“El diecisiete”: la historia de espionaje del nuevo subsecretario de Previsión Social, Claudio Reyes, durante la dictadura

Claudio Reyes

Si bien Reyes en el último tiempo ha estado ligado a la ex Concertación, sus inicios políticos fueron en el PC. De hecho, durante la dictadura se dedicó a filtrar información a dicho partido desde distintos cargos de poder. Eso es lo que revela el libro “Los hijos del frío”, de Javier Rebolledo, donde se dedica un capítulo titulado “El otro camaleón” para contar la historia de Reyes, su formación en el PC, sus estudios en Economía de la UC, y su paso por el Banco BHIF y el Banco Central.


Tras 21 días desde que el exsubsecretario de Previsión Social, Christian Larraín, dejara el cargo el pasado 26 de mayo, el gobierno anunció el viernes último a Claudio Reyes como el nuevo titular de esa repartición, quien tendrá como principal desafío sacar adelante la reforma previsional junto a la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, y al ministro de Hacienda, Mario Marcel, quien hasta ese día era su jefe, puesto que Reyes se desempeñaba en Teatinos 120 como asesor.

Entre 2008 y 2010 Reyes ya había estado en la Subsecretaría de Previsión Social coordinando la reforma previsional del primer gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet, llegando a ser subsecretario entre 2009 y 2010. En octubre de 2014 fue designado superintendente de Seguridad Social por la Alta Dirección Pública en el segundo gobierno de Bachelet, donde se mantuvo hasta octubre de 2020.

Si bien a Reyes en el último tiempo se le liga al PPD y, en general, a la ex Concertación, sus inicios fueron en el Partido Comunista (PC). De hecho, durante la dictadura se dedicó a filtrar información a ese partido desde distintos cargos de poder. Así lo revela el libro “Los hijos del frío”, de Javier Rebolledo, donde se dedica un capítulo titulado “El otro camaleón”, a contar la historia de Reyes.

El primer contacto de Reyes con Rebolledo fue el 25 de octubre de 2017, cuando el entonces superintendente de Seguridad Social le envió un mensaje por Facebook, según relata el libro: “Estimado: terminé de leer Camaleón, un gran y ameno trabajo, serio además. Por esto me atrevo a comentarte que, en realidad, había muchos camaleones. Alguno dirigidos, como se menciona en el libro, y no circunstanciales, como lo fue Mariano. Entre estos dirigidos estaban los que entraron a la PUC (Pontificia Universidad Católica). Es mi caso, yo entré y egresé de Economía en la PUC”.

El texto señala que Reyes es “hijo de un médico masón y oficial de la Fuerza Aérea, cercano a los radicales de izquierda, y su madre también era de izquierda. En su hogar, me contó, siempre se había votado por Salvador Allende, desde su primera candidatura en 1952. Eran de Ñuñoa, una familia de clase media acomodada. Cuando era niño entró a estudiar al Liceo Experimental Manuel de Salas, donde asistían muchos hijos de militantes comunistas”.

Su formación en el PC

El libro también revela cómo fue que Reyes empezó a adentrarse en el PC: “Si hubiera sido por formación y amigos, lo más probable es que hubiera entrado al MAPU. Pero en una ocasión, mientras caminaba con un amigo scout por el centro de Santiago, pasaron por fuera de la sede central del PC y decidieron entrar. ¿Así de casual? Sí, me respondió. Así, sin buscar nada en particular, pero con las ganas de pertenecer a algo. Era normal, entonces, ser de un partido político”.

Su primera misión fue formar una célula en el Liceo Manuel de Salas. Ahí cuenta que durante su enseñanza media, un compañero del liceo “e integrantes de la Autodefensa (una de las tres ramas del aparato militar comunista de esos años)” pidieron a él y sus compañeros de célula ayudar de manera esporádica en temas de seguridad, como custodiar actos políticos y marchas. En ese entonces le presentaron a Miguel Estay Reyno, alias “el Fanta”, quien fue comunista hasta 1975, cuando lo detuvo el Comando Conjunto y se transformó en delator.

En 1970 se inició el gobierno de Salvador Allende. Al año siguiente, en el verano de 1971, Reyes pensaba entrar a la Universidad Católica; “el lugar con más estudiantes conservadores y derechistas de Chile, sería un buen espacio para que entrara un comunista”, señala el libro. Le fue bien en la prueba, quería estudiar sociología, “pero se confundió y llegó tarde a la inscripción. Quedaban vacantes en Trabajo Social, así que ingresó a esa carrera. Como el currículo era flexible, podría tomar ramos de sociología sin problemas y cambiarse por dentro más adelante”.

Ahí trabajó como cualquier otro militante, ejerciendo como secretario político. Se ofreció para liderar el equipo de Autodefensa del Comité Local Universidad Católica, y empezó a tener más contacto con el Fanta.

El libro revela que Reyes “recibió una formación somera en uso de armas cortas y también en defensa personal; en la casa de un compañero. Organizados como un destacamento, en algunas ocasiones les tocaba custodiar a los muralistas del partido mientras rayaban las calles con consignas. También recordaba las peleas campales contra los estudiantes de Patria y Libertad, ultraderechistas, en la Universidad de Chile. Manoplas, ´nunchacos´, y golpes”.

Por esa época, el Fanta le pidió a Reyes reclutar a militantes para que dejaran la universidad y se fueran a la PDI. Y en el verano de 1972 el Fanta lo reclutó para un grupo secreto “junto a estudiantes secundarios y universitarios. Debió aprender a sacar fotografías con máquinas pequeñas, asistió a cursos de seguimiento y entrenamiento físico, todo con instructores, en distintas casas de compañeros”, relata el texto.

A mediados de 1972, “ingresó a un grupo aún más reducido, de élite”, dice el libro, y cuenta que al menos para efectos públicos, ya no era militante, pero su contacto directo era el Fanta. “Su tarea fue recopilar información de fuentes abiertas, revisando archivos fotográficos para identificar claramente a potenciales o declarados enemigos del partido o del gobierno, pertenecientes a la Universidad Católica y otras casas de estudios”, se indica.

De sociología a economía

El libro también señala que cuando Reyes terminó su segundo año de Trabajo Social, “había cambiado sus aspiraciones de entrar a Sociología, por Economía. El partido también lo quería así. Dio la prueba de Aptitud Académica por segunda vez y quedó seleccionado en la carrera (...) Por esos días, recordaba, un compañero de facultad, un año mayor, Joaquín Lavín, lo invitó a formar parte de la Juventud Nacional, el ala juvenil del derechista Partido Nacional”.

Reyes lo pensó: “Estuve tentado, pero era presionar demasiado el destino. Yo tenía una trayectoria y eso era demasiado extremo”, dijo en el libro.

Allí tuvo como compañeros a Evelyn Matthei, Cristián Larroulet, Pablo Piñera y Juan Andrés Fontaine, entre otro. Entre sus profesores estuvieron Jorge Cauas, Pablo Barahona y Sergio de Castro. “Todos ellos serían parte integral de la dictadura chilena que llegaría un año después”, sostiene el libro. “En ese momento estaba ansioso a tal punto, que me convertí en el mejor estudiante del curso”, comentó Reyes al autor.

Además, “como fachada, se unió a la Democracia Cristiana Universitaria, recordaba, también en contra del gobierno de Salvador Allende, pero donde confluían fuerzas menos extremas. A fines de ese año, junto a ellos fue parte de un grupo que, con cascos y escudos, se tomó la casa central de la Universidad Católica para así protestar a favor del paro de los camioneros y en contra de Allende”.

El 11 de septiembre de 1973 Reyes iba en un auto acompañado de quien más tarde sería su esposa, militante del MAPU, cuando escucharon del golpe militar. “Partí a mi casa, tomé un arma, una Walter 765, y me fui a la casa del Fanta, nuestro lugar de encuentro”, dijo en el libro.

También contó que en 1975 el padre de los Chicago Boys, Milton Friedman, visitó Chile. “Claudio asistió a su presentación en el edificio Diego Portales, anotando todo y luego redactando un informe para el partido. Era lo que la dictadura pensaba en materia económica”, señala el libro.

Luego empezaron a caer militantes en su universidad, y Reyes se preocupó. Le dijo al Fanta, pero este le respondió que no se preocupara. Cuando a Reyes le faltaba un semestre para terminar su carrera, cayó el Fanta y empezó a delatar a militantes del PC. Reyes también pensó que podría revelar su identidad, pero no quiso dejar la carrera. “Ese semestre tomó todos los ramos que le faltaban, estudió como ´un animal´ y, a fin de año, terminó como el mejor de su generación, obteniendo el premio Óscar Balic. Le faltaba solo el título”, detalla el libro.

En abril de 1976 la madre del Fanta llamó a la madre de Reyes y le señaló que tenía que dejar el país. Era un mensaje que le enviaba el Fanta. “No sé por qué me opuse otra vez y seguí estudiando, con mucho miedo. Tomé mi último examen el sábado 1 de julio de 1976 a las 8 de la mañana y lo aprobé con honores. A la una de la tarde estaba en el aeropuerto, hacia Mendoza. Y luego seguí en bus a Buenos Aires”, relató en el texto.

En diciembre Reyes se fue a Barcelona, en España, donde “se unió a una célula e integró el secretariado del partido de la ciudad”. Entre fines de 1977 e inicios de 1978 “llegó un emisario del partido, proveniente de la RDA. Era Álvaro Palacios, uno de los hombres fuertes de la Inteligencia. A través de él, reinició los contactos con la gente del aparato secreto”. Para evitar sospechas estudió durante un año un magíster en Finanzas Internacionales en la Universidad de Manchester.

Banco BHIF

Cuando volvió a Chile, a Reyes le llegaron tres ofertas de trabajo en bancos: escogió ingresar como encargado del área de estudios del banco BHIF en junio de 1980, el cual era de propiedad del Grupo Cruzat. “Al poco tiempo, me encuentro con que el gerente de administración era el general Sergio Arellano Stark, quien había comandado la Caravana de la Muerte, el gerente comercial, Juan Luis Bulnes Cerda, el hombre que había disparado en contra del general Schneider, un caso que yo había ayudado a dilucidar años atrás. Así era el banco y ahí estaba metido”, dijo Reyes en el libro.

Ahí generó redes en ese y otros bancos, sin contactar al partido. Ellos lo iban a buscar cuando fuera necesario. A fines de ese año se le acercaron por primera vez y desde entonces empezó a reportarles cada quince días. “Para empezar, debía reclutar comunistas, vigentes o no, y así formar una red de informantes”, señaló al autor.

El ingeniero y especialista en informática Franklin Friedman fue quien lo contactó primero, junto a Ernesto Ezquerra, de pensamiento comunista y director del diario Estrategia. Reyes dice en el libro que Ezquerra “me daba mucha información”. También cuenta que crearon la columna “Se comenta que”, donde se publicaban chismes. “Así yo podía publicar información que al partido le interesaba y que, básicamente, debía reflejar la desestabilización del régimen. Insolvencia de empresas, crisis, robos, etcétera”, indicó en el libro.

Durante la crisis financiera de 1982 Reyes hizo varios informes que envió a Alemania y Moscú. “Escribí muchos análisis de coyuntura que fueron leídos en la Radio Moscú. El locutor me bautizó con un número, ´el diecisiete´. Y leía mis informes como ´enviado desde Chile por El diecisiete´. Sentía miedo, porque era evidenciar que alguien relacionado a alto nivel estaba sacando información”, reconoció en el libro.

En 1983 el FPMR empezó a aparecer en protestas. El contacto de Reyes empezó a ser “un integrante del aparato militar, lo que Claudio leyó como una entrada de las armas a las estructuras políticas”, asegura el libro.

El secuestro de Cruzat

“Mira, este tema, si quieres, lo grabas -me dijo con cierto nerviosismo, mientras leía su papel de apuntes con la cronología que me estaba abriendo de su vida-. No sé, es complejo...”, cuenta Rebolledo en el libro sobre lo que le dijo Reyes.

“Él no sabía cómo abordarlo y yo no quería apagar la grabadora, así que le pedí que me lo contara y que luego viéramos. Se trataba, me dijo, del bullado secuestro al hijo de Manuel Cruzat, dueño del banco BHIF donde Claudio trabajaba, en abril de 1984, por un comando del FPMR”, continúa Rebolledo contando en el libro.

“Antes del secuestro -me contó-, el enlace del aparato militar me dijo ´necesitamos cierta información sobre los grupos económicos´. Yo pensé que se trataba de información económica. ´Necesitamos saber sobre los hijos de los dueños´, me aclaró. ´¿Por qué?´, le pregunté yo. ´No te preocupes, va a pasar algo importante´, me dijo”, relata el libro.

“No pudo, se adelantó a decirme Claudio, recolectar esa información. Estaba fuera de su ámbito de trabajo. Andar preguntando ese tipo de cuestiones era sospechoso. Tiempo después, fue el secuestro. Cuatro días y medio en una pieza hasta que su padre, Manuel Cruzat, pagó un millonario rescate”, señala el texto.

Del BHIF al BC

Luego de la crisis de 1982, el BHIF fue intervenido por el gobierno, pero Reyes siguió trabajando allí. “Ascendía en la estructura y continuaba mezclando los mundos. Dando créditos bancarios a compañeros, por ejemplo, a solicitud del partido. Obedeciendo sin preguntar”, cuenta el libro.

En 1985 el partido le pidió que José Joaquín Valenzuela Levi pudiera ingresar al banco a trabajar como su ayudante a modo de fachada, “uno de los principales comandantes llegados a Chile del FPMR. Una fachada que duró un par de meses, hasta que un día no lo vio más. En septiembre de 1986 sería el encargado operativo del atentado en contra de Augusto Pinochet. Al año siguiente, asesinado en la Operación Albania”, revela el texto.

Reyes pasó de ser gerente de Estudios del BHIF a ser gerente de Reestructuración Financiera en el Banco Central (BC). Allí estaba en 1986 cuando el presidente del BC y general de Ejército en servicio activo, Enrique Seguel, le ofreció a Reyes que fuera su asesor directo.

Seguel lo presentó ante la primera plana del Ministerio de Hacienda. Un compañero suyo de la universidad, Larroulet, era el jefe de gabinete del ministro de Hacienda, Hernán Büchi.

El libro dice que Reyes era contrario a la vía armada y que eso “fue generando un alejamiento concreto con su partido”, sobre todo desde 1986, lo que terminó por alejarlo definitivamente del PC. “En su último informe, sobre la crisis bursátil en EEUU en octubre de 1987, recordaba, señaló, como siempre, que la dictadura no caería por la vía económica. A partir de ese momento dejaron de pedirle información”, puntualiza el libro.

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