel, Rodrigo y Daniel me pedían. Si hubiese sabido, quizás nunca habría estado ahí. No tenía conocimiento de la emisión de facturas falsas, porque dejé la oficina en 2020. En cambio, Rodrigo sí estaba en la oficina. No entiendo por qué él señala que yo sabía y él no”, dijo.

Villalobos

Cerca del año 2017, contó que comenzó a ver que la abogada Villalobos iba esporádicamente a la oficina. “Ella tenía una relación muy cercana con Rodrigo Topelberg, Daniel, Ariel y Alberto Sauer. Siempre andaba inmiscuida en los asuntos de Factop, hacía averiguaciones y andaba con sus carpetas y cuadernos”.

“Cerca del 2018, recuerdo que ella hacía operaciones con cheques; en este caso, ella llevaba sus cheques y Ariel aprobaba la operación de financiamiento. En Factop había dos tipos de clientes: los comunes, que se atendían con los ejecutivos, y otros más cercanos, como gente de la colonia judía o palestina, que pasaban directamente con los Sauer y Rodrigo”.

Ariel Sauer fue fundador, junto a sus familiares de Factop. La Fiscalía lo menciona como una de las personas que se dedicó a captar clientes.

“Leonarda pasaba directo con ellos. Era tan cercana que, por ejemplo, guardaba cosas domésticas en la cocina de los jefes, tales como su comida, su jamón, su café, su té, las cosas especiales que le gustaba comer. En cambio, los demás trabajadores teníamos guardadas nuestras cosas en otra cocina”, relató.

“Ella muchas veces estaba sentada con su computador en la oficina de los jefes, o se sentaba horas con Alberto a tomar té; también se reunía con Munir Hazbun”, indicó.

“Yo vi operaciones de cheques y facturas de ella, Luis Angulo y de las empresas Commercia y Steuern. En particular, vi talonarios de cheques de ellos. Recuerdo que Ariel le pedía estos talonarios y ella los llevaba, tanto los de ella como los de Luis Angulo. Estos cheques eran firmados por ella. Pude ver cómo dejaba los cheques ahí y los firmaba. Eso lo sabían también los demás ejecutivos de Factop, como Marcia, Gabriel, Víctor Zúñiga y Francisco Castillo”, añadió.

Especificó también que “en cuanto a las facturas, no recuerdo si yo le pedí facturas a ella, probablemente sí. Recuerdo que siempre Ariel me decía: ‘Le voy a pedir facturas a la Leo’. Entiendo que ella tenía pleno conocimiento de la operatoria de las facturas. Si bien los contadores eran Jorge y Francisco, Leonarda daba órdenes. De hecho, no se movía un clavo en la oficina sin que los jefes o Leonarda dieran la orden. Leonarda le daba órdenes al contador Francisco Castillo y nos pedía cosas a nosotros. Ella era como una extensión de Ariel; nadie le podía decir que no, porque si le decías que no, venía Ariel a pedir que lo hiciéramos”.

“Leonarda, luego de la querella interpuesta por Rodrigo, me ofreció representación judicial por medio de su abogada Alejandra Borda. De hecho, me pasó un mandato para firmarlo. Yo lo pensé para consultar otras opiniones. Entonces, una amiga abogada me recomendó no firmarlo, porque ese mandato era demasiado amplio”, aseguró.

Agregó que “recuerdo además que, luego de la querella de Topelberg, Leonarda organizó una reunión con los trabajadores de Factop en su oficina en el centro, para supuestamente ayudarnos y asesorarnos, pero al final la reunión se transformó en un discurso donde ella se presentaba como víctima, algo que nadie creyó”.

“En ese tiempo, Leonarda les ofreció dinero a los trabajadores, les daba mercadería, esto como una maniobra para convencer a la gente de que era una víctima de los Sauer y Topelberg”, concluyó.

Hermosilla

Luis Hermosilla hacía operaciones de factoring con Factop por cheques. Respecto de él, Cáceres manifestó que “yo les cobraba los intereses a sus asistentes, Katherine y Patricia. Muchas veces, Gabriel o yo enviábamos el detalle de la operación y los intereses por correo. Las veces que conversé con él fue porque no le habían depositado el dinero de un cheque. Esta situación era conflictiva, porque tenía un carácter muy fuerte y explotaba, llamando directamente a Daniel”.

“Luis Hermosilla era un cliente muy valorado por Factop. De hecho, Daniel se preocupaba mucho de que fuera bien tratado. Una vez, me equivoqué al enviar un correo y, en lugar de enviarlo a Katherine Muñoz, lo envié a una Katherine de Sibo. Por esto, me llamaron fuertemente la atención. Daniel me dijo que no podía volver a pasar, y menos con Luis Hermosilla, porque no se podía revelar su información personal, ya que era muy quisquilloso con sus datos”, contó.

“Al final, cuando Factop estaba en dificultades, le pidieron a Luis pagar directamente al factoring, pero él nunca me entregó esa información. De hecho, Katherine era muy temerosa. Notaba que trabajaba con miedo; se ponía muy nerviosa cuando no le depositaban o cuando le faltaba información que él le había solicitado”, sostuvo.

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