Raphael Bergoeing llama a solucionar los problemas en la “permisología” para sacar a Chile del estancamiento en productividad
"Esto tiene que ver con soluciones que no son tan complejas, pero que en la práctica no ocurren", dijo el presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), Raphael Bergoeing, respecto de las soluciones para que Chile avance en su productividad tras años de estar estancada.
Crecimiento sostenido, más ingresos por personas, menos horas trabajadas y menor necesidad de recursos para el desarrollo es la promesa que se plantea a la hora de definir un país que es productivo y mejora este aspecto en el tiempo. Sin embargo, Chile está lejos de este escenario, ya que este ítem ha estado estancado durante el último tiempo, pero, según el presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), Raphael Bergoeing, sí existe una hoja de ruta para mejorar la situación del país en este tema.
“Son un montón de pequeños cambios que, a veces, son individualmente insignificante, pero que en conjunto explican que no seamos países como Australia, Canadá, Alemania o Noruega, etc (...) Esto tiene que ver con soluciones que no son tan complejas, pero que en la práctica no ocurren.”, dijo Bergoeing en medio del foro anual de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas A.G. (Asimet).
Ante este contexto, y en base al trabajo de CNEP, el economista se enfocó en apuntar los problemas, que ven desde la comisión, en la gestión de permisos o trámites para que los proyectos de inversión puedan ver la luz o los inversionistas decidan impulsar una iniciativa en el país.
“Hay que avanzar en términos de eficiencia, de certeza jurídica y de estabilidad en los procesos regulatorios. No para desregular, sino para regular adecuadamente. Los países avanzados regulan lo que deben de forma adecuada y permitiendo resolver esa necesidad de invertir rápido y resguardar los bienes públicos”, comentó Bergoeing en base al tema de tramitación de permisos que se ha englobado bajo el concepto de “permisología”.
En tanto, el economista reiteró que, el trabajo en esta área de permisos, no requiere un trabajo técnico y que, una parte de la recomendaciones realizadas por el CNEP, no significa un trabajo legislativo: “No es sobre sesudos intelectuales pensando en una torre de marfil, desde la academia, grandes modelos teóricos y conceptuales complejos para resolver el problema. Esto muchas veces es sobre gestión, es sobre cómo hacer las cosas mejor en el proceso”.
A modo de ejemplo, Bergoeing trajo el escenario de otros países en que, en función del posible impacto del proyecto, las inversiones pueden avanzar bajo el compromiso de respetar la regulación y en caso de incumpliendo las sanciones son altas. Otras de las medidas fue mejorar los procesos de revisión de permisos para que no recaigan en instituciones con poco personal, como el Consejo de Monumentos Nacionales, y que exista una unidad de criterio para no enfrentar cambios de decisiones entre distintos organismos que participan en el proceso o que cambian por el criterio de la zona en que se tramitan.
Bergoeing ilustró a modo de ejemplo que los proyectos de desaladoras debieran tener una respuesta en la tramitación de sus permisos en dos años y medio, pero que al final se demoran 11 años y siete meses.
“Si el Estado no es capaz de cumplir adecuadamente con su rol regulatorio es más difícil confiar, y si uno confía poco en el Estado este pierde la capacidad de implementar adecuadamente políticas públicas. Eso afecta al desarrollo en general, más allá del mundo de los permisos”, agregó.
Ante este contexto, el presidente de la CNEP recalcó que el trabajo en la tramitación de permisos “es sobre avanzar culturalmente hacia un mundo en el cual se regula mejor, no regulando menos, tampoco necesariamente regulando más, sino que regulando en proporción a los riesgos que una determinada actividad económica genera en el país como un todo”, agregó.
Bergoeing también destacó que este problema de la tramitación de permisos no solamente afecta a los grandes proyectos, sino que también a los de menores tamaños al enfrentar retrasos en respuestas ante instituciones como las municipalidades.
Por otro lado, y en el marco de la discusión constitucional, Bergoeing destacó que avanzar en la concesiones es otra ayuda para mejorar la productividad en el país.
Sin embargo, Bergoeing recalcó que este trabajo para mejorar la productividad se debe dar en un contexto en que no depende del gobierno de turno y que muchas veces los cambios no se van a ver reflejados en el paso de la administración que trabajo en el tema. De esta forma, el economista llamó a “mejorar la política” para avanzar y llegar a acuerdos en materias que afectan la economía, como el debate constitucional.
“Esto no es un problema de un año, ni siquiera de un gobierno (...) este es un problema que se viene desarrollando hace ya 15 y 20 años (...) no es tampoco un problema de un sector, es un problema transversal de la economía chilena que se viene generando hace bastante rato”, añadió.
Además, el economista recalcó la necesidad de mejorar la productividad también para aumentar la recaudación del Estado. Esto, gracias al desarrollo de más proyectos de inversión y un uso eficiente de este, y agregó que esta mejora dará buenas señales sobre la gobernanza en Chile.
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