Los acuerdos de IA que enriquecen a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley
Microsoft, Amazon y Google obtienen ingresos multimillonarios por prestar caros servicios en la nube a las startups que respaldan. La simbiosis entre las startups de IA y los gigantes tecnológicos está dejando de lado a los inversores de capital riesgo que suelen respaldar a las empresas jóvenes.
Amazon, Google y Microsoft han pasado el último año invirtiendo miles de millones de dólares en startups de inteligencia artificial (IA), mientras que también cobran a esas empresas incipientes una cantidad similar por usar sus plataformas en la nube.
Los acuerdos están convirtiendo a las grandes empresas tecnológicas en los mayores patrocinadores y beneficiarios directos de estas startups, lo que refleja cómo algunas de las mayores recompensas del boom de la IA siguen yendo a parar a manos de los actores más poderosos. El valor de las participaciones de los gigantes tecnológicos podría dispararse si las startups despegan. Y si no, habrán convertido grandes cantidades de dinero en ingresos.
Para las startups, los acuerdos les proporcionan el dinero que necesitan para entrenar modelos avanzados de IA, así como acceso a la escasa potencia informática esencial para desarrollar e implantar productos como ChatGPT.
La simbiosis entre las startups de IA y los gigantes tecnológicos está dejando de lado a los inversores de capital riesgo que suelen respaldar a las empresas jóvenes. Estos inversores rara vez invierten miles de millones y se muestran más reacios a pagar las elevadas valoraciones que acompañan a las grandes operaciones.
En septiembre, Amazon anunció un acuerdo para invertir hasta US$ 4.000 millones en Anthropic, rival de OpenAI, creadora de ChatGPT. El anuncio no incluía otro acuerdo del gigante de Seattle: Anthropic se comprometió a gastar US$ 4.000 millones en la plataforma en la nube de Amazon, Amazon Web Services, en los próximos cinco años, según personas relacionadas con el asunto.
Google, que invirtió en Anthropic a principios de este año, acordó recientemente invertir hasta US$ 2.000 millones más en la empresa, según informó la semana pasada The Wall Street Journal. Ese nuevo compromiso se produjo meses después de que la startup acordara invertir más de US$ 3.000 millones en Google Cloud.
Ambas empresas siguieron a Microsoft, que ha invertido US$ 13.000 millones en OpenAI. Mientras tanto, OpenAI está gastando miles de millones de dólares en la nube de Microsoft.
Este tipo de acuerdos ha convertido a los gigantes de la tecnología en los mayores patrocinadores de estas ambiciosas y costosas empresas de IA. Microsoft, Google y Amazon han invertido casi US$ 20.000 millones sólo en Anthropic y OpenAI, y más de la mitad de esa cantidad se ha invertido este año. Dado que el mayor costo de estas startups es la computación en la nube, la mayor parte de ese dinero volverá probablemente a estos inversores en forma de ingresos en la nube.
“Para los proveedores de la nube, es un golpe maestro”, afirmó Margaret Jennings, cofundadora de la startup de IA Kindo y antigua empleada de OpenAI. “Su dinero de inversión se devuelve, y ahora tienen acceso directo a cómo los equipos de investigación y producto de estas startups están construyendo su estrategia, en la que pueden ayudar a influir y dirigir”.
Desde el éxito viral de ChatGPT hace un año, un grupo de startups se ha lanzado a la carrera para conseguir el siguiente gran avance en IA generativa, la tecnología que permite al software conversar como los humanos. Construir una tecnología de este tipo requiere supercomputadores equipados con chips de alta gama y miles de millones de dólares para hacerlos funcionar. Algo que los gigantes tecnológicos tienen y que casi nadie más tiene.
Microsoft fue pionera en este tipo de asociación para empresas de IA generativa hace cuatro años, cuando invirtió US$ 1.000 millones en OpenAI. A cambio, OpenAI aceptó entrenar su software exclusivamente en los servidores de Azure y lanzar sus productos a través de la plataforma. Microsoft hizo lo propio a una escala mucho mayor en enero, cuando anunció sus planes de invertir US$ 10.000 millones.
A medida que los clientes se han ido inscribiendo para utilizar ChatGPT y crear herramientas sobre su tecnología subyacente, Microsoft ha cosechado los beneficios. En el trimestre más reciente, los ingresos de Azure crecieron un 29% en comparación con el trimestre del año anterior; los ejecutivos de Microsoft dijeron que 3 puntos porcentuales de ese crecimiento procedían únicamente del gasto en IA. Eso se traduce en unos US$ 400 millones de gasto en IA en Azure, según las estimaciones de los ingresos de las empresas. De acuerdo a los analistas, la mayor parte de ese gasto procede de OpenAI y de productos basados en su software.
Los inversores de capital riesgo que compiten con los gigantes de la nube han señalado la naturaleza circular de estos acuerdos.
“Utilizar tu balance para inflar potencialmente de forma artificial los ingresos es un área de preocupación para los auditores”, sostuvo Bill Gurley, un capitalista de riesgo de Benchmark que invirtió temprano en Uber Technologies. “Es algo que merece escrutinio”, advirtió.
Según Christopher Armstrong, profesor de contabilidad de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, este tipo de operaciones son admisibles siempre que estén motivadas por un propósito empresarial legítimo y no sólo para aumentar los ingresos.
Los gigantes de la nube han realizado inversiones estratégicas similares en el pasado, pero ninguna a la escala de estos recientes acuerdos.
Los ejecutivos de las empresas tecnológicas afirman que estas inversiones y los compromisos con la nube son obra de equipos diferentes. Señalan que su objetivo no es sólo financiar a un cliente que gasta mucho, sino obtener beneficios de sus inversiones.
“Las inversiones tienen que valer por sí mismas, y punto”, afirmó Kevin Ichhpurani, vicepresidente corporativo de Google Cloud, durante una entrevista en agosto. Dijo que las inversiones de Google y los contratos en la nube son acuerdos independientes.
Además de sus acuerdos con Anthropic, Google ha realizado una serie de inversiones similares y contratos en la nube con una serie de pequeñas empresas, de acuerdo a lo manifestado por los inversores implicados en los acuerdos.
El acuerdo de OpenAI con Microsoft se distingue del resto por ser el único que incluye exclusividad: todo su gasto en la nube se realiza en Azure. Otras empresas, como Anthropic, utilizan varios proveedores de servicios en la nube, como AWS y Google.
Google no ha registrado el mismo tipo de aumento de ingresos en la nube impulsado por la IA que Microsoft. Las acciones de la matriz de Google, Alphabet, cayeron más de un 10% en las operaciones de la semana pasada después de que la empresa informara de un crecimiento más lento de lo esperado en el negocio de la nube. Los ejecutivos de Google Cloud han pregonado la estrecha relación de la unidad con valiosas startups de IA, apostando a que se convertirán en clientes aún mayores con el tiempo.
Nadie sabe si las grandes empresas de IA actuales, que hoy pierden dinero, se convertirán en negocios duraderos. Pero, al menos por ahora, sus valoraciones siguen disparándose. OpenAI inició recientemente un proceso de venta de acciones de los empleados a un precio que valoraría la empresa en más de US$ 80.000 millones, más del doble de donde estaba a principios de este año.
Comprar a estas altísimas valoraciones es un problema para una empresa de capital riesgo que intenta obtener grandes beneficios. Es un problema menor para una empresa tecnológica que trata sobre todo de apoyar un ecosistema de nuevas empresas, indicó John Somorjai, que dirige las inversiones de Salesforce.
Salesforce no es un proveedor de cloud computing, pero ha sido uno de los inversores corporativos más activos en este ámbito. El vendedor de software de gestión de relaciones con los clientes logró recientemente un acuerdo para liderar una inversión en Hugging Face, un sitio que aloja software de IA, que valoró la empresa en US$ 4.500 millones.
Somorjai explicó que Salesforce superó las ofertas de varias empresas de capital riesgo. Contó que Hugging Face buscaba un patrocinador que también pudiera darle acceso a nuevos clientes. Y a Salesforce le entusiasmó la oportunidad de conectar a sus clientes con el catálogo de software de IA de Hugging Face.
“Es maravilloso cuando se obtiene un gran rendimiento, pero no es la razón por la que haríamos una inversión”, aseguró Somorjai.
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