La banca suiza ya no es lo que era, pero aún representa cinco veces el PIB del país
Expertos consultados apuntan a que desde hace una década el sector perdió atractivo por legislaciones como FATCA o CRS, que apuntan a mayores estándares de transparencia global. Y entre los chilenos también ha caído el apetito por tener cuentas en dicho país.
Las cuentas se abren con un mínimo que va de US$1 millón a US$5 millones, dicen en el mercado respecto de las cuentas en bancos suizos. Históricamente ligada a la administración de la riqueza global, la banca del país helvético se consideraba la más segura del mundo, pero dicha posición se ha perdido con los años.
La presión del regulador suizo para que UBS adquiriera Credit Suisse para salvar a la entidad de la crisis de confianza que la tenía en el ojo del huracán, logró que los mercados respiraran tranquilos cuando se anunció la compra por poco más de US$3.200 millones, además de la línea de crédito por US$100 mil millones y la garantía de US$9 mil millones ante eventuales pérdidas.
La operación creará un banco con activos de más de US$1,5 millones de millones, pero más allá de la cifra, la situación de la banca de dicho país ha perdido posición en el mercado. “Entre los clientes no más del 10% tiene cuentas en Suiza, menos que antes”, dicen abogados de la plaza consultados sobre el interés por tener cuentas en dicho país.
¿La banca suiza perdió atractivo? Pablo Correa, vicedecano de postgrados de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, explica que “nunca hubo una marca suiza en términos de que tuviera bancos particularmente más estables, lo que tenía el país es una regulación en términos de administración de riqueza que era más críptica, eso era todo, pero no ibas a Suiza porque los bancos no quebraran, sino que por la banca privada”.
En esa línea, Fernando Gómez, socio de DVA Capital, sostiene que “históricamente el mercado suizo tenía dos características que lo hacían muy potente, una era su solidez institucional, y la otra de ellas era el secreto bancario. Ese segundo punto se ha ido diluyendo a través del tiempo y las regulaciones que han facilitado la transparencia le quitó el atractivo y por eso otros mercados, como EEUU, se hicieron más competitivos. Muchos bancos de EEUU han ganado espacio a la banca suiza producto de que ese atractivo dejó de ser real”.
En tanto, Francisco Simian, economista jefe de Altafid, señala que “, los problemas de Crédit Suisse no son necesariamente extrapolables al resto de la banca suiza. En primer lugar, tanto el gobierno suizo como el banco central de ese país han tomado medidas decisivas para reafirmar la confianza en su sistema bancario”, y agrega que “la evolución de los precios de las acciones de dos bancos importantes de Suiza para confirmar que el mercado todavía confía en ellos. La acción de UBS ha subido en los últimos cinco días, a pesar de que aún no recupera el nivel que tenía hace un mes. Por otro lado, la acción de Julius Baer también ha ganado valor en los últimos cinco días y está casi en el mismo nivel que hace un mes”.
Se acaba el secreto suizo
Uno de los coletazos de la crisis subprime ocurrida entre 2008 y 2009, son la serie de regulaciones destinadas a mejorar el patrimonio, gestión de liquidez y riesgos de los bancos, el fortalecimiento de la infraestructura financiera - como cámaras de compensación-, pero también a fomentar el intercambio de información entre distintos reguladores a nivel global.
FATCA surgió en ese contexto. La Ley de Cumplimiento Fiscal de Cuentas en el Extranjero, fue aprobada por Estados Unidos en 2010, y su objetivo es evitar el incumplimiento de las obligaciones fiscales de aquellos ciudadanos norteamericanos que mantengan cuentas bancarias fuera de Estados Unidos, por lo que obliga a toda entidad financiera global a reportar a dicho país información de sus ciudadanos. Ese fue un primer golpe para la banca suiza.
“Antiguamente Suiza ofrecía mucha confidencialidad a clientes. Hoy ya no”, cuenta Andrés Alessandri, socio de Mena Alessandri & Asociados. Al respecto, explica que desde la crisis se promulgaron una serie de legislaciones a nivel mundial luego de que “muchos bancos suizos fueron multados por ayudar a contribuyentes americanos a evadir impuestos”. Entre esas normativas está CRS.
En 2013 los líderes del G20 se comprometieron a adoptar un intercambio automático de información de constribuyentes, por lo que aprobaron el Estándar Común de Reporte ( Common Reporting Standars, o CRS, por sus siglas en inglés), que permite la entrega de información tributaria entre los países que firmen el protocolo. En 2014 lo suscribió la OCDE, y también Suiza.
En concreto, dice Alessandri, los bancos suizos ya no ofrecen el secreto de las cuentas de hace décadas, y “por razones prácticas, diferencia de hora, facilidades para operar, entre otros”, se volvió común trabajar con bancos de EEUU.
El golpe y los bonos
Según datos del Banco Mundial, el PIB de Suiza alcanzó los US$800,64 mil millones en 2021, y su PIB Per Cápita unos US$91.991,6. Suiza es uno de los países más ricos del mundo, expansión que ha sido impulsada por la banca. En un reporte de mediados de 2022, Fitch estimó que el sector representaba para 2021 un 510% del su PIB. Según FINMA, el regulador sectorial suizo, considera como bancos de relevancia sistémica con activos internacionales a UBS y Credit Suisse, mientras que los bancos sistémicos orientados al mercado interno son PostFinance, Raiffeisen y Banca Cantonale di Zurigo.
De todas las entidades del país, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) informa que en Chile cuentan con oficina de representación bancaria UBS, Credit Suisse y Julius Baer.
La intervención del regulador y el éxito en la compra por parte de UBS, dice Fernando Gómez, implica el prestigio de la banca suiza como un lugar donde se concentran inversiones “no se verá afectada porque Credit Suisse venía muy dañado de antes, no es un problema de la banca suiza. La celeridad y la forma en que los reguladores del país manejaron esto, tranquiliza a los depositantes en Suiza en su conjunto. Pero si crearon un problema, que no es de la industria financiera de dicho país, es lo que pasó con los bonos híbridos convertibles en capital, pues en este caso se alteró el orden, porque los llevaron a un valor de 0 y los accionistas se repartirán US$3 mil millones, quedaron por debajo de los accionistas. No sé si Suiza pierde algo, pero si hay algo que se pierde o se daña es este mercado de bonos”.
Por su parte, Correa dice que “la lección es que antes los reguladores pedían ratios, y ahora tendrán que meterse a ver cómo se gestionan los bancos, porque tendrán que tener la capacidad de discernir si están gestionando bien los bancos, y esa es la discusión que se viene”
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